Nuestra bendita y maldita agua
Comenzamos el año 2023 con algunas malas noticias para nuestra soberanía ya que el gobierno argentino ha firmado acuerdos de cooperación respecto a la explotación del “recurso hídrico” con la empresa estatal de agua israelí Mekorot y sus subsidiarias.
No obstante ser un derecho humano por ser vital para la mantención de la vida, el agua en la Argentina hoy día está siendo mercantilizada, transformada en una mercancía codiciada…
Comenzamos el año 2023 con algunas malas noticias para nuestra soberanía ya que el gobierno argentino está firmando -en realidad ya los ha firmado- acuerdos de cooperación respecto a la explotación del “recurso hídrico” con la empresa estatal de agua israelí Mekorot y sus subsidiarias. De la mano del Ministro del Interior Eduardo de Pedro, las provincias de Mendoza, San Juan, San Luis, La Rioja, Río Negro, Catamarca, Formosa, Santa Cruz y Santiago del Estero están involucradas en esta “transacción” que podría considerarse un verdadero saqueo. Habida cuenta de las actividades de Mekorot en la Palestina Ocupada, donde monopoliza el control y comercialización del agua, está dejando seco el Río Jordán y privando de agua potable a los palestinos, que disponen de mucha menos cantidad que la población israelí. Está directamente involucrada en crímenes de guerra y de apartheid (recordemos que el apartheid es considerado un crimen contra la humanidad).
A raíz de esta circunstancia ha habido denuncias por parte de diversas organizaciones internacionales de Derechos Humanos (como Amnistía Internacional y Human Rights Watch) y otras locales de Israel/Palestina (como B´tselem y Al Haq). Además, ha sido denunciada por la ONU dentro de las empresas que violan los derechos humanos.
¿Y por qué ahora vienen hacia acá? No es de ahora en realidad y nada es casual, todo tiene su historia causal. Después de la segunda guerra mundial una importante emigración de europeos del este, de religión judía (askenazis) y sionistas se instalaron en Argentina. A partir de entonces, este movimiento se hizo muy fuerte e influyente en nuestro país, a través de diversas instituciones mayoritariamente agrupadas en la DAIA. Así fueron captando en sus filas a los árabes de religión judía (sefardies) que ya estaban aquí, fenómeno que causó una brecha lamentable en la colectividad sirio libanesa donde hasta ese momento, tanto cristianos, musulmanes y judíos -todos árabes- sirios y libaneses, convivían armoniosamente, así como sucedía en el Levante. A partir de la forzada partición de Palestina en 1948 y la irrupción de esta nueva comunidad, se produjo un quiebre en numerosas instituciones- e incluso empresas- dentro de la colectividad sirio libanesa.
Recuperamos un poco de historia que puede ayudar a comprender muchas cuestiones que siguieron en Argentina, y esta en particular que nos conmociona dada la envergadura de estos acuerdos que por tal creemos que debieron haber merecido al menos la consulta al pueblo argentino.
Una llamativa declaración del empresario representante de Mekorot, Diego Berger -nacido en Argentina y radicado en la Palestina Ocupada, fue la siguiente: “Israel nació y creció bajo la cultura de la escasez, mientras que América Latina lo hizo en el marco de la abundancia” razón por la cual resaltó la necesidad de que esta región también “se adapte a la cultura de la escasez”. ¿Qué significa semejante sentencia?
Los funcionarios que firmaron los acuerdos se supone que nos representan, pero por lo que vemos, evidentemente hacen todo lo contrario. Si no ¿cómo puede ser que estén tomando como modelo económico y/o de gestión a un Estado de ocupación, un Estado colonialista y de Apartheid que oprime a otro pueblo, privándolo de sus derechos más elementales y violando histórica y sistemáticamente la gran mayoría de las leyes internacionales?
En Palestina, el ente ocupante [Israel] mantiene el control sobre todos los aspectos del acceso al agua de las comunidades palestinas a través de un sistema cíclico de leyes, políticas y prácticas discriminatorias y segregadoras, desarrollando un apartheid del agua. Lo que se vende desde los gobiernos y los medios hegemónicos como “milagro económico en el desierto” o “gestión y tecnología del agua”, no es más que colonialismo, saqueo y expropiación.
Este mismo modus operandi es el que quieren implantar en nuestras geografías. Para eso sólo falta conocer algunos de los objetivos explícitos de estos acuerdos, ya no los ocultos. Que son:
► Arancelamiento de todos los servicios de aguas.
► Modificación de las leyes y códigos provinciales de aguas, y de sus organismos de aplicación, para favorecer su privatización y mercantilización.
► Reordenamiento total de los usos y destinos de la infraestructura existente en relación al agua.
► Creación de valores económicos y financieros para establecer un costo del agua en la Argentina.
No dejemos que saqueen a nuestros pueblos y territorios.
Al igual que dijimos en 2011 cuando Mekorot quiso aterrizar en la Provincia de Buenos Aires para la construcción de una planta potabilizadora en La Plata, y que gracias a una exitosa campaña se logró suspender la licitación, hoy gritamos todavía más fuerte:
¡Boicot Mekorot! ¡Fuera Mekorot!
Equipo de coordinación
Comité Argentino de Solidaridad con el Pueblo Palestino
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