10 consecuencias imprevistas de la Primavera Árabe
A tres años (artículo publicado el 13/12/2013) del comienzo de la Primavera Árabe, Medio Oriente continúa transformándose. Mientras que el cambio de gobierno era una consecuencia previsible, otras escaparon la imaginación de los analistas. Kevin Connolly, corresponsal para BBC Medio Oriente, listó 10 consecuencias imprevistas.
1. Continuidad de monarquías
Las familias reales de Medio Oriente tuvieron una buena Primavera Árabe, incluso mejor de lo que hubieran esperado. Tanto en Jordania como en Marruecos y el Golfo Pérsico, los gobiernos monárquicos sortearon las demandas por reforma política que afectó a otros gobiernos con sistemas políticos unipartidarios, al mejor estilo soviético, donde el partido era sostenido por un poderoso aparato de seguridad.
Por supuesto que no existe una única explicación para su supervivencia. Por ejemplo, en Bahréin la monarquía reprimió duramente a las masas,mientras que otros gobiernos tomaron medidas más blandas—Qatar aumentó los sueldos públicos durante los primeros meses de los levantamientos. Y por último, los gobiernos del Golfo Pérsico tienen siempre la posibilidad de exportar el descontento, ya que la mayoría de los trabajos mal pagos son realizados por inmigrantes extraditables.
También es posible que la sociedad haya desarrollado un vínculo sentimental con las familias reales que un autócrata no electo es incapaz de reemplazar—esto no justifica el estilo de vida.
2. Pérdida de hegemonía estadounidense
EEUU no tuvo una buena Primavera Árabe, porque al comienzo de los levantamientos comandaba una región políticamente estancada y contaba con aliados confiables en Egipto, Israel y Arabia Saudita. Ese escenario se opone a la incapacidad para poder anticipar la elección democrática y derrocamiento militar de Mursi en Egipto.
Nadie puede culpar a Obama por lo ocurrido en Egipto, porque a EEUU le gustan las elecciones aunque no pueda dictar el resultado—clara victoria de la Hermandad Musulmana. Tampoco le gustan a EEUU los golpes militares—por lo menos en el Siglo XXI—y se sienta más cómodo con un régimen militar que sostiene la paz con Israel.
EEUU no dejó de ser una superpotencia pero dejó de marcar el destino de Medio Oriente, y la culpa es compartida con otros—Turquía eligió al lado perdedor en Egipto (Hermandad Musulmana) y el vínculo con los rebeldes sirios le trajo grandes dolores de cabeza.
3. Enfrentamiento sectario
La velocidad con la cual las protestas pacíficas en contra de un gobierno autoritario se transformaron en una guerra civil con tintes sectarios en Siria sorprendió a todos. El aumento de la tensión entre musulmanes sunna y shía en la región fue utilizado por shía Irán y sunna Arabia Saudita para llevar adelante guerras proxy en la región.
La manipulación del quiebre islámica sunna-shía también generó niveles de violencia nunca antes vistos en Iraq—todavía está por verse si la violencia sectaria se convierte en uno de los legados más importantes de la Primavera Árabe.
4. Victoria iraní
Nadie consideró la posibilidad de un Irán revitalizado tras la Primavera Árabe, porque al comienzo de los levantamientos, y debido a las ambiciones nucleares, el país se encontraba marginado del sistema internacional y su comercio internacional limitado. El cambio ha sido tan grande, que imaginar una solución del conflicto sirio sin la participación de Irán es inconcebible, especialmente desde que sostiene un diálogo con las potencias con respecto al desarrollo nuclear.
Arabia Saudita e Israel se alarmaron ante la apertura del diálogo entre EEUU e Irán—cualquier argumento que ponga a ambos países del mismo lado es histórica (nota: el acuerdo sobre desarrollo nuclear los puso del mismo lado durante 2015).
5. Los ganadores pierden
Elegir ganadores o perdedores en este convulso escenario es difícil. Por ejemplo, tomemos el ejemplo de la Hermandad Musulmana. Tras la destitución de Mubarak y 80 años en las sombras la agrupación tomó el poder de manera democrática, generando un sentimiento de optimismo y transformación en rol del islamismo en Egipto y la región. Poco tiempo después, los hermanos fueron desplazados por las Fuerzas Armadas y forzados a la ilegalidad, al mismo tiempo que se encarceló a sus líderes. Quiero decir, hace un año (2012) la Hermandad Musulmana era un ganador; hoy, es perdedor.
Esa fue una mala noticia para la pequeña y políticamente ambiciosa monarquía de Qatar, porque apoyó a la Hermandad Musulmana a principios de los levantamientos. Además, en su proyecto de proyección de poder regional, Qatar, que también apoyó a los rebeldes libios, parecía haber elegido a los ganadores. Ya no.
6. Avance kurdo
Los kurdos-iraquíes como verdaderos ganadores porque el camino hacia el Estado-nación parece abrirse. Sus esperanzas se alimentan con el control de reservas de petróleo y desarrollo de fuertes vínculos económicos con Turquía. Esa realidad política es facilitada por la lenta desintegración de la nación iraquí, y un Estado que ya no funciona de manera unánime.
El futuro del pueblo kurdo es incierto porque está diseminado entre Irán, Siria y Turquía, pero los citadinos kurdos-iraquíes proponen una visión optimista y de libertad. Ese proceso precede a la Primavera Árabe, pero la inestabilidad política generó oportunidades para consolidar objetivos previamente alcanzados.
7. Ataque a mujeres
Algunas consecuencias de la Primavera Árabe (hasta el momento) son tristes. Quiero decir, entre las masas que ocuparon Plaza Tahrir en Egipto, se encontraban mujeres exigiendo mayores libertades individuales junto a las demandas por derechos políticos.
La desilusión de las mujeres con la Primavera Árabe se volvió una realidad en la medida en que surgían las historias de abuso sexual en público. La precariedad de los derechos de la mujer en Egipto se reflejó en el sondeo que Thompson-Reuters realizó, calificando al país como el peor lugar en el Mundo Árabe para ser mujer, detrás de Arabia Saudita.
8. Se pinchan las redes sociales
Al comienzo de las protestas, la prensa occidental depositó mucha esperanza en Facebook y Twitter. Esas redes sociales tuvieron un rol importante en países como Arabia Saudita para circunvalar la prensa oficialista y dar inicio a un debate nacional.
El alcance de las redes sociales durante la Primavera Árabe y que permitió a una elite liberal educada, multilingüe y rica emitir opiniones fue limitado, y su condición de minoría ratificada en las elecciones egipcias. Por eso, la televisión satelital sigue siendo el medio de comunicación más importante en países donde gran parte de la población es analfabeta y no tiene acceso a internet.
La historia de Bassem Youssef, médico cirujano vuelto comediante televisivo, refuerza el punto antes mencionado. Youssef comenzó compartiendo su material en el internet, pero su popularidad alcanzó el punto más alto cuando apareció en la televisión, y así se transformó en el “John Stewarte Egipcio”.
Una importante diferencia entre ambos es que John trabaja (se retiró este año) en EEUU, mientras que Youssef debe calcular cuidadosamente sus chistes tanto bajo el gobierno de Sissi como lo hiciera durante el gobierno de Mursi. Y, debido a que el humor de Youssef es del paladar de la sociedad egipcia pero no del de la elite política, el programa fue cancelado nuevamente.
9. Aumento del precio de la propiedad en Dubai
Las repercusiones de la Primavera Árabe excedieron las fronteras de los países afectados. Por ejemplo, se propone que el aumento de la propiedad en Dubai es producto de la reubicación de la elite adinerada de Egipto, Libia, Siria y Túnez que busca un lugar seguro para su dinero. Un fenómeno similar se observó en mercados inmobiliarios aún más distantes como el de París y Londres.
10. Devuelta al pizarrón
Las fronteras de Medio Oriente dibujadas por Francia e Inglaterra en una cueva secreta promediando la Primera Guerra Mundial parecen estar destiñéndose. Quiero decir, debido al conflicto que Siria e Iraq atraviesan, nadie sabe si estos países seguirán existiendo dentro de las fronteras actuales.
Nadie puede hacer nada al respecto. El conflicto en Libia puso al desnudo los límites de la intervención militar francesa e inglesa que destituyó a Gadafi, pero no pudo asegurar la estabilidad política necesario para el desarrollo de un sistema democrático.
Una lección que el mundo está recordando es: las revoluciones son impredecibles y sus consecuencias se hacen evidentes con el paso del tiempo.
Nota: La versión original del artículo fue publicada por BBC el 13 de diciembre de 2013.
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