Diario de un viajero: Parte I
El ex integrante de la redacción de DSL y colaborador permanente, Mahfud Daher, como parte de su formación profesional, ha disfrutado de una de las cosas mas lindas de la vida: viajar. Compartimos aquí su libro de viaje, relatado por el exclusivo cronista peregrino.
Mi experiencia en el Líbano:
Llegué a Beirut, el 30 de junio a las 3am, luego de mi estadía laboral durante unos meses en Londres, arribé al aeropuerto de Heatrow y una vez que me asomé al mostrador del check in de Aegean Airlines comenzó mi viaje, la señorita me hizo algunas preguntas: ¿Destino final? (debido a que hacia escala en Atenas); ¿Fuiste alguna vez a Israel? ¿A que estas yendo a Beirut? ¿Hasta cuándo te quedas? ¿Cuándo volvés a UK (United Kingdom)? entre otras más.
Luego del cuestionario pasé, el avión hizo escala en Atenas, cambié de avión y a las 2 de la mañana de Beirut llegué al aeropuerto Hariri. El taxi que había pedido por internet no estaba así que fui a cambiar un poco de dinero, ya que no sabía bien si aceptaban dólares por la ciudad.
En esa casa de cambio del aeropuerto, un hombre que trabajaba ahí me pregunto si necesitaba un taxi y le dije que sí. Me pareció un tipo de confianza luego de una conversación básica, me ayudó y llamó a un amigo suyo, me dijo que no me iba a cobrar más de 20 dólares para viajar hasta el barrio Gemayze donde se encontraba mi hostel y escuela de árabe; me terminó cobrando 45.
Pero bien pagados están por el horario y la ayuda que me brindaron,en un lugar donde no era fácil comunicarse debido a mi inexistente comunicación en árabe (hasta en ese momento) y a su escaso inglés.
Entré al hostel, y a las 3 horas, después de haber dormido escasos minutos, me levanté y fui a tomar el desayuno, en el que podía elegir café o té acompañado por omelette o manoushe de Jebne (Queso) Zattar (Tomino) o Banadura (tomate).
Decidí empezar con el manoushe de queso que era lo más parecido a un sanguchito, y comencé mis clases de árabe, en el mismo lugar el gran “SAIFI hostel and Institute” un curso intensivo de lunes a viernes de 9 a 12.
Al llegar un martes había perdido mi primera clase del lunes así que básicamente en mi primer día estaba muy perdido, pero ahí fue donde empecé a aprender las letras y este nuevo alfabeto para mí, un desafío difícil pero no imposible.
Estuve acompañado por unos 12 compañeros de todas partes del mundo; Estados Unidos, Francia, Noruega, Holanda, Australia, España, Italia, Bélgica, Inglaterra, Turquía, Alemania; contando los otros cursos me parece que al menos unos 40 países en el instituto.
Luego de mi primer clase comencé a conocer lugares y personas, mi primer recorrido fue solo: salí del hostel y caminé 5 minutos a la derecha y luego 5 minutos a la izquierda, todo dentro del barrio artístico de Gemayze, ya que no me quería alejar mucho por estar frente a un país nuevo, lengua nueva, costumbres nuevas y sobre todo con el errado concepto de que el Líbano es peligroso y puede caerme una bomba en la cabeza en cualquier momento, culpa de la mal información que se transmite en los medios que capta el cerebro de la gente, y crea una mala y falsa imagen de las cosas, como en este caso del “país de los cedros”.
Al día siguiente me encontré con un amigo libanés que lo había conocido mientras me encontraba trabajando en el stand del libro árabe en la Feria del Libro del 2014.
Me vino a buscar y me llevó a conocer mis primeros lugares en Beirut, Gemayze, el cual es un barrio considerado de artistas y de zona de bares; una mezcla de San Telmo y Palermo en Buenos Aires para ubicarlos.
Caminamos por Pasteur Street hasta la mezquita moderna de Mohamad Al Amin, es en ese lugar donde se puede ver la ambigüedad de las religiones en el Líbano, a su lado está la Catedral Ortodoxa Griega de San Jorge, donde implícitamente demuestran que pueden convivir juntas.
Seguimos camino hasta llegar a la zona del Downtown, una ciudad paralela, con sus calles modernizadas y pintorescas, cruzamos el parlamento sobre la plaza “la estrella”, su hermoso reloj en el medio, un lugar hermoso pero con un aire desolado.
Luego de ahí es el comienzo de negocios de marcas multinacionales, hasta llegar al famoso y moderno shopping “Souks”, antiguo mercado tradicional.
Continuamos el recorrido hasta la famosa “Cornish” más conocida por nosotros como costanera, caminamos un poco apreciamos el mediterráneo y la caída del sol.
Un poco cansados de tanta caminata, decidimos volver, tomamos un “service” es decir un taxi compartido, de esos que tocan bocina incesantemente para captar tu atención y recordarte que está pasando un taxi por si querés subir, muy barato…
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