Un crisol de crisis nacionales e internacionales
Síntesis de nota reciente de la joven académica libanesa publicadas en Le Courrier du Maghreb et de l’Orient.
Escribo para enviar un mensaje contundente al mundo, un mensaje lleno de emociones acumuladas después de sólo dos meses de estar de vuelta en mi amado país de origen, Líbano.
Después de haber vivido una vida estudiantil inolvidable en Europa, ahora estoy de vuelta llena de esperanza y energía en busca de una manera de ayudar a uno de los países más vulnerables en el Medio Oriente hoy.
Sin embargo, ¿por qué es tan difícil de encajar de nuevo en mi propia sociedad? Probablemente debido a un inherente rechazo al caos, ya sea informado por los medios de comunicación o experimentado en la vida social diaria.
Crisis y desempleo
Llegué en medio de una crisis de la basura, surgida de una falta de conciencia frente a los beneficios del reciclaje, la ausencia de una política electoral y racional del medio ambiente y de la codicia de nuestra élite política, que se niega a darle la oportunidad a una nueva generación de reorganizar el Líbano de acuerdo con sus visiones de un país moderno y pujante.
Cuando la crisis de los refugiados sirios comenzó en 2011, los expertos predijeron el debilitamiento de la estructura social y económica del Líbano.
Aquí estamos, cuatro años más tarde, el derrame de la crisis siria fue la gota que rebalso el vaso para una sociedad apenas funcional: estamos viviendo en la semioscuridad con varias regiones fuera de la capital Beirut contando con menos de tres horas de luz al día. Además, el agua se está convirtiendo en un recurso escaso y la inflación va en aumento, así como el desempleo.
Algunos empresarios libaneses clase alta hablan de racismo libanés y sentimiento anti-sirio. Esta élite de la clase alta, inmune a cualquier tipo de competencia debido a su posición social, riqueza y educación, no logra ver cómo este resentimiento está emanando de una clase media baja de la sociedad libanesa, que se siente amenazada al enfrentarse con la creciente competencia en el ámbito laboral.
En cuanto al desempleo juvenil, en un seminario celebrado en Beirut en 2014 por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas (NCSR), los panelistas comentaron críticamente que el sector industrial está castigado por tasas de desempleo juvenil del 35 por ciento .
Desde mi perspectiva, estando desempleada, aunque recientemente graduada de una universidad de renombre en Europa, me doy cuenta del motivo del alto desempleo. Hace poco me postulé para una posición en una institución que es conocida a nivel local como internacional, conectada con mi formación académica y profesional.
Sin embargo, me sorprendió escuchar que "los candidatos son seleccionados de acuerdo a su "Wastah” (expresión árabe para ‘favoritismo’) y no sus calificaciones".
Basura y estabilidad
En una nota más positiva, los ciudadanos hicieron expresar su resentimiento hacia el statu quo. Como respuesta a la crisis de la basura, una campaña llamada #youstink fue organizada por un grupo de 13 jóvenes profesionales de diferentes orígenes culturales y académicos para protestar contra el gobierno inoperante cuya élite política logró poner a la población en grave riesgo sanitario, dado que la crisis podría persistir durante el invierno.
La campaña #youstink desencadenó varias otras campañas dirigidas a paralizar el gobierno. Sin embargo, siendo el Líbano un país sectario y profundamente dividido, estas campañas fueron infiltradas por extranjeros, con el fin de extender el caos entre los participantes y las fuerzas de seguridad.
Sin embargo, esta campaña en curso tiene varios defectos. Con el fin de tener éxito, es obligatorio tener una hoja de ruta clara, sostenible, viable y establecida por políticos altamente formados que estén dispuestos a trabajar por el bien del país, no en beneficio de un determinado partido político. Debe haber un liderazgo definido con un objetivo específico, que sea la solución de la crisis de la basura y no extenderse a otros ámbitos políticos exigiendo la retirada del gobierno.
Si esto último se ejecutase, en el marco del actual vacío presidencial, destruiría el país y entregaría el poder directamente a la fuerza más potente hoy en día, que es Hezbollah. De hecho, desde la retirada de las tropas sirias en 2005, Líbano no ha sido capaz de organizar elecciones presidenciales regulares e independientes debido a la pesada influencia regional de Irán y Arabia Saudita.
Según Sahar Atrash, analista del International Crisis Group, "los patrocinadores regionales están librando guerras directas e indirectas y las cuestiones regionales son mucho más importantes que reunirse para elegir un presidente para el Líbano".
En general, nos dirigimos hacia una destrucción completa del país, las necesidades sociales están lejos de cumplirse, nuestra salud está en juego y con la agitación actual en Oriente Medio una elección presidencial es inexistente.
Es de señalar que si tuviésemos un jefe de Estado, ninguna de estas protestas se habría producido porque él sería la solución para muchos problemas en curso. Después de la elección de un nuevo gobierno, el presidente acordaría una nueva ley electoral que sea compatible con la cara pluralista del país. Esto daría cumplimiento a la Constitución libanesa y calmaría la ira de la población.
Soluciones posibles
Hay varias soluciones posibles que podrían ayudar al país a salir de su estancamiento actual. En primer lugar, siendo la crisis siria un conflicto internacional, el Consejo de Seguridad de la ONU tiene el mandato de tener en cuenta la capacidad y el nivel de resistencia de cada país afectado, y asegurarse de que el efecto colateral no desestabilice la región.
Sin embargo, ocurrió todo lo contrario, como hemos visto en el caso del Líbano, donde los refugiados son más de una cuarta parte de su población.
Con la crisis de los refugiados sirios golpeando Europa, se han planteado interrogantes sobre por qué no se dirigen a los ricos Estados del Golfo cerca de casa. La razón es que los sirios están "obligados a solicitar visas raramente otorgadas para entrar a casi todos los países árabes".
Por otra parte, el país árabe más grande, “Arabia Saudita, al igual que todos los Estados del Golfo, no es signatario de la Convención sobre los Refugiados de la ONU, por lo que estas personas desplazadas no son designados oficialmente como refugiados”.
Los países del Golfo han decidido tomar cero refugiados, pero están dispuestos a "compensar" con la donación de alrededor de mil millones de dólares a los países de acogida, ya que creen, según una entrevista realizada por la BBC con el emir de Qatar, que ya tienen "un montón de esclavos ".
Por desgracia, hemos llegado al punto sin retorno. Decisiones importantes deben ser tomadas, ya sea a nivel nacional relacionadas a las elecciones presidenciales y reformas gubernamentales, o a nivel internacional con el fin de equilibrar el peso de la crisis de los refugiados de Siria.
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(*) Natacha Moukannas: Licenciada en Ciencias Políticas, analista e investigadora internacional (Beirut – Líbano)
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