Julio Sama, “el árabe” de la Villa que quedó en el recuerdo
A los 17 años llegó a la Villa 25 de Mayo, en San Rafael, Mendoza. DSL comparte esta nota homenaje del Diario San Rafael a un inmigrante sirio que dejó huella en la comunidad sanrafaelina.
Julio Sama vive en el cálido recuerdo de quienes conocieron su vida y obra, presente cada día en la memoria de sus hijos y familia. Desde el Diario San Rafael lo recordamos a través de esta nota como un hombre que merece que su figura prevalezca para que las nuevas generaciones puedan conocerlo y aprender de los sentimientos bondadosos y solidarios con los que marcó a fuego su paso por esta vida.
Don Julio Sama, “el árabe”, como se lo conoció en la Villa, nació en Nébek, Siria. A los 17 años llegó a la Villa 25 de Mayo enviado por su padre, quien temía que le tocara alistarse para la guerra.
Fue recibido por su tío, don Abdón Tala, un sirio dedicado a los negocios, quien lo destinó a trabajar en un boliche de su propiedad. Con el pago por su trabajo, pronto invirtió en una carretela y varios mulares.
Fue ahí que salió a cambalachar por la campiña y puestos cercanos buscando su independencia económica. A medida que se iba haciendo conocido, don Julio vendía mercadería y trocaba cueros, chivos, cerdos, entre otros.
De muy joven fue generando su propio capital, que tiempo después le permitió adquirir tierras y abrir su propio almacén de ramos generales. En el pueblo de la Villa, Don Julio se hizo famoso por la solidaridad con los vecinos.
Sama sufría tan sólo con pensar en ser desleal con los necesitados, se brindaba de manera espontánea a la comunidad que lo había recibido tan bien.
Don Julio Sama fue una de las tres primeras personas en tener auto y teléfono en la Villa. Años después contrajo matrimonio con doña Clarisa Villalobos, una bella mujer oriunda de Chile, con quien tuvo 12 hijos, que crecieron observando un padre que jamás se desprendió de sus raíces árabes, ni dejó de agradecerle al creador su destino y siempre enseñó e inculcó valores, además de que luchó y dedicó su vida al engrandecimiento del pueblo y el progreso de todo San Rafael.
Julio Sama se destacó en política, fue figura de la cultura, donó tierras para escuelas y oficinas estatales. Falleció en 1968, a los 74 años, dejando el recuerdo de verlo con su bombacha bataraza, camisa de pana dura, pañuelo al cuello y alpargatas.
En homenaje y gratitud a Julio Sama, su familia hizo una donación a la sala de primeros auxilios de la Villa 25 de Mayo. Además contribuyeron a la construcción de la Catedral de San Rafael, “como motivo de reconocimiento a nuestros padres que creyeron en el porvenir de la zona y dedicaron silenciosamente sus vidas para lograr lo que tenemos”.
Julio Sama fue inmortalizado en una ranchera escrita por el reconocido Chacho Santa Cruz.
Noticias relacionadas
-
Mimi Obeid de Esper, ejemplo para su colectividad y sociedad
-
Lamia El Ali, heroína del bosque libanés
-
La increíble historia de la libanesa deportista e instructora de 88 años
-
Devoción por Argentina en tiempos de pandemia
-
General Madariaga y su inmigración libanesa