Un año del 7 de octubre: los números del genocidio en Gaza

A un año del 7 de octubre de 2023, cuando el grupo Hamas lanzó la Operación Diluvio de Al-Aqsa, la población de Gaza sigue padeciendo las devastadoras consecuencias de la respuesta del régimen de Tel Aviv. Según las cifras publicadas por la Dirección de Defensa Civil de Gaza, los bombardeos y ataques sistemáticos han causado un profundo impacto humanitario, con más de 41.870 muertos y 10.000 desaparecidos en 3.654 masacres que han arrasado barrios completos, infraestructuras clave y vidas enteras.

El asedio a Gaza se ha caracterizado por la aniquilación total de familias. 902 familias fueron completamente borradas del mapa por los bombardeos del régimen de Tel Aviv, lo que subraya la brutalidad de las operaciones militares. Además, las condiciones del bloqueo han llevado a la muerte de 36 personas por inanición, un reflejo del colapso total de los servicios básicos y la falta de acceso a alimentos, medicinas y atención médica.

La infraestructura sanitaria ha sido uno de los principales objetivos de los ataques. 34 hospitales y 162 centros de salud han sido destruidos o gravemente dañados, dejándolos fuera de servicio en un momento en que son más necesarios que nunca. El personal médico no ha sido inmune a la violencia: 986 trabajadores sanitarios han perdido la vida mientras intentaban salvar la de otros. Además, se han destruido 131 ambulancias, impidiendo el transporte de heridos y agravando la crisis humanitaria.

462 escuelas y universidades han sido arrasadas por los ataques, un hecho que ha provocado la muerte de 12-700 estudiantes, 750 profesores y 130 académicos. La educación, uno de los pilares de la sociedad, ha quedado en ruinas, afectando a generaciones enteras de jóvenes palestinos que ven sus sueños interrumpidos por la violencia. 

Gaza ha sido también testigo del asesinato de 175 periodistas, que intentaban documentar la realidad sobre el terreno, y de 85 rescatistas de la defensa civil, quienes trabajaban incansablemente en el rescate de víctimas atrapadas entre los escombros.

En términos de destrucción física, las cifras son igualmente abrumadoras. 200.000 viviendas han sido demolidas, mientras que 815 mezquitas y tres iglesias han sido destruidas. Se calcula que se han utilizado 85.000 toneladas de explosivos, una cantidad de fuerza destructiva equivalente a seis veces la bomba atómica de Hiroshima. 

La devastación se extiende a las infraestructuras básicas de la Franja de Gaza: 3.130 kilómetros de redes eléctricas, 330.000 metros de redes de agua, 655.000 metros de redes de alcantarillado y 2.835 kilómetros de carreteras han sido destruidos, privando a la población de servicios esenciales como electricidad, agua potable y saneamiento.

El 86% de la Franja de Gaza ha sido arrasada por los bombardeos, y la Dirección de Defensa Civil señala que las condiciones de vida son inhumanas. Los bombardeos no han perdonado ni siquiera los refugios. En el último año, 187 refugios para desplazados han sido atacados, 27 de ellos en los últimos días. El constante ataque a los lugares que deberían proporcionar seguridad a los civiles ha dejado a miles de personas sin un lugar seguro a dónde acudir.

Las cifras también reflejan el impacto desproporcionado en mujeres y niños. Del total de 149.036 palestinos asesinados, heridos o desaparecidos, el 69% son mujeres y niños, lo que subraya la naturaleza indiscriminada de los ataques.