Roberto Chaij: Compromiso con los orígenes en lo social y político
El equipo de DSL entrevistó al Dr. Roberto Chaij, quien compartió con nosotros su historia de vida, enriquecida por la militancia y participación en la colectividad tanto en lo social como en el terreno del pensamiento y la formación política.
ENTREVISTA
Cuéntenos un poco la historia de su familia…
Mi padre nació en Siria, en Tannourin y llegó al país de chico junto con su hermano y mis abuelos Simon Chaij y Karroush Nader cuya familia era del pueblo de Bdada, en el año 1909-10; eran de la zona de Wadil Nasara. Al llegar se afincaron en la zona de Parque Patricios, en la calle Caseros, tenían su casa grande con unas pajareras recuerdo, y ahí mi padre fundó un pequeño club de barrio con un grupo de amigos, en Alberti y Caseros, el Club Atlético Parque de los Patricios que permanece hasta ahora. Luego se mudaron al barrio de Once, donde años más tarde mis padres abrirían un negocio en la calle Lavalle.
Mis abuelos tuvieron dos hijos: mi padre, Miguel Chaij y mi tío Julio Chaij. Pasados los años, mi papá se casó con quien se convirtió en mi madre, Alejandra Tamer Chede. Por su parte, mis abuelos maternos, Miguel Tamer Chede y Adela Diaz (clásico apellido cambiado al llegar, originalmente eran Elías), vinieron del pueblo de Bahour en Homs y se instalaron aquí en el barrio de Colegiales. Allí mi abuelo fundó una fábrica de tejido de punto muy grande que todavía existe y que fue pisada, en su inauguración por el presidente Hipólito Yrigoyen. Mis abuelos maternos se casaron y tuvieron varios hijos, entre ellos mi mamá, Alejandra. Luego mi madre y mi padre se conocieron y se casaron en el año 1937, dos años después nací yo y luego mi hermana menor, Ana María Chaij. Yo a su vez me recibí de contador y me casé con una descendiente de italianos y alemanes, mi señora Leonor con quien tuvimos dos hijos: Estaban Miguel Chaij que siguió mis pasos de contador y Mariana Leonor Chaij que se dedicó a la abogacía también con un brillante desempeño profesional, en lo penal y en lo penal económico.
¿Cuál fue la relación suya y de su familia con la Colectividad?
Mi padre y mi tío militaron mucho en la colectividad, mi tío Julio fue uno de los fundadores de la Asociación Cultural Siria, en los primeros tiempos cuando estuvo en el país el líder Antun Saade, estuvo desde los inicios y fue una persona muy ilustrada sobre nuestros temas, compartiendo con compañeros de la talla de Faisal Nofouri, Yauad Nader o Brahim Husein. Y mi padre lo acompañaba pero se dedicaba más al trabajo del negocio.
Luego, ya para los 60s entró la nueva generación y allí comencé a participar yo en la Cultural, estuve en la Comisión y con otra tanda de jóvenes, entre ellos Antonio Daud, Jose Zgaibe, Faiez Chehab, entre otras, nos dedicábamos mucho a organizar actividades sociales, desde conciertos, bailes, hasta obras de teatro, en el Club Melo, allí muy cerca de la sede Recoleta del actual Club Sirio Libanes que en esa época era el Homs Club. Campeonatos interclubes de futbol con equipos de varias instituciones, por ejemplo, en la Cancha de Excursionistas. Una vez, recuerdo, que armamos una obra con música y que reflejaba temas históricos, que se estrenó en un teatro de la ciudad y los actores eran todos paisanos. También formamos una orquesta, La Orquesta de la Cultural Siria con la que viajábamos a todos lados del país; era una orquesta muy pedida para fiestas, casamientos, por el ritmo, te daban ganas de bailar en todos lados.
Había en la institución mucha actividad social, era muy gracioso el tema del código de vestimenta, por ejemplo en los bailes, que estaban siempre colmados. Venían paisanos de todos lados, La Plata, Junín, Pergamino, y con el tema de la corbata era muy gracioso porque teníamos un cajón con 30-40 corbatas de distintos motivos, para aquellos que no habían venido preparados (risas).
Era muy grande la concurrencia en las actividades sociales de la Colectividad en general, en aquellas épocas estaban realmente colmadas las instituciones, nosotros por ejemplo salíamos en una noche e íbamos a tres bailes distintos, a Flores, (Asociación Árabe Argentina Islámica), en la calle Bogotá, a Kalaat Yandal, en la calle Malabia y a veces había algún otro baile coincidente en Parque Patricios en el club de la calle Cachi. Finalmente terminábamos muchas veces en el Club Unión Árabe que estaba en la calle Canning (actual Scalabrini Ortiz), frente a la Iglesia San Jorge.
En la Cultural había mucha actividad social, bailes, reuniones como les comentaba y por supuesto nos dedicamos a la política y el pensamiento. Sobre todo mucha militancia en lo referido a la temática palestina en los medios, buscando la difusión a través de la herramienta de la época que era la solicitada en los diarios, la cual muchas veces aun pagando se nos negaba, por los compromisos de los medios grandes del país, bajo la excusa de cuidar los avisos y el sostén comercial.
De manera que siempre estuve conectado con la institución en todas sus épocas, tanto en la sede de Melo como en Carlos Calvo y luego en la Avenida Rivadavia.
Actualmente mi participación ha disminuido merced a las ocupaciones familiares pero siempre estoy informado de lo esencial.
¿Cómo ve hoy en día a la colectividad?
Desde el punto de vista social, es una colectividad que dejó de tener masas de inmigrantes y por lo tanto las nuevas generaciones se fueron argentinizando. Por ejemplo, mi hijo si le interesa algo lee, se instruye, pero no participa. Mi hija tuvo una participación hace unos años en la Juventud de Fearab, pero es un tema generacional que no ayuda por cuestiones naturales. Hoy no veo la actividad que teníamos años atrás, pero hay que entender que no vinieron nuevas oleadas; los que vinieron allá por el 1900 hicieron más que los descendientes, hicieron los clubes, las mutuales, los hospitales, diarios, colegios y todo sin estudio pero con mucha cultura. Nuestros mayores, tenían un sentido de comunidad, de trascendencia que hoy ya los descendientes no tienen, pero es en definitiva lo que genera todo proceso de inmigración.
¿Tuvo la oportunidad de viajar a Siria?
Si, viajé dos veces. La primera vez viajé en 1973 con mi señora de luna de miel, nos casamos y al otro día nos fuimos de viaje con mucho esfuerzo. En ese viaje recorrimos primero Europa, y luego Egipto, Líbano y luego Siria. Fue un viaje espectacular, descubrí un lugar con mucho afecto, mucha sangre y hospitalidad. Me quedé con muchas anécdotas muy interesantes. Allí estaba todavía Tufic Lalli en ese momento, estuve con Rashid Saba, en fin, momentos muy muy especiales. Cuando uno visita un lugar que le llega a lo afectivo, se descubre un sentido que no se encuentra en otro lugar.
La segunda vez fui con mi primo Ricardo Chaij, hace unos 12 años y ahí recorrí casi toda Siria, visité el pueblo de mi padre, me reencontré con algunos familiares y también la experiencia fue espectacular desde lo cultural e histórico. Recuerdo una anécdota, fuimos a una localidad que se llama Mashta Al Hilu, pasando Safita, cerca de Kafroun, entre Tartus y Homs, donde paramos en un hotel muy lindo y quedamos muy impresionados por los hábitos de seguridad con que se manejaban, donde se confiaba en la palabra y la honestidad sin papeles de por medio, realmente increíble. Y eso me paso también en otros lugares, mínimamente 3 veces más.
Pasando un poco al tema político, ¿cómo ve la crisis actual que vive Medio Oriente?
Lo que sucede ahora es muy difícil de comentar, porque las palabras no alcanzan para explicar un contexto tan complejo, un contexto que tiene distintas aristas según desde donde lo mires. Hay dos cosas, en primer lugar existe un problema interno nuestro con respecto a lo inter-religioso y también sectario que es preexistente, parte de la primera generación ya venía con esa carga. Y ese problema interno a su vez, esta fomentado, exacerbado, por intereses económicos, políticos y demás, porque donde hay una debilidad el otro la aprovecha, y puntualmente además con el agregado en la región de nuestros ancestros de esa cuña imperialista que es Israel.
Sobre este tema primer punto, también no hay que dejar de recordar que Europa en su historia ya ha vivido muchísimos episodios de este tipo y hasta no hace mucho, esto no quiere decir que estemos justificando el problema de nuestra gente, pero si implica que estamos viviendo un desfasaje histórico.
Y en segundo lugar, por la situación histórica del Medio Oriente en cuanto a su ubicación estratégica desde lo geopolítico, está el otro aspecto que es el plan de dominio de las potencias de nuestra época, Francia, Inglaterra, EEUU y aliados regionales. Además están los esenciales recursos como el petróleo. Todo esto exacerbado por un marco internacional actual de una nueva guerra que se inició, contra Rusia para terminar de cercarla, eso ya viene desde el momento de Afganistán, cuando les crearon Al Qaeda para socavar su presencia en épocas finales de la URSS, pero una continuación de eso nos lleva a todo el reciente proceso en Ucrania.
De lo que acabo de mencionar entonces surge este nuevo monstruo inmanejable del extremismo, creado por los propios norteamericanos, aprovechando el contexto de necesidad de justicia en todos los países con mayoría islámica, donde esto se genera también como una respuesta a muchos años de opresión y colonialismo occidental. Entonces de allí se alimentan y surgen todos estos nuevos grupúsculos minoritarios de extremistas sectarios que han traído toda esta locura que se vive hoy en Siria e Irak con peligro para toda la región.
Desgraciadamente todo esto deja un cuadro en el cual posiblemente durante los próximos 50 o 100 años no tenemos remedio, han arruinado generaciones, es un desastre, ¿cómo vuelve un pueblo fraccionado por los distintos grupos a juntarse? La solución por ahora no la veo, ¿quién va a decir basta? Las conversaciones pueden llegar a llevar mucho tiempo y destruir lleva mucho menos tiempo que construir. Sin hablar de lo que ya se ha hecho de daño, eso requiere muchísimo tiempo y generaciones para reconstituirse al punto de la convivencia pacífica que existía previa a todo este proceso último. Sin duda hay mucho por hacer pero el panorama es realmente triste y difícil.
Para terminar… ¿Qué mensaje le dejaría a la colectividad Sirio Libanesa?
Nosotros el ejemplo que dimos siempre desde acá fue la buena convivencia que hemos tenido y que yo la he vivido en carne propia y puedo dar fe de ella, debemos sostenerla y reforzarla. Y eso mismo es lo que yo desearía como ejemplo para la tierra de nuestros ancestros.
Noticias relacionadas
-
Mimi Obeid de Esper, ejemplo para su colectividad y sociedad
-
Lamia El Ali, heroína del bosque libanés
-
La increíble historia de la libanesa deportista e instructora de 88 años
-
Devoción por Argentina en tiempos de pandemia
-
General Madariaga y su inmigración libanesa