Washington reconoce su asistencia al terrorismo
El Pentágono reconoce que vía caridad, millones de dólares de impuestos estadounidenses han ido a parar "a sabiendas" a manos de grupos terroristas presentes en Siria desde fines de 2017.
Un extenso reporte que abarca de julio a septiembre de 2018, redactado por la Oficina del Inspector General (OIG) del Pentágono (Departamento de Defensa) destinado al Congreso estadounidense, afirma que desde fines de 2017 han habido "numerosos casos" en los que la ayuda de los Estados Unidos se "desvió a sabiendas" hacia grupos terroristas presentes en Siria, incluido Hay'at Tahrir al-Sham (HTS = Frente Al Nusra),
“Desde finales de 2017, las investigaciones de la USAID - OIG han descubierto numerosos casos de desviaciones posibles o confirmadas hacia grupos armados en la Gobernación de Idleb en el noroeste de Siria, incluyendo a Hay’at Tahrir Al-Sham (HTS), una designada organización terrorista extranjera.
Una investigación encontró que los empleados de una ONG desviaron a sabiendas miles de kits de alimentos financiados por la USAID por valor de millones de dólares hacia beneficiarios no elegibles (incluidos combatientes HTS) y presentaron listas de beneficiarios falsificadas. La investigación dio como resultado que la USAID suspendiera el programa y que la ONG despidiera a decenas de personas entre marzo y mayo de 2018", dice el informe (pág. 99).
Los kits de alimentos mencionados anteriormente formaban parte de un esfuerzo de ayuda de USD 30 millones para sirios desplazados de sus hogares, el cual fue operado por la organización estadounidense Catholic Relief Services, según una investigación del portal Irin News.
Si bien el informe del Inspector General del Pentágono muestra la entrega de ayuda a Al Nusra y otros grupos extremistas como algo "inesperado", esta situación es un secreto a voces para cualquier experto en el conflicto que aqueja a Siria. De hecho, los múltiples programas humanitarios respaldados por EEUU han sido durante mucho tiempo tan solo un componente de un esfuerzo más amplio de apoyo a los terroristas presentes en el país, incluyendo el -mucho más clandestino- tráfico de armas, drogas, medicinas y financiamiento.
“USAID OIG también investigó los desvíos de asistencia a HTS en programas de otra ONG, que se sospechó fue perpetrado por personal de esa ONG afiliado al grupo terrorista. Aunque la investigación está en curso, el implementador suspendió voluntariamente partes de sus programas, adaptó su programa al entorno de riesgo cambiante y despidió a algunos empleados. En respuesta a estos hallazgos, USAID suspendió ciertas actividades programáticas, agregó lenguaje adicional en toda nueva entrega solicitando previa aprobación por escrito de USAID antes de programar en áreas controladas por HTS y está realizando una revisión sistemática de los programas en curso en la región", agrega el reporte (pág. 99).
La investigación también señaló los "riesgos" asociados con los fondos que terminaron en manos del grupo terrorista y declaró haber impulsado una serie de cambios en la ayuda proporcionada a la región.
“Estos riesgos incluían la coerción sistémica por parte de HTS sobre empleados de las ONG para ayudar en los desvíos; imposición de impuestos, aranceles y tarifas a los implementadores y beneficiarios de USAID; el control de HTS de los consejos locales y la administración de campamentos de desplazados internos que ayudan a los implementadores de USAID a identificar beneficiarios elegibles; e implementadores que no logran mitigar adecuadamente la amenaza a la programación de USAID por parte de estos grupos armados”, señala el informe (pág. 100).
Contexto
Los pasos formales anunciados por la USAID para detener al menos algunos de los canales existentes creados para apoyar a los terroristas en Siria son una señal importante que puede impactar positivamente en el sucesivo desarrollo del conflicto. Sin embargo, según los expertos, la "investigación" de la USAID y la consecuente decisión están vinculadas principalmente a la cambiante situación militar y política en el país. En los últimos años, Washington ha perdido la mayor parte de su influencia sobre los grupos terroristas en el noroeste de Siria y ahora está concentrando sus esfuerzos en la parte noreste del país, que está controlada por las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) dominadas por los muy funcionales kurdos YPG.
El oriental valle del Éufrates, así como la base militar estadounidense en Al Tanf y su cercano campo de refugiados (Rukban) son ahora las únicas áreas donde la ilegal presencia de la coalición liderada por Estados Unidos en Siria puede tener contacto directo con los llamados "activistas democráticos", incluido DAESH (ISIS). De modo que la mayoría de los "programas de ayuda" existentes ya han dejado de ser necesarios.
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