Damasco lee para impulsar la reconstrucción de Siria
Bajo el significativo lema de “El libro edifica la mente” y entre el 12 y el 22 de septiembre, la capital siria ha acogido la 31ª edición de la Feria del Libro de Damasco.
El evento fue inaugurado por la vicepresidenta de la República Najah al-Attar y el ministro de Cultura Mohammed al Ahmad. Junto a ellos, el Director General de la Biblioteca Nacional Al Asad, Iad Murshed, de alguna manera el anfitrión del evento porque como es tradicional, la Feria se celebra en la explanada de la impresionante Biblioteca Nacional siria en la emblemática Plaza de los Omeyas de la capital.
Desde 1984 el centro guarda más de un millón de libros, documentos y otros impresos al ser, además, la institución que se encarga del Depósito Legal de publicaciones sirias.
En la edición de este año de la Feria del Libro han participado 237 casas editoriales de Siria, Irak, Líbano, Egipto, Omán, Irán y Dinamarca que han presentado un total de 55.000 títulos de todos los géneros y las más variadas especialidades técnicas.
Se trata de un número considerablemente mayor que el de ocasiones anteriores y en particular desde que la Feria reanudó sus actividades en 2016, tras años sin celebrarse como consecuencia de la crisis que ha vivido el país.
Las autoridades han destacado muy especialmente el nutrido número de editores sirios, muy afectados por el embargo económico impuesto al país por Estados Unidos, la Unión Europea y algunos estados del Golfo Pérsico.
Pese a ello y a las dificultades para importar ciertos insumos necesarios para la impresión, ahí han estado los editores sirios en un auténtico ejercicio de resistencia cultural. Por lo mismo y casi reclamando a los lectores reciprocidad ante el esfuerzo que han hecho, la caseta de la Asociación que los agrupa ha estado presidida por un significativo cartel en contra de la piratería.
Junto a la exposición y venta de libros a precios reducidos, la Feria incluye un nutrido programa de actividades complementarias, como simposios de escritores y lectores, recitación de poesía, presentación y firma de libros por parte de sus autores, proyección de películas y otras actividades artísticas y culturales.
En ese sentido, muy importantes fueron las actividades en las que participaron destacados representantes de la Unión de Escritores Árabes, entre ellos el conocido escritor y poeta Badi’e Saqqur, un gran conocedor de la lengua castellana y de América Latina, toda vez que vivió en Chile entre 1980 y 1984 y donde fue profesor de lengua árabe en varios colegios de la Colectividad Árabe de ese país. Parte de esa intensa experiencia está recogida en uno de sus poemarios, En el cielo a Santiago. Igualmente, en las actividades paralelas a la Feria participó activamente la Sociedad Científica Siria para la Calidad, encabezada por Hisham Kaheel.
En las decenas de casetas rodeando toda la fachada de la Biblioteca Nacional Al Asad, libros de todo tipo. Desde los que tratan sobre la crisis que ha vivido Siria estos años y otras convulsiones regionales como las de Irak, Yemen o la ocupación de Palestina, a textos sobre historia de las relaciones internacionales, como el del representante sirio en la ONU Bashar Jaafari.
También hay libros sobre teoría política y muchas biografías, desde la de Antun Saadeh a la de Michelle Obama. Junto a ellos, los clásicos de siempre, desde Edward Said a Adonis pasando por Mahmud Darwish. En un país multiconfesional como Siria, la Feria ha acogido los más variados textos religiosos o sobre política y fe.
Al celebrarse al comienzo del curso escolar, muchas de las casetas han estado dedicadas al público infantil y juvenil. En ese ámbito, la Feria del Libro de Damasco ha exhibido textos interactivos en árabe de última generación y otros recursos didácticos que han hecho de la Feria un espacio aún más atractivo.
El éxito de participación y público, al que ha contribuido la cobertura ininterrumpida que de la Feria han hecho los medios de comunicación sirios retransmitiendo en directo debates, lecturas y otras actividades, impulsa a los organizadores a pensar en una próxima edición aún más grande y con vocación de transformarse en una feria del libro para todos los países árabes.
Mientras ello ocurre, y como no solo de pan vive el hombre, el objetivo es reconstruir la mente y el espíritu a través de la lectura. En ese sentido, la muestra de textos científicos y literarios responde a la atmósfera que preside buena parte del país, esa en la que ya no hay violencia.
Se trata de reconstruir. No en vano, la Feria del Libro de Damasco ha coincidido en el tiempo con la Feria de la Reconstrucción de Siria dedicada a maquinaria, herramientas y materiales de construcción porque, claro está, no solo del hombre vive el pan.
Nota: el autor de esta crónica, Pablo Sapag M. presentó en la Feria del Libro de Damasco la nueva edición en papel y electrónica de su libro Siria en perspectiva (Ediciones Complutense, Madrid)
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