Líbano resiste bajo fuego y busca apoyo internacional
Líbano exige fin de los ataques terroristas del régimen de Israel, mientras Estados Unidos prioriza el plan de su aliado regional pidiendo el desarme de Hezbollah, en una estrategia que da luz verde a Tel Aviv y deja a la población civil en una situación crítica.
Líbano atraviesa una de las peores crisis de su historia reciente, con su frontera sur bajo constante bombardeo desde que la ocupación israelí inició una ofensiva que ha cobrado la vida de al menos 2.400 libaneses y ha dejado a miles más en situación de emergencia.
En este escenario, el primer ministro libanés, Najib Mikati, se ha desplazado a Londres en busca de respaldo diplomático, encontrándose con un aliado de Tel Aviv: Estados Unidos. En una reunión con el secretario de Estado, Antony Blinken, el líder libanés planteó la necesidad de frenar el conflicto que asola a su país, pero sus demandas se toparon con la indiferencia de Washington, que prioriza el desarme de Hezbollah sobre el cese inmediato de las hostilidades.
Desde la perspectiva de la administración estadounidense, la “urgencia real” de una solución pasa por la implementación de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que exige la retirada de fuerzas armadas no estatales en Líbano, en clara alusión al Movimiento Hezbollah. Sin embargo, esta exigencia deja de lado una parte fundamental del mandato de la resolución: la retirada completa de las tropas israelíes del territorio libanés.
La interpretación sesgada de esta resolución y la falta de presión internacional para detener los ataques israelíes evidencian el doble rasero de Washington, cuyo respaldo militar y diplomático hacia la ocupación mantiene la región en una constante inestabilidad.
Mientras Blinken asegura que Estados Unidos está “intensamente comprometido” con una resolución diplomática, el impacto sobre el Líbano es palpable: en ciudades como Beirut, los civiles buscan refugio, y el sistema de salud se encuentra al borde del colapso ante el flujo de heridos y desplazados. Mikati ha pedido una protección efectiva para su pueblo, pero ignorando este y todos los llamados internacionales a detener los ataques israelíes, los esfuerzos estadounidenses se dirigen únicamente a debilitar al Movimiento Hezbollah para evitar toda resistencia a las agresiones expansionistas del régimen israelí.
La postura de Blinken ha suscitado fuertes críticas no solo en Líbano, sino también entre otros países de la región, como Jordania. El ministro de Relaciones Exteriores jordano, Ayman Safadi, ha subrayado que “nada justifica la continuación” de la ofensiva de Tel Aviv y ha instado a Estados Unidos a asumir una posición equilibrada que contemple la seguridad de la población libanesa. Sin embargo, queda en evidencia que la complicidad de Washington con los objetivos israelíes pesa más que la estabilidad y el respeto a la soberanía libanesa.
Líbano, por su parte, sigue firme en su postura de que solo el Ejército libanés debe ostentar las armas dentro de su territorio, en un intento por reducir la influencia de actores externos y fortalecer al Estado. Sin embargo, sin el respaldo necesario para detener la agresión, la situación humanitaria se agrava. Cada día que pasa, Líbano enfrenta no solo las consecuencias de una ofensiva militar del ocupante israelí, sino también el abandono de una comunidad internacional que olvida el derecho de su pueblo a vivir en paz.
Noticias relacionadas
-
Régimen israelí intensifica ataques en Beirut y obliga a evacuaciones masivas
-
Líbano: Cumbre islamo-cristiana convoca a la unidad frente a la agresión sionista
-
Líbano: más de un millón de desplazados
-
Tropas de la ONU en el sur del Líbano bajo fuego israelí