Nuevos cedros en el Club Sirio Libanés
El Club Sirio Libanés de Bs. As. plantó nuevos ejemplares de Cedro en su sede de Saavedra, donados por el Gobierno de la Ciudad.
En forma conjunta, autoridades del Club Sirio Libanés de Bs. As. (CSLBA) y funcionarios de la Comuna 12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), plantaron este jueves, nuevos ejemplares del milenario árbol de cedro, en la sede deportiva de la institución.
La integrante de la Junta Comunal 12, Teresa Valdéz, acompañada de sus colaboradores, Luciano Caponi y Susana Ampuero, fueron recibidos por el presidente del CSLBA, Adib Attie y el secretario general Claudio De Bas, junto al director de DSL, Yaoudat Brahim.
La incorporación de estas nuevas plantas arbóreas en la sede Saavedra, es otra prueba del constante compromiso institucional con el cuidado y mejora de los espacios verdes naturales tanto propios como de la comunidad toda.
A su vez, la acción manifiesta la condición de fuerza viva del CSLBA, reflejada en su predisposición al trabajo mancomunado con las autoridades barriales y el gobierno porteño.
Sobre el Cedro
El legendario Cedro, reconocido en el mundo por ser símbolo nacional del Líbano, y corazón de su bandera, constituye un género de coníferas pináceas. Son árboles de gran tamaño, de madera olorosa y copa cónica o vertical, muy utilizados para ornamentación de parques.
Su distribución se da en el Norte de África, el Cercano Oriente y el Himalaya. Es un árbol de alta montañas, de allí su presencia en el Líbano.
Su hábitat natural se sitúa entre los 1.200 y 2.000 m de altura, por tanto soporta inviernos fríos (hasta -30ºC), y precipitaciones poco abundantes. A su vez, es proverbial la lentitud de su crecimiento. Esto se debe a que tiene ralentizados todos los ciclos vitales.
La suma del mencionado factor, junto a su considerable talla, perenne follaje y excelente e incorruptible madera, han llevado a su tradicional identificación como emblema de grandeza, nobleza y perennidad en numerosos pueblos antiguos que utilizaron su madera y resina para preservar y atesorar lo que más apreciaban.
En el antiguo Egipto, la madera de cedro era el material predilecto para la construcción de estatuas, amuletos y sarcófagos.
El teólogo Orígenes del siglo II, al comentar el Cantar de los Cantares, indica: “El cedro no se pudre; hacer de cedro las vigas de nuestra morada, es preservar el alma de la corrupción”.
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