Líbano: más de un millón de desplazados

En medio de una agresión bélica terrorista contra civiles sin precedentes, uno de cada cuatro libaneses ha sido forzado a abandonar su hogar debido a los ataques del régimen israelí en el sur del país. La ofensiva, que ha convertido amplias zonas en campos de batalla, ha provocado el desplazamiento de más de 1,2 millones de personas, quienes ahora buscan refugio en ciudades como Beirut, Trípoli y Sidón.

Las Naciones Unidas, a pesar de las reiteradas denuncias por violaciones del derecho internacional, no han logrado ofrecer soluciones tangibles para frenar la criminal agresión que permanece impune. "La situación es insostenible", advirtió la Agencia de la ONU para los Refugiados, que ha descrito las llamadas "órdenes de evacuación" emitidas por el régimen sionista de Israel como una violación flagrante de los derechos humanos.

El sur de Líbano es testigo de cómo sus principales ciudades han quedado prácticamente desiertas. Los ataques, que también se han extendido a otras partes del país, han dejado una estela de destrucción, con miles de hogares reducidos a escombros y una infraestructura colapsada.

Pretendiendo validar sus matanzas indiscriminadas a población civil indefensa, como acostumbra en Gaza, el régimen de Tel Aviv declaró el 14 de octubre que toda la región libanesa al sur del río Awali es una "zona de fuego libre". Esto ha provocado que ciudades como Tiro y Nabatieh estén completamente desiertas, con miles de personas hacinadas en Beirut, Trípoli y Sidón. Los bombardeos no se limitan a estas zonas: los ataques han alcanzado incluso a Beirut y sus alrededores. La ONU denunció que, entre las víctimas de un ataque en el norte, la mayoría eran mujeres y niños desplazados.

Mientras tanto, el gobierno libanés, encabezado por el primer ministro interino Najib Mikati, ha solicitado un alto el fuego al Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, la historia reciente muestra que la ONU ha sido ineficaz en frenar la violencia del régimen israelí. A pesar de las resoluciones y tratados, no ha habido sanciones efectivas que limiten los ataques ni protejan a los civiles.

El conflicto ha dejado más de 2.309 muertos y destruido infraestructuras vitales, agravando una crisis económica que desde 2019 ya afectaba gravemente al Líbano. El desplazamiento masivo, sumado a la destrucción de pueblos agrícolas y recursos esenciales como el agua, amenaza con hacer inviable el retorno de los desplazados a sus hogares, incluso después del fin de los ataques.