últimas noticias
Tribuna y debate
viernes, 15 de enero de 2016

Yo NO SOY Charlie

Por Yaoudat Brahim

Je Ne Suis Pas Charlie. No soy Charlie, soy un inmigrante sirio que llegó cuando no se usaba el término “refugiado”.

Vine de una nación milenaria, castigada por la intervención extranjera durante los últimos cinco siglos. Cuatro de ellos, bajo el yugo del Imperio Otomano que bajo las botas turcas persiguió a las minorías y no permitió siquiera a los sirios estudiar, entre otros tantos males propinados.

Pero eso se terminó en 1916 solo para caer en una nueva influencia colonialista, en este caso la de Francia, el país de Charlie .

Francia, la que junto al Reino Unido firmara el Tratado de Sykes-Picot cercano hoy a cumplir una centuria de vida, mediante el cual se dividieron esas potencias, cual hienas, el territorio sirio histórico particionándolo luego en estados que hoy viven luchando por la subsistencia ante otra nueva guerra de desintegración, impuesta esta vez bajo el manto del terrorismo mercenario disfrazado de fanatismo confesional.

He visto como luego, desde hace casi 70 años, han buscado cristalizar el proyecto sionista, legándonos a través de Inglaterra, el obsequio que es ese quiste y enclave imperial en la región, punta de lanza del proyecto occidental de dominio geo-estratégico, la entidad sionista, ocupante, racista y xenófoba, llamada Israel.

Esa entidad que castiga día a día al heroico pueblo palestino, como inicio de un proyecto de dominio de toda la Siria histórica, siempre avalado y sustentado por la sólida hermandad de Tel Aviv y Washington, como sede del  nuevo heredero del trono imperialista mundial, a partir de la II Guerra.

Al llegar al país, me incorporé a una Colectividad Sirio-Libanesa activa y viva, que dio a la Argentina sus mejores hombres y energía, siempre en pos del crecimiento nacional, en todos los estamentos sociales, culturales y políticos.

Desde un presidente, hasta médicos, abogados, ingenieros, catedráticos o artistas, pasando por senadores, diputados, gobernadores e intendentes.

No existe un centro sanitario en el país, que no cuente con la presencia de un hijo de esta colectividad como profesional de la salud. Muestra ello de nuestra herencia de predisposición a luchar por la vida y la construcción y no por la muerte y la destrucción.

También destaco de nuestro legado, el valor de respeto y exaltación a la identidad del otro, y la firme convicción en la multiculturalidad y hermandad humana, en sana convivencia y positivo intercambio entre los pueblos.

Hoy la tierra de mis ancestros y mi pueblo milenario sufre las consecuencias del imperialismo internacional, que busca desgarrarla y cantonizarla, con las armas del odio sectario que oculta oscuros intereses económicos y políticos, ese mismo espíritu imperial que Washington heredó de Londres y París, y que la Argentina muy bien conoce por su justa lucha y reclamo soberano sobre las Islas Malvinas.

Por eso y tantos otros motivos, digo con orgullo que no soy Francia, no soy imperialista, no soy xenófobo, no soy discriminador… “Yo NO SOY Charlie”. 

Noticias relacionadas

  • Basma Qaddour: “Células terroristas durmientes en Siria sirven a una agenda occidental”
    Basma Qaddour: “Células terroristas durmientes en Siria sirven a una agenda occidental”
  • El fuerte y largo brazo que empuña la espada
    El fuerte y largo brazo que empuña la espada
  • Entrevista a Pablo Sapag para el canal Al Ikhbariya | Damasco, abril 30, 2022
    Pablo Sapag: Entrevista en la TV siria
  • Un miembro de las fuerzas de seguridad del régimen israelí ataca a los fieles en la mezquita de la Cúpula de la Roca en el complejo de al-Aqsa de Jerusalén | Abril 15, 2022 (Foto: AFP)
    Cómo el sionismo está alimentando una guerra religiosa por la mezquita de al-Aqsa
  • A 40 años: Malvinas Argentinas
    A 40 años: Malvinas Argentinas
Ver más
Seguinos en

Editorial

Caretas al viento: avalando el genocidio y el infanticidio

Las aberrantes declaraciones públicas, por parte de un alto directivo de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), no pueden más que suscitar nuestra supina condena y enérgico repudio. Grave es que haya quienes lo piensen, más grave aún es el desparpajo de expresarlo públicamente.

Ver más
Fachada