Un judío argentino es un “israelí indignado” por Gaza
No todas las voces en Israel son iguales, ni todo ciudadano judío en ese Estado apoya la acción militar en Gaza. Tal es el caso de Uriel Kon, un argentino emigrado a los 21 años a Israel que publicó una dura carta abierta desde Tel Aviv –“Carta de un israelí indignado”, como se conoció en la web– en la que cuestiona el accionar militar en Gaza, a la vez que señala que, de seguir esta política, Israel desaparecerá, marcando el fin de las “democracias étnicas”.
Kon, arquitecto y editor de Fogwill, Juan José Saer, César Aira y Pablo de Santis, entre otros, traducidos al hebreo, es un ciudadano muy crítico del Estado de Israel. “Llegué a Israel con ideas socialistas, quería vivir en un kibutz; me había criado en un ambiente judío y progresista, no pensé que mi sueño se iba a transformar en esto”, explica Kon. “Esta es una sociedad racista. Se discrimina en la radio, en el taxi, en la calle, en todos lados. Es lícito hablar contra el crecimiento demográfico de los árabes. Todo lo contrario a lo que aprendí en la Argentina, que era ser judío para vivir en la diversidad”, señala. Kon escribió su carta abierta en la red social Facebook y luego se expandió por las redes sociales. “No sólo me dejaron mails y mensajes de Facebook amenazantes, sino hasta insultos por la calle. También recibí apoyo de judíos de Latinoamérica que se veían reflejados en lo que dije. También es cierto que hay un 5% de la población israelí que está contra la guerra”.
—¿Sería una manifestación de lo que usted señala como propaganda estatal?
—No es sólo propaganda estatal, porque el individuo israelí está atado al Estado. Toda crítica al Estado es percibida como una crítica personal.
—Los cohetes que lanza Hamas, ¿no merecen una respuesta bélica de Israel?
—En los últimos 12 años Israel se negó a mantener negociaciones con los palestinos, anularon sistemáticamente la figura de sus líderes. Israel es un Estado agresor y opresor. Los cohetes son una resistencia a esa opresión. Israel condiciona hasta la entrada de harina a Gaza, que es una gran cárcel. Esta situación ayuda a crear a nuevas generaciones que odian a los israelíes y quizás también a los judíos. El círculo vicioso de cohetes y bombardeos nunca va a llevar a la paz. Es la estrategia propagandística de Israel.
—Usted señala el fin de las “democracias étnicas” y se refiere a Israel, ¿qué quiere decir?
—Israel se autodestruye al querer destruir al otro, es una autodestrucción ética. El apoyo internacional impedirá que esa nación desaparezca, pero Israel inmola su identidad cultural y moral.
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