Yemen: El nuevo quiebre de identidad en el Mundo Árabe
A simple vista, Yemen se presenta como un nuevo capítulo de la novela Saudí-Iraní. Un momento en el cual los defensores de la ortodoxia musulmana sunní, deben frenar el avance de la corriente "hereje" shií. Afortunadamente, la realidad tiene poco que ver con esa lectura de clave religiosa, y tiene sentido indagar sobre las identidades nacionales impuestas al Mundo Árabe.
El Mundo Árabe es una extensa región que engloba un número de pueblos capaces de encontrar raíces en las más antiguas civilizaciones. En tiempos modernos, esa historia ha sido utilizada en pos de proyectos nacionales. Líbano se aferra a la civilización Fenicia, Arabia Saudita al Califato Ortodoxo, Siria al Califato Omeya, Irak al Califato Abbasí, por nombrar solo algunos ejemplos. La instrumentalización de la historia antigua como pilar de un Estado moderno en el Mundo Árabe, es entonces una metodología que se repite a través de toda su extensión.
Pocos autores, académicos y/o simpatizantes del Mundo Árabe se han tomado la molestia de definir sus límites geograficos. Destaco a Albert Hourani, porque propone una fórmula muy simple para completar la tarea. En pocas palabras, Hourani define al Mundo Árabe como el conjunto de pueblos que hablan la lengua árabe y practican el Islam como religión. Dentro de esa extensa región, Hourani reconoce diferencias locales y para apreciar esas particularidades, separa al Mundo Árabe en cinco regiones: Magreb (Norte de África), Mashrek (Medio Oriente, menos Israel y Turquía), Masr (Egipto y Sudán), Jaliy (Golfo Pérsico, menos Irán) y Al Andalus (Andalucía).
El trabajo de Hourani de identificar áreas en base a sus particularidades locales, fue llevado un paso más allá por Hanna Batatu y Kamal Salibi, en Siria y Líbano respectivamente. En ambos trabajos se observa una transferencia de poder desde una comunidad a otra, proceso que definió la identidad nacional de cada país. Más allá del nuevo balance de poder inter comunitario, lo importante es la construcción de una idea de nación. Edificación que la Guerra Civil Libanesa (1975-1990), en su momento, y el Conflicto Sirio (2011-presente), hoy, quieren derribar.
Esos atentados contra la identidad Siria y Libanesa, reflejan el quiebre del frágil balance inter comunitario forzado durante la creación de ambos Estados. Porque las fronteras, y en este caso de manera literal, son solo líneas en la arena. Por la misma razón, por un lado, algunos nacionalistas sirios continúan pidiendo por la anexión de Líbano, y por el otro lado, un grupo de nacionalistas libaneses pretende separar al país de la región árabe.
El conflicto en Yemen es un nuevo ejemplo de los problemas derivados de la imposición de fronteras ficticias. Porque más allá de la afinidad religiosa que existe entre Ansarullah, y especialmente los Houthis, e Irán, la influencia del segundo sobre el primero jamás fue demostrada. Por eso mismo, Irán es el mejor de los casos un recurso para Ansarullah—como lo es para su rival Arabia Saudita y EEUU—que a través de una mayor influencia política, busca redefinir la identidad yemení.
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