Diario de un viajero: Parte III

El viaje va llegando a su fin, queda poco para volver a casa. Muchos rincones quedan sin descubrir pero susceptibles de ser recorridos en algún momento para protagonizar una nueva aventura. Por ahora, el trayecto por el país de los cedros culmina aquí.

Qartaba, noche de camping

Aventureros. Esa es la palabra que definía al grupo de viaje, así que el sábado siguiente decidimos ir acampar al pueblito de Qartaba, un lugar en las montañas a las orillas del rio Ibrahim. Éramos 11 y sólo llevamos una carpa para cuatro personas, algunas toallas, sabanas, verduras, carbón, y agua.

Tomamos un bus, luego una camioneta de la policía, quienes nos acercaron muy amablemente hasta otro pueblo y de ahí un señor que tenía un minibús nos alcanzó al destino por unas pocas libras libanesas. Entre cornisas y caminos de tierra llegamos al lugar, caminamos y buscamos un lindo lugar al costado del rio para acampar.

Luego de un rato, mientras estábamos bañándonos se acercaron dos chicos sirios de la zona, que se encontraban trabajando y viviendo a unos minutos de ahí. Se presentaron, uno de ellos era de Tartus y el otro de Raqqa, quien rápidamente dijo no ser miembro de ISIS (Raqqa es una ciudad tomada por el grupo autoproclamado “Estado Islámico”, ISIS).

Nos trajeron unos narguiles, se sentaron con nosotros y compartimos una tarde de historias e intercambios de vida; excelentes personas. Pasadas unas horas, al caer la noche se fueron.

 Cocinamos, comimos, contamos historias, jugamos, y de a poco nos iba ganando el sueño, en una noche muy fría. Algunos nos turnamos con la carpa para dormir y otros simplemente se dormían al costado del quemar de las brasas del fuego que habíamos armado.

 Al día siguiente, emprendimos la vuelta y a la tarde nos dividimos: un grupo fue a conocer Biblos y la otra mitad a Beirut de nuevo.

Biblos

Ciudad costera y portuaria, primera ciudad fenicia, es una de las más antiguas habitada de forma continua desde hace unos 5 mil años a.C.

Llegamos a la ciudad con una sensación térmica de unos 40 grados, y un poco cansados, pero al estar ahí las ganas renacieron, recorrimos sus ruinas y entramos al castillo.

Es un lugar imponente, encuentro de muchos turistas, y se puede mezclar con la modernidad del Líbano, sus lujosos hoteles con vista al mar, a pocos metros de esta maravilla tan antigua.

Unas 3 horas nos fueron suficientes con el calor agobiante para conocer la ciudad y quedar fascinados.

Tyros (Sur)

A mi parecer y a otros compañeros que viajamos para Tyros (Sur en árabe) son las mejores playas del Líbano, a sólo unos 30 km con la frontera de Israel.

Salimos bien temprano, debido a que es un poco más lejos, unos 110 km aproximadamente de Beirut. Tomamos uno de los famosos Buses, que primero nos llevó hasta la ciudad de Sidón, y ahí cambiamos de bus hacia las playas.

 A diferencia de las playas del norte, en Tyros podes encontrar arena, agua más cristalina y amplias playas públicas. Si bien hay distintos puestos de bares y restaurantes pegados, podes utilizar las playas sin pagar nada.

Luego de unas horas en la playa decidimos ir a uno de los bares, comer y compartir una variedad de platos, como Hummus, Fatush, niños envueltos, Kebbe, Tabule, Baba Ganush, entre otros. Y luego compartimos una shisha o también conocida como narguiles.

Así pasó nuestro día, lamentando no haber podido recorrer su hermosa ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por sus ruinas arqueológicos de distintas civilizaciones. Pero en la próxima visita seguro será un destino obligado.

Espero en mi próximo viaje que Siria se encuentre en un mejor momento para poder visitarla, tierra de la mitad de mis raíces, y lleno de familiares.

En conclusión, Líbano me gustó mucho, todavía me quedan infinitos lugares para descubrir ahí, uno de los países que más se hizo querer en mi viaje, palabras que lo caracterizan son dualismo y diversidad;  se mezclaba la historia, las culturas, las montañas, las playas, el caos del tránsito.

Un país ubicado en el medio de eternos conflictos, la famosa París de Medio Oriente, antigüedad y modernidad, convivencia pacífica de religiones, su excelencia culinaria, mucha vida joven, fiestas y bares, un país totalmente abierto a sus invitados, siempre hospitalarios, siempre bien recibidos.

Este fue mi libro de viaje, cuyas páginas espero seguir completando...  (Parte I ; Parte II )