Los Yarroch de Pergamino: el legado de don Brahim
En cordial entrevista con Haydee Yarroch recordamos a su padre, hablamos de la familia y su herencia de amor a las raíces. Una muestra de la madera de que están hechos estos ejemplares hijos de la colectividad pergaminense.
ENTREVISTA
Para empezar, cuéntenos un poco acerca de la historia de la familia
Mis antepasados son sirios, de la zona de Homs, de un pueblo al oeste que se llama Al Khansaa ( قرية الخنساء ). En 1905 llegó al país mi tío José, hermano mayor de mi padre y en 1914, debido a la guerra, llegó mi padre Abraham Yarroch (don Brahim), a sus 17 años. Se instaló en Pergamino donde vivió hasta los 100 años gracias a Dios. Allí él tenía a su primo, don Miguel Odón, que ya había llegado al país y lo ayudó a instalarse.
Fueron haciendo su vida juntos trabajando en el campo, se dedicaron a la cosecha de maíz. En 1927 finalmente mi padre se instala totalmente en Pergamino y en 1928 compra un edificio que lo transformamos en un comercio que todavía tenemos con mis hermanos. Somos 6 en total, mis tres mayores: José, Teresa y Víctor, y mis dos menores, Silvio y Roberto.
En 1929 se casa con mi madre, Nadua Bitar, quien vino a los 10 años de Siria de Al Duer cerca de Homs, por donde pasa el río Al 'Asi. Mi padre fue autodidacta de castellano y en 1931 fundó la Biblioteca de La Cultura Árabe en Pergamino donde enseñaba español a los hijos de sirios y a los argentinos el idioma árabe. También fue fundador de la Sociedad Siria de Socorros Mutuos.
Él siempre nos inculcó el amor por su patria, la Gran Siria milenaria, fue un fiel seguidor de la línea de pensamiento del nacionalismo sirio fundado por Antún Saade.
En 1942 durante la estadía de Saade en la Argentina, vino a Pergamino y estuvo de visita en nuestra casa y todos los medios locales aprovecharon la ocasión para hacerle notas, porque mi padre siempre estuvo vinculado a la profesión periodística. Luego vino también hace 6 años de visita su hija y fuimos con mi hermana al Club Sirio donde le hicieron una importante recepción y le llevamos material que mi padre guardaba como un tesoro.
También estuvimos allí con Monseñor Siluan, porque yo soy la representante legal del Jardín San Jorge, siempre estuve muy vinculada a la Iglesia San Jorge y al Club Sirio Libanés.
Toda mi vida estuve en contacto con mis raíces, hice un curso de cuatro años de idioma con el padre Saba que venia de Rosario, también viaje a Siria al igual que mi hermana. Mi padre pudo volver en 1962 después de 47 años, allí estuvo en la biblioteca nacional de siria donde todos se asombraron de lo bien que hablaba el árabe. De hecho aquí siempre actuó como traductor de la colectividad. En casa teníamos una tradición: todos los domingos venían los paisanos que recibían cartas, se las traían a mí padre para que las leyera tradujera y confeccionara la contestación. También les daba el Diario Sirio Libanés y otras publicaciones como Al Watan.
Me acuerdo de otra anécdota: en 1934 repatriaban los restos de Jalil Gibrán al Líbano, hecho que genero muchos actos en todo el mundo, entonces aquí mi padre con un grupo de connacionales hicieron una colecta importante y con un pintor pergaminense hicieron u oleo con el rostro del escritor, que estuvo en la Biblioteca de La Cultura Árabe. Años después, cuando se disolvió la biblioteca le dieron el óleo a mi padre en carácter de custodio, así que ahora lo tenemos nosotros en la familia, continuando su custodia atentos a toda oportunidad de exponerlo en el marco de un evento cultural. Eso sucedió por ejemplo durante una exposición rural aquí en Pergamino, que contaba con una carpa cultural, ahí estuvo expuesto como patrimonio cultural. Es realmente un baluarte cultural de nuestra colectividad en la ciudad.
¿Qué nombres recuerda como compañeros de su padre en la colectividad?
Bueno, además de la paisanada local pergaminense, él tenía mucho contacto con don Juan Yaser, palestino, que vivía en Córdoba, quien estuvo en casa en varias oportunidades, también de Bs. As. don Yauad Nader, insigne figura patriótica, que estuvo acá presentando el Martín Fierro en idioma árabe, y otros grandes compañeros también muy nacionalistas como don José Daher, y toda una generación de destacados hombres, muy comprometidos con sus ideas.
Con respecto al Diario Sirio Libanés de Don Moises Azize, ¿cuál era su relación con él?
Acá en Pergamino un paisano de apellido Budala, era el corresponsal, lo recibía en su casa y se lo repartía a varias familias. Todos los días martes a la mañana ya estaba el diario en la mesa y lo leíamos mientras desayunábamos con mi padre. Mi padre era un gran lector y también se interesaba mucho por la historia argentina porque quería conocer la historia del país de sus hijos. Una vez hizo una pequeña poesía por el Día de la Independencia de Siria que dice así: “Por nacimiento soy sirio, por gratitud argentino, mi sol ardiente de Siria beso mi frente de niño”.
Las nuevas generaciones de la familia, ¿siguen conectadas con las raíces?
Sí, tengo 5 sobrinos y 8 sobrinos nietos, uno de ellos es Gustavo Yarroch , periodista deportivo, trabaja en el diario Clarín y en AM La Red, todos ellos siempre cuando venían a visitar a mi padre lo saludaban en árabe con el clásico Tahia Suria!, siempre manteniendo la cultura que es lo que nos ha dejado como herencia. Creo que todos los hijos de los inmigrantes sirios, libaneses, palestinos, tenemos la obligación moral de conocer, defender, divulgar y proclamar nuestro patrimonio cultural. No hay que olvidar que venimos de una tierra con más de 4000 años de antigüedad que le dio al mundo el alfabeto, y una serie de fundamentales elementos y riquezas culturales.
Sin ir más lejos, mi hermana mayor, Teresa Yarroch que tiene la veta literaria, le escribió una poesía al pueblo palestino. En este caso también se ve la típica inclinación de nuestra gente hacia las letras, que es algo casi genético.
Sin duda, y entonces, puntualmente con el idioma árabe… ¿cómo andan?
Siempre ha permanecido en la familia. Con mis hermanos hemos hecho cursos, por ejemplo mi hermano Víctor que estudio en la Escuela Árabe de Rosario, siempre con la intención de no perderlo y cuando nos encontramos siempre procuramos practicarlo, incluso también con el padre Víctor de la Parroquia San Jorge y con nuestros vecinos paisanos.
Yendo a la actualidad de Oriente, ¿cuál es su opinión sobre la crisis en Siria?
Uno siente un gran dolor por las pérdidas a nivel humano, porque todo lo material con el tiempo se reconstruye, pero no pasa lo mismo con la parte humana. Aun así, tengo muy claro que el pueblo sirio es muy valiente, resiste con mucha fortaleza y la fe que lo mantiene, un ejemplo de ello es que van los chicos a la escuela entre las balas, algo que por supuesto da dolor, ya que esa niñez no tendría que estar creciendo así, sufriendo una crisis desatada por los intereses extranjeros.
Mi papá me contaba que en la Batalla de Maisalun en 1920, contra el imperialismo francés, el líder nacionalista Yusef El ‘Azmah sostuvo la bandera de Siria hasta el último aliento y esa, para mí, es la herencia que permanece, la de los luchadores; porque los pueblos que olvidan su historia, y su origen, no pueden ver su futuro ni luchar por sus metas.
Para finalizar, ¿qué mensaje quisiera dejar para la colectividad?
La verdad es que me siento muy orgullosa de que el Diario Sirio Libanés en su nuevo formato, me haya hecho esta nota porque desde niña lo he tenido en las manos, y siento una gran emoción de poder transmitir a través de este medio un saludo a la colectividad de todo el país, que son todos viejos amigos de mi padre, en Rosario, Córdoba, Tucumán, Buenos Aires, y este encuentro ha sido una gran satisfacción. Que Dios los bendiga, Allah ma’akom u Allah iqauíkom.
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