¿Qué pasa con Líbano si desaparece Siria?
Michael Young es editor de opinión y columnista del diario libanés The Daily Star, editor colaborador para la revista estadounidense Reason, tiene una columna semanal en el diario de emiratos The National y en el portal NowLebanon. Escribió el libro Los fantasmas de Plaza de los Mártires, obra por la cual recibió destacado por el diario The Wall Street Journal y el Washington Institute for Near East Policy (Instituto Washington para Políticas de Medio Oriente).
Se sospecha que Irán quiere construir un mini-estado alauita en torno a las ciudades de Damasco, Homs y Hama sobre la costa del Mar Mediterráneo, para sostener al gobierno de Asad y asegurar una vía de comunicación terrestre con Hezbolá.
El plan iraní para Siria significa nada menos que la partición del país, revelando la estrategia de Irán para el Medio Oriente. Tanto en Iraq como en Siria, e incluso Yemen, Irán incentivó y utilizó la polarización religiosa para incrementar su poder. Parece un chiste de mal gusto, porque esa estrategia que transformaría al Mundo Árabe en un grupo de débiles y susceptibles entidades, se le atribuyó históricamente a Israel.
En Iraq, gracias a la presión ejercida sobre políticos y la promoción de milicias shiíta en Iraq, Irán impidió la formación de una guardia nacional sunnita para enfrentar a E.I., alimentando la polarización religiosa. En Siria, Irán apoyó e incentivó la limpieza religiosa de Homs y el Qalamún. Además, aconsejó a Asad abandonar las áreas con mayoría sunnita donde las Fuerzas Armadas son desbordadas.
Mientras, el futuro de Alepo continúa siendo una incógnita. Por un lado, aunque sea por motivos simbólicos, el gobierno quiere retener a la segunda ciudad más importante del país. Por otro lado, y según las recomendaciones iraníes, la ciudad es considerada territorio cedible por su alto costo militar. Además, debido a la pérdida de líneas de abastecimiento a través de la provincia de Idlib, se espera que la ciudad caiga en manos rebeldes en el futuro cercano.
Desde la perspectiva libanesa, ¿qué repercusión tienen las acciones de Irán en Siria? Para algunos analistas la efectiva partición de Siria significa el comienzo de un proceso similar en Líbano. Además, la construcción de poder por parte de Irán o sus representantes en base a la polarización religiosa promueve la balcanización de los estados.
La fortaleza demostrada por la política, sociedad y economía libanesa, durante los últimos 4 años que lleva el Conflicto Sirio, sin embargo presenta un gran desafío a los planes iraníes. Porque la unidad social permitió al país evitar la consecuencia inmediata: fraccionalización del país.
Pero la unidad social explica solo una parte de la historia. Los vínculos que caracterizan a la unidad social de Líbano, frente a los de Siria e Iraq, puede ofrecer una mejor explicación. Los gobiernos árabe-nacionalistas de Siria e Iraq, no se preocuparon por reflejar en la constitución la variedad de comunidades religiosas y étnicas. Al contrario, intentaron tapar las fracturas sociales impulsando de manera compulsiva una identidad árabe.
Líbano es el único país en la región que diseñó un sistema de gobierno que institucionaliza esas fracturas. Por la misma razón, a pesar de la distancia que separa al Pacto Nacional de 1943 de la perfección, es una herramienta creada con el objeto de reflejar la diversidad, y evitar la imposición de una identidad nacional ficticia dentro de una gran nación árabe. Además, las raíces del sistema de gobierno enarbolado por el pacto pueden ser encontradas en el Doble Kaymakamato de 1842 y Mutasarrifato de 1861, y los desarrollos políticos del Siglo XIX y XX.
Paradójicamente, las fracturas sociales proveen a Líbano de un escudo contra la desintegración que atraviesa Siria. Quiero decir, las ambiciones estatales de cada comunidad libanesa son contenidas porque Líbano es una confederación. Cada comunidad atiende a sus intereses de forma independiente, situación de hecho creada por la segregación geográfica de las comunidades religiosas durante la Guerra Civil. Por eso, la consecuencia de un enfrentamiento sectario en áreas urbanas, donde la convivencia de comunidades es común, sería devastadora e inconclusa.
En términos económicos, la partición de Líbano supone un desafío monumental a los mini-estados ante la imposibilidad de ser autosuficientes. Porque a pesar de las diferencias, las comunidades no están acostumbradas a vivir aisladas unas de otras. Debido a razones culturales, sociales e incluso políticas, el vínculo intercomunitario fue profundamente asimilado, y su erradicación por medio de una identidad ficticia significa otra monumental tarea.
En el caso de Líbano, la partición solo puede ser combatida con la constante afirmación de los principios de convivencia y utilización del sistema para satisfacer las necesidades de todas las comunidades. Esa es la enseñanza que permitió a Líbano supervivir la partición durante la guerra civil. Porque la partición genera mayor violencia en la medida en que cada comunidad intenta purificar su territorio, fenómeno que tiene graves y duraderas consecuencias.
Por último, Hezbolá deberá ser muy cuidadoso porque durante la última década violó todas las reglas del juego comunitario libanés, consecuentemente polarizando a la comunidad sunnita. Al mismo tiempo, el partido sabe que en el caso de una guerra civil no habrá ganadores y controlar el país es un capricho irrealizable.
El Conflicto Sirio continuará salpicando a Líbano por un tiempo más, pero asumir que el país se desintegrará es una ingenuidad.
Nota: La versión original de este artículo fue publicado por The Daily Star el día 25 de junio de 2015, en la página 7.
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