Emil Jalil: argentino, hijo de libaneses… abogado y juez de la Nación
El abogado y juez nativo de Pergamino, hijo de libaneses, nos ofreció su rica historia de vida, entrevistado por DSL, en ocasión de la visita de la dirigencia del CSLBA al CSLP recientemente.
Dr. Emil, cuéntenos de su familia y sus orígenes…
Soy hijo de libaneses, ambos padres. Mi papa se llamaba Elías Boutros Jalil y mi mama Gladys Loris Ganem. El vino soltero primero, junto con dos de sus hermanos, alrededor de 1914-1915 luego unos pocos años después, volvió al Líbano, se casó allá y vino con mi mamá.
Vinieron y se instalaron acá en Pergamino, pusieron el negocio Fabrica Argentina de Alpargatas. Les fue muy bien, gracias a Dios; inclusive llegaron a mandar todos los años ayuda a la familia en Líbano.
Cuando era pequeño yo había aprendido a hablar en árabe antes que el castellano y recuerdo que rezaba en árabe todas las noches con mi mama y una hermana que falleció muy joven.
Algo que no me olvido nunca es que cuando entre a la primaria acá en Pergamino, me mandaron con los chicos que a esa edad debían tomar la comunión. Me fui a la iglesia y el sacerdote a cargo, el padre Amondarain, me dijo que teníamos que venir a aprender catequismo previamente. Entonces yo le comento que ya sabía el 'Padre Nuestro', el 'Ave María' y a santiguarme pero en idioma árabe. Me pidió que se lo recite y ahí comprendió que éramos libaneses cristianos también, solo que rezábamos en otro idioma. El me dijo aun así, que eso no servía y llamó a mi papa para que me explique que tenía que aprenderlo en castellano.
¿Cómo fue su trayectoria profesional?
Yo nací acá y viví permanentemente en Pergamino. Hice la primaria y la secundaria. Luego me fui a estudiar abogacía a La Plata. Cuando estaba a punto de recibirme nos trasladamos con unos compañeros a la ciudad de Santa Fe, la cual nos quedaba más a mano para rendir en forma libre los últimos exámenes. Y así fue que me recibí de abogado en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Litoral.
Luego me vine a Pergamino, ejercí la profesión durante unos 10 años y luego cuando se creó el Departamento Judicial de Pergamino, mis propios colegas en una asamblea donde yo no estaba presente me postularon como Juez Correccional, luego me convertí en Juez en lo Criminal y Correccional y después estuve como Juez de Transición y en el sistema nuevo termine siendo Juez de Garantías. Siempre en el ámbito de la especialidad Penal. Todo esto que les cuento es en un periodo de 20 años.
Finalmente hace unos 8 años me jubile. He visto un triste avance de la criminalidad en nuestro bendito país. Cuando ingrese como juez, mensualmente entraban al juzgado unas 20 o 30 causas, cuando me jubile 20 años después, el promedio mensual era de entre 700 y 800 causas. Una verdadera tragedia para la convivencia en nuestro país.
Sin duda afecto mucho el tema del narcotráfico. Cuando me jubile como juez nuestro país era aun un territorio de transito solamente, pero empezaba el consumo hasta llegar hoy en día un cuadro de consumo y fabricación en el país.
Nos interesa saber su relación y la de su familia con la Colectividad Sirio Libanesa acá en Pergamino...
No tengo más que palabras de agradecimiento por la excelente relación histórica tanto mía como de mi familia con la Colectividad.
Mi padre fue presidente de la Sociedad Libanesa de Socorros Mutuos de Pergamino, de manera que yo estaba vinculado con toda la Colectividad. Fue una sociedad muy activa y pionera sobre todo en el tema de la asistencia al asociado ya que en esa época no estaba tan desarrollado el tema de las obras sociales y las prepagas como hoy.
Recuerdo que no éramos muchos los libaneses en aquella época, alrededor de 30 familias como máximo. Las familias de origen sirio eran mayoritarias en Pergamino.
Luego también por supuesto el querido Club Sirio Libanes donde mi padre siempre acostumbraba ir a tomar un café, de manera diaria.
La relación entre los paisanos siempre fue muy fraternal y en el Club Sirio Libanés, si bien no teníamos la misma presencia dirigencial, siempre me tenían en cuenta convocándome para la conmemoración de la fecha patria libanesa incluso para dar unas palabras.
¿Pudo viajar al Líbano?
Desgraciadamente no. Pero lo conozco y quiero como si realmente estuviera allá. A través de mi padre que frecuentaba la embajada en Buenos Aires, estábamos al corriente de todo lo que sucedía y personalmente tengo muchos libros que el me traía en esa época. Libros en castellano y otros en francés.
Y después con el tiempo uno empieza a ver detalles importantes de como desarrollaron su vida los padres inmigrantes. Mi madre que no hablaba el castellano pero si el árabe y el francés, ambos perfectamente, lo mismo mi padre tampoco; empezaron a hablar a través de nosotros. Cuando mi hermana llegaba de la escuela le preguntaba mi mama siempre: ¿qué te enseñaron hoy? Y ella se iba haciendo su propio cuaderno para también aprender el idioma español hasta llegar a dominarlo perfectamente y también a leer y escribir con fluidez. Lo mismo hizo mi padre.
¿Sus hijos?
Tengo dos. Mi hijo mayor que también es abogado, vive en Chubut donde se radicó y comenzó a ejercer primero como secretario de la Cámara y luego como Juez de Primera Instancia, cargo que está cumpliendo en este momento, en Comodoro Rivadavia.
Recuerdo cuando juro en la capital provincial, Rawson. Durante la ceremonia de juramento fue un gran orgullo cuando lo nombraron como Dr. Jalil y yo pensando que se referían a él, veo que me llamaban a mí para que firme también el acta junto con todas las autoridades presentes. Realmente fue un gran orgullo como padre y colega.
***
Desde la Redacción de DSL, recibimos con orgullo las palabras del Dr. Jalil, como otro claro ejemplo de la histórica inserción positiva de los hijos de nuestra milenaria cultura a la sociedad nacional, aportando lo mejor de sí a través del trabajo y el profesionalismo.
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