Luis y Pier Azar encontraron en Santiago la paz que la guerra les quitó
En forma paulatina, van completando la familia. Para la próxima semana esperan el arribo de Suhel, el padre. La brutalidad del conflicto armado hiere, mata y riega de sangre a Siria.
La guerra en Siria causa estragos. La muerte, el miedo, la desolación, la incertidumbre, el dolor, el horror y las acciones sin límites del Isis, generan un pandemónium que disgrega, divide y paraliza a millones de familias que hoy buscan refugiarse en lugares del mundo donde haya paz y seguridad. La Argentina es uno de esos países y Santiago del Estero es la provincia que comenzó a recibirlos en su seno, como lo hizo a principios y mediados del siglo pasado cuando se produjeron las grandes oleadas inmigratorias desde Siria y Líbano.
Luis y Pier Azar son hermanos, dos jóvenes oriundos de Kfarbo que lograron salir del infierno tan temido y cobijarse en la calidez y la bonhomía del pueblo santiagueño. El primero en llegar fue Luis, hace ocho meses. Pier llegó hace un mes acompañado por su madre, Linda de Azar. Y en Kfarbo quedó Suhel, el padre de Luis y Pier, quien llegará a Santiago en los próximos días para unirse a su familia para rehacer sus vidas en una tierra de “paz y amor”, como le dijeron, a EL LIBERAL, los jóvenes.
Todos los días asisten a la casa y al lugar de trabajo de Imad Alsaad quien se convirtió en su ángel protector y educador por antonomasia. Es Imad quien les enseña el idioma español, así como lo hizo él cuando llegó a Santiago, también proveniente de Kfarbo, un 20 de agosto de 1998.
Empezar de cero. Todo es nuevo para Luis, de 20 años, y Pier, de 16. La inserción en la sociedad se va dando paulatinamente. Y Luis y Pier agradecen el apoyo que reciben tanto de Imad como de los “paisanos” que están en Santiago desde hace años y de aquellos que van llegando escapándose de la guerra.
Luis y Pier se formarán en escuelas de Santiago y seguirán adelante en el duro proceso de reinserción en la sociedad. Pese al dolor que provoca el desarraigo, ellos sostienen que en Santiago están contenidos, que estar aquí es como estar en su propia casa, es vivir y sentir, es seguir soñando y saber que nada está perdido cuando el “corazón grande de los santiagueños”, como dijeron, les da calor de hogar y amor de padres y hermanos. Poco a poco, la familia comenzó a dejar la tierra amada de Kfarbo para enraizarse en Santiago, esa tierra que históricamente ha recibido a miles de árabes. Y eso es lo que Luis y Pier agradecen.
Nota: Esta nota fue publicada por el Diario El Liberal de Stgo. del Estero el 6 de septiembre de 2015.
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