Conversando con dirigentes: Daniel Attar

Propendiendo a efectuar un aporte al diálogo, el Diario Sirio Libanés ha presentado una misma y esencial temática a un conjunto de nuestros dirigentes de todo el país, a los efectos de difundir sus pensamientos y fomentar el sano y constructivo intercambio.

En esta oportunidad nos encontramos con el Presidente de la Asociación de Beneficencia Drusa (ABD), de la ciudad de Buenos Aires, Daniel Attar.

Entrevista

1)  ¿Cómo considera que ha funcionado la dirigencia de la Colectividad en estos últimos años, sobre todo a partir del inicio de la crisis en Siria?

Creo que a la colectividad la atraviesan los problemas de allá y los problemas de acá. Y eso es lo que la mantiene básicamente en su gran mayoría inactiva y dividida, como está hoy. El problema de la crisis en Siria, es un problema para el cual la comunidad no estaba preparada para responder. Es demasiado grande y no estábamos preparados para responder a él, porque la comunidad viene en crisis desde antes.

Lo que sucedió es que este primordial tema internacional nos encuentra ya con falta de unión, por cuestiones religiosas, políticas, de identidad nacional, y a su vez inactivos, esos son los dos grandes problemas que no sabemos responder.

Y con respecto al futuro, consideremos que la inmigración masiva desde Siria y Líbano cesó en los años ’30, con lo cual no hemos recibido inmigración fuerte desde hace ya 80 años. Lo que nos ocurre ahora es que probablemente esta nueva inmigración que se ha recibido nos traiga nuevos desafíos a todos nosotros, a nuestra comunidad compuesta por nietos y bisnietos de árabes.

Y esta gente nueva nos va a generar nuevos desafíos, no hoy, sino cuando ellos se empiecen a adaptar al país, cuando aprendan el idioma y tengan trabajo. Porque es un número grande, el cual yo considero cercano a las 4, 5 mil personas.

Y la colectividad en todo el país, de forma activa y presente, entre todos los credos y orígenes nacionales, no debe ser más de 30 mil. Con lo cual este número de llegados es una proporción muy grande en relación al total.

Y ese grupo de llegados de este último tiempo, todavía están peleando día a día aún por las cuestiones básicas: vivienda, trabajo, idioma; y a su vez están encerrados en su propio círculo, todavía con baja interactividad con la sociedad nacional.

Por otra parte, no nos perciben a nosotros como iguales, nos ven como argentinos, porque culturalmente nos encuentran mucho más cercanos al argentino estándar, que a ellos mismos. Esto hace que aun tengamos una interacción baja, pero claro que cada tanto aparecen contactos y presencias en nuestras instituciones.

Creo que esa es la única arista positiva que le veo a todo esto, o sea que hay una renovación de la sangre que propone desafíos. Porque la dirigencia acá no estaba preparada para eso, al punto que ni siquiera se pidió que vinieran, estábamos más preocupados por que el problema se resuelva allá, que por resolverles el problema acá.

Si esta gente se queda, que es lo más probable, eso va a generar un reacomodamiento de la colectividad, de acá a 10-15 años.

Ahora con respecto a lo institucional, hoy tenemos un fenómeno que es que las embajadas no están en condiciones de operar sobre la comunidad. Especialmente la embajada de Siria, y eso hace que haya un vacío en ese punto, o sea no hay una referencia con la cual trabajar, siendo que Siria sin lugar a dudas es un referente histórico de la región del Mashreq, en todo sentido. Esa referencia hoy no está allá, y también cesó su reflejo en la Argentina.

Claro que eso en un marco regional de ausencia de potencias árabes de referencia, y eso lo sentimos acá sin duda, porque nosotros somos a nivel dirigencial siempre un reflejo de lo que ocurre allá.

2)  ¿Cómo percibe actualmente la cohesión interna y la representatividad externa de la colectividad?

Nuevamente, y acá que me disculpen todos, pero no se ha sabido organizar la colectividad con instituciones realmente con un peso y presencia como se merece. Alguien alguna vez me ha dicho que hay instituciones grandes y chicas, yo le dije que desde mi punto de vista, todas son chicas. Y eso se debe a que están atomizadas, todas.

Puede ser que haya algunas más grandes que otras, pero a nivel de capacidad institucional de lobby a todo nivel, en ese sentido tenemos una muy baja interacción.

Sinceramente no conozco lo que ocurre en el interior, pero si bien puede haber seguramente casos de mayor llegada sobre todo en las provincias del noroeste, por lo menos desde acá no se percibe. También a nivel mediático, la participación es prácticamente nula, salvo cuando existe algún problema puntual y grande allá. Y justamente esa participación es la que no nos conviene, porque se da exclusivamente por problemas (atentados, etc.), en programas donde te sientan en un banco y uno se tiene que defender como si fuera un acusado, sin posibilidad de hablar auténticamente.

En síntesis, es evidente que hay una gran atomización, quizás las únicas dos instituciones en Capital y Gran Bs. As. que tienen mayor representatividad y trabajo son, el Centro Islámico y el Club Sirio Libanes, pero convengamos que son instituciones primarias.

3) ¿Considera necesaria una reactivación institucional? ¿Cuáles son los pasos a seguir?

Sin duda. Y partiendo de esa realidad que venimos hablando, y como hemos mencionado en alguna oportunidad, hay que hacer un plan en el tiempo.

Y la reactivación tendría que pasar por las instituciones primarias, primeramente, tratar de reactivarlas con un plan de no menos de 5 años, e ir acompañando eso con las instituciones de segundo y tercer nivel, las cuales no existen sin la base de las primarias.

Lo que sucede es que a veces las de tercer nivel son frágiles, porque no hay federaciones de segundo nivel. El caso de Fearab Argentina es muy claro en este sentido, sacando Bs. As. y conurbano, y alguna otra provincia.

Y a su vez, la Federación de Bs. As. y Conurbano también sufre de fragilidad porque de las instituciones primarias, ¿cuantas han mantenido en regla su personería jurídica, presentando balances y teniendo sus libros en regla?.  

A su vez, la esencia del trabajo comunitario que es el de generar contenidos, tener actividades atractivas, etc. Es un trabajo de larguísimo plazo. Cuando nosotros empezamos en la Drusa, pensamos que el tema del idioma árabe, si nos iba bien, tardaría en dar frutos entre 10 y 15 años, el tema de la biblioteca lo planteamos en 10, el tema de la renovación edilicia lo planteamos en 5 años, y así seguimos extendiendo luego por la falta de recursos y otras problemáticas cotidianas.

Ahora ante el cuadro actual, para la pregunta puntual de ¿qué se puede hacer con Fearab?, no sé si se puede hacer demasiado, lo último que yo recomendaría seria hacer elecciones. Creo que no serviría para nada. Es necesario un análisis de la problemática, planteando planes y objetivos a larguísimo plazo.

Después si, lo que no está es la representación, y creo que muchos dirigentes todavía están pensando en eso, en seguir teniendo la representación. Pero yo, humildemente, creo que el problema está en la acción y no en la representación.  

En todo caso la ausencia de representación es la consecuencia del primer problema, no es la razón. Es decir, no se debe creer que el hecho de que no haya representación en Fearab, o en otras instituciones, trae luego los problemas. Por el contrario, los problemas terminan como consecuencia, en la falta de representación; porque Fearab ha sido en los últimos años siempre, el presidente y unos poquitos más que trabajan con él. Así no se pueden llevar adelante proyectos de envergadura.

El fenómeno que se da es el de la pirámide invertida, donde en lugar del peso estar sustentado por una base sólida, acá tenemos todo el peso sobre la espalda del presidente y algún mínimo equipo, porque son los únicos que trabajan y soportan todo el peso de la organización.

Mi visión es muy crítica, pero este tipo de problemática requiere de jornadas de reflexión, con gente joven y profesional para entender que es un proceso, el cual se debe tener en cuenta, que no solo lo sufre la colectividad árabe, sino que lo están sufriendo todas las colectividades, por su antigüedad, por la falta de compromiso, la falta de atractivo hacia los socios, y por la falta de amor, ese amor original de aquellos que vinieron y las fundaron.

En síntesis, sin efectuar este trabajo de análisis y de proyectos a futuro, estamos desorientados, y sin poder renovar los contenidos, porque no hemos sido capaces de entender cuál es el fenómeno que nos ocurre.

Es un marco en el que sucede algo que sí todos vemos, que es que las instituciones están desapareciendo, se están secando y achicando, especialmente aquellas que no tienen recursos recurrentes. Pero aun aquellas con recursos recurrentes, se están secando en otro sentido, la falta de identidad, la falta de gente que pueda transmitir cultura hacia adelante. Es decir que ya no son muy distintas de cualquier otra institución social en el país, donde solo sobrevive la que tiene medios, o sea una renta.

Entonces, habrá quien dirá que indudablemente hay que ir como prioridad exclusivamente a la renta porque sin duda es difícil sobrevivir y esa es una problemática a la que nadie escapa, pero nosotros decimos que no, porque estamos convencidos que se debe apostar por la cultura, la identidad y los contenidos.