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martes, 01 de julio de 2014

Adib Saquer: trabajador tenaz y generosidad infinita

Por Mahfud Daher

Adib Saquer recibió al Diario Sirio Libanés en su casa y nos contó sobre su encantadora historia de vida. Anécdotas, reflexiones y momentos de emoción en el encuentro con un hombre que se hizo a sí mismo con esfuerzo y sin renunciar a sus valores.

Adib Saquer nació en 1933 en el pueblo de Bahour en la provincia siria de Homs, allí transcurría una infancia tranquila con sus 9 hermanos, hasta que su tío que estaba viviendo en Argentina le pidió que viniera para ayudarlo a trabajar en su negocio de lana. Tomaron un colectivo hasta Beirut donde durmieron una noche y al otro día subieron al barco “Marco Polo” que los trajo hasta Argentina.

Con tan solo 16 años, desembarcó el 8 de diciembre de 1949 junto a otros paisanos que venían a buscar un futuro mejor, muchos de ellos como dice el dicho popular “con una mano adelante y otra atrás”.

“Viví con él 9 años, fue más que un padre, todo lo que tengo se lo debo a él. Tenía un negocio de lana y yo salía a vender a buscar clientela. Tenía muy buen trato con la gente. Elegimos la Argentina porque mi tío estaba radicado acá trabajaba con sus cuñados era contador público, se recibió en poco tiempo porque rindió equivalencias de sus estudios que había hecho en Homs” comentaba Adib.

Después de trabajar y formarse como un hombre de trabajo, decidió independizarse cuando puso su propia empresa en 1959, que mantiene hasta el día de hoy trabajando más de 14 horas diarias con la venta de medias, siempre relacionado al rubro textil. “Viví muy bien con mi tío. Él fue quien me trajo, trabaje con él y después me independice” aclara y remata “No tengo título, mi título es mi moral y mi amor hacia la gente.”

En su empresa tiene más de 200 empleados y muchos de ellos son inmigrantes sirios que vinieron a buscar nuevas oportunidades, su relación de amistad con la embajada siria hace que muchas veces a los inmigrantes les hagan una entrevista de trabajo en su fábrica. Gracias a esa empresa pudo invertir en otros rubros y hacer negocios como compras de campos y hasta un hotel.

"Mi familia es un sostén muy importante para mi , una familia numerosa, dos hijas, un hijo, nueve nietos",además de tres de sus hermanos que pudieron venir, sobrinos, y toda la familia de su mujer quien es hija de sirios. A su esposa la conoció cuando el concurría a la iglesia San Jorge de Capital Federal, conformaban la Juventud Ortodoxa de aquella época, realizaban distintas actividades y colaboraban.

Siria

Adib Saquer militó en el partido nacionalista sirio, tuvo la posibilidad de volver en 4 ocasiones a su tierra natal, la primera vez fue después de 25 años y recuerda que “fueron momentos muy lindos”.

Con lágrimas en los ojos y una voz quebrantada recordó uno de esos viajes y dijo: “Una vez fui con mi hijo y se asombraba, estaba contento, y quedó corto de tiempo para poder conocer a todos los parientes… a todo el pueblo”. acto seguido señala que "jamás pensé en dejar Argentina, soy más de acá que de allá, el sirio se liga mucho donde vive, se encariña y no se siente ajeno”.

Adib ve "con optimismo las acciones del papa Francisco, cree que es de los pocos que están haciendo algo", y piensa que fue obligado a visitar “la tumba del padre del sionismo, enemigo del ser humano” en su viaje por Medio Oriente, y que así es muy difícil  porque hay gente que no ama a Dios. Para él, el gran problema son los fundamentalismos. “Todos nacemos y morimos de la misma manera, el fundamentalismo es lo que está matando a la gente”, afirma.

Dice no estar “del todo contento” con el gobierno de Bashar al Assad, porque “no puede haber una persona que esté 45 años en el poder”, pero que más allá de eso es un hombre de principios que “lucha contra yihadistas e integristas fomentados por Arabia Saudita, Israel, Turquía e Irán”.

“Un sobrino mío fue asesinado por un francotirador mientras tomaba el té con su familia en su casa de Homs” comentó dolido.

Con la colectividad

Tiene una relación muy buena, “es una colectividad digna de ser, conocí todo el país” aclara. Colaboró para la construcción del restaurante del Club Sirio Libanes de Buenos Aires de Recoleta. Nos cuenta que ganó rifas que se hacían en la iglesia y donaba los premios a la misma. Una anécdota que vale la pena recordar de sus conmovedores gestos: (Emocionado) “Una vez dijeron se ganó el televisor Adib Saquer y yo les respondí no! Se lo ganó San Jorge.”

De su hospitalidad, conocida por todos, dice “me gusta reunirme e invitar gente a comer, me gusta la vida social, recibí cantantes árabes, me gusta una o dos veces por mes reunir 70, 80 personas, me gusta y gracias a Dios puedo, agasajar a los invitados.” 

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