¿Víctimas o victimarios?
Inicio de sesiones parlamentarias ofrecen oportunidad para esclarecer ataques en Instituciones israelíes en Argentina.
Después de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso del año 2015, por parte de la presidente, Dra. Cristina Fernández de Kirchner, el pasado 1 de marzo, debemos desempolvar los archivos de la explosión de la Embajada de Israel de 1992, para recordar lo que oportunamente la mismísima Corte Suprema de Justicia de la Nación, a través de sus peritos mas calificados, habían dado a conocer a la opinión pública argentina.
La actual mandataria, debió esperar al último discurso que daba en la Asamblea Legislativa, para compartir en detalle la información contenida por los archivos. Esto no es ni más ni menos que lo que en su momento todos sabían y muchos callaban. Que aquello no fue una explosión, sino una implosión. Y tampoco fue un problema de nuestro país, sino algo importado de la geopolítica israelí.
Es verdad, que para dilucidar la tragedia de la A.M.I.A, primero debió hacerse justicia con lo que pasó en el territorio israelí en la República Argentina, o sea, su Embajada. Tema este que la comunidad judía no encaró de la misma forma que la explosión de 1994. Aquí no vimos marchas de silencio, manifestaciones, ataques a la justicia y demás expresiones de las que ya nos tienen acostumbrados, los paladines de la memoria.
¿Por qué será que en un hecho ilícito donde murieron 29 personas, las instituciones sionistas y la comunidad judía no bregaron de la misma manera por esclarecerlo, como con el caso A.M.I.A? ¿Por qué el entonces embajador de Israel, Dr. Itzhak Aviran, quien tenía muy buenos vínculos con el gobierno argentino, después de muchos años del acontecimiento manifestó que en los hechos de la explosión de la embajada ya se había hecho justicia? ¿Donde, cuándo y cómo fue eso, que los argentinos nunca nos enteramos y que la Suprema Corte, que debió intervenir desde el principio por ser una competencia de su plena exclusividad, sólo dejó que muera la causa en sus anaqueles?
Lógico es pensar que la verdad de los hechos sea propiedad de las instituciones gubernamentales. Es por ello, que tarde pero seguro, llegó la justicia para la colectividad árabe que siempre fue sospechada por las dos explosiones. En el caso A.M.I.A se siguió por años y hasta el hartazgo, la falsa pista siria. Se concluyó que al final pudo haber sido otra potencia extranjera, que nada tiene que ver con lo árabe. Y hoy nos cabe la misma duda que con el tema de la embajada, porque no hay ningún condenado después de 21 años de los acontecimientos, pues simplemente, equivocaron el camino.
¿No será que el caso A.M.I.A también fue un tema geopolítico del Estado de Israel? Debiéramos concluir, como la Sra. Presidente, que con toda firmeza y convicciones expresó que esto es un problema ajeno y no buscarlo en el seno de la comunidad argentina.
Naturalmente, encontrar la verdad va a ser muy difícil, sobre todo cuando la parte más afectada, o sea la victima, podría ser el victimario.
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