La diáspora, deuda y dolarización: La resistencia de la deuda soberana libanesa a la crisis (Parte 2)
Durante la presentación de la Cátedra de Líbano en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, se realizó una presentación sobre el sistema bancario y el aumento de los depósitos que no me dejó muy contento. Doy gracias a Julia Tierney por facilitar una respuesta académica a dicha presentación.
Historia de la deuda y dolarización
El sistema bancario se encuentra en la base del modelo económico de laissez faire adoptado por Líbano. La liberalización del mercado de capitales y política monetaria en 1948, sumada al secreto bancario instaurado en 1956, transformaron a Beirut en una plaza regional del sistema financiero mundial.
En la medida en que la inestabilidad política afectó a los países árabes, y el precio del petróleo aumentó, los depósitos migraron hacia Beirut. Entre 1950 y 1974, los depósitos bancarios excedían en un 20% al producto bruto interno (PIB), convirtiendo a los servicios financieros en el sector económico de mayor crecimiento, y a los banqueros en el actor económico más importante.
La primera etapa de la guerra civil convivió con un periodo de prosperidad, donde el ingreso per cápita ascendió de u$s1.400 en 1974 a u$s2.000 en 1982. Esa mejora está relacionada con el precio del petróleo y con el número de emigrados libaneses.
Durante la década de 1970 la diáspora libanesa se cuadruplicó alcanzando un total de 210.000, o lo que es lo mismo, un tercio de la fuerza laboral del país. Además, durante el mismo período las remesas enviadas por los emigrados libaneses creció de u$s250 millones a u$s2.5 miles de millones, representando más de un tercio del PIB.
Mientras que el poder del Estado sucumbió ante la violencia de las milicias el Banco Central se mantuvo en pie, al mismo tiempo que sostuvo un cambio estable de LL3 por cada dólar y evitó el colapso de los bancos durante los primero años de la guerra. A pesar de esa estabilidad, la destrucción producto de la invasión israelí de 1982, el creciente gasto militar y aumento de subsidios, obligó a los bancos a endeudarse para cubrir el presupuesto.
La deuda libanesa era insignificante en 1975 pero para 1990 representaba casi el 150% del PBI, obligando a los bancos a refinanciar la deuda para evitar su propia quiebra. Y a medida que la inflación aumentó a finales de la década de 1980, el valor de la lira colapsó y fue siendo progresivamente reemplazada por el dólar.
Durante la década de 1990, la deuda libanesa alcanzó niveles preocupantes. El gobierno de Rafiq Hariri intentó restaurar la experiencia financiera de preguerra a través de un programa de reconstrucción valuado en u$s18.000 millones, con la esperanza de que el creciente déficit presupuestario y deuda pública fueran contenidos por la recuperación económica.
De acuerdo con Makdisi, en principio pocos temieron a la deuda “porque asumían que era el camino corto hacia la reconstrucción…se acumularía deuda pero se pagaría más adelante”. Para el año 2002, sin embargo, la deuda pública alcanzó el 150% del PIB poniendo a Líbano al borde de una crisis financiera, razón por la cual se realizó la conferencia Paris II. “El encuentro se realizó para salvar a la lira libanesa”, afirma Makdisi. “Los acreedores entendieron que si desaparecía la lira también desaparecería Hariri, y esto último no estaba dentro del plan político de nadie”.
Las promesas acordadas en la conferencia Paris II de privatizar servicios, reducir el gasto público, y aumentar impuestos nunca fueron honradas, y la deuda soberana de Líbano continuó creciendo. La deuda alcanzó un pico de 180% del PIB en 2006, y se redujo al 134% en 2011 tras un período de crecimiento económico, aunque se espera que la deuda continúe creciendo debido al impacto negativo del conflicto en Siria.
Sin embargo, los depósitos bancarios continúan creciendo porque la dolarización nunca fue revertida, y en momentos de incertidumbre la proporción de dólares con respecto a la lira en los depósitos aumenta. Hoy, alrededor del 65% de los depósitos es en dólares.
La economista Nisreen Salti investigó el impacto de la inestabilidad política en la economía, y descubrió que los titulares de cuenta prefieren cambiar la moneda de sus depósitos de liras libanesas a dólares antes de retirar el depósito.
A pesar de la emigración de capitales tras el asesinato de Hariri en 2005 y la guerra con Israel de 2006, los mismos retornaron al país poco tiempo después. Y, en medio de la crisis financiera mundial, debido a la confianza en los bancos libaneses y el alto interés que los mismos ofrecen, nuevos depósitos inundaron el mercado financiero libanés.
Hoy, los depósitos continúan creciendo a pesar de la crisis política libanesa y el impacto del conflicto en Siria, desafiando el saber común de que un alto nivel de deuda pública y recurrentes crisis políticas espantan a los depósitos.
***
Julia Tierney reside actualmente en Beirut mientras completa los requisitos para doctorarse en Planeamiento Urbano, Comunitario y Regional en la Universidad de Berkeley, tras completar la licenciatura en Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Yale, y obtener tres grados de maestro en la Universidad John Hopkins, el Instituto de Tecnología de Massachusetts, y la Universidad Americana de Beirut. Su currículum académico se completa con experiencias profesionales en la banca financiera Lehman Brothers y el Banco Mundial. Pueden seguir a la joven a través de la red social Twitter en @memariposa
***
Nota: La versión original de este artículo fue publicado por Jadaliyya el día 25 de noviembre de 2015.
***
La primera parte de este informe puede ser accedido en el siguiente vínculo .
Noticias relacionadas
-
Basma Qaddour: “Células terroristas durmientes en Siria sirven a una agenda occidental”
-
El fuerte y largo brazo que empuña la espada
-
Pablo Sapag: Entrevista en la TV siria
-
Cómo el sionismo está alimentando una guerra religiosa por la mezquita de al-Aqsa
-
A 40 años: Malvinas Argentinas