Shehadi: “Los libaneses quieren un Estado fuerte” (Pt. 2)

-En un artículo  publicado por el Carnegie Endowment for International Peace, Aram Nerguizián, dijo: “Tras la independencia de Líbano, los partidos religiosos se transformaron en los centros de poder más importantes. Y, excepciones a un lado, la competencia entre fuerzas políticas religiosas e inter religiosas convirtió a las instituciones débiles en espacios de disputa. Las FFFAA de Líbano no son una excepción”. ¿Ud. coincide con esta afirmación?

-Estoy de acuerdo pero sólo en parte. Creo que uno debe retrotraerse al momento en que se creó el Estado de Líbano. Por aquel entonces, la elite libanesa provenía del interior de la región del Levante, y era diversa aunque en su mayoría eran cristianos.

Este grupo observó los proyectos nacionalistas de corte socialista llevados adelante en Egipto, Siria e Iraq, y prefirió hacer algo diferente. De hecho, la elite libanesa se nutrió de gran parte de los capitalistas de esos países. En esos modelos, implementados por Nasser, Assad y Baker las FFAA cumplían un rol importante.

Desde el punto de vista de la elite libanesa –libertaria y capitalista-, las FFAA eran un peso económico y una amenaza política. Desarrollar y mantener una gran FFAA es costoso económicamente, y una vez fortalecidas FFAA existe el riego de que tomen el poder político. Y por la misma razón decidieron hacer de las FFAA una institución débil.

Pero la vida en Líbano es un péndulo; como se quiso instituciones débiles en un momento, se quiso instituciones fuertes en otro momento. Así, luego de los disturbios de 1958 se elige a Fouad Chehab, se crea el servicio de inteligencia, y las FFAA intervienen en la política, la economía y la vida social.

Para 1970 la sociedad libanesa se cansó de la fuerte injerencia militar sobre todos los aspectos del Estado, y debilitó nuevamente a la institución, siendo la Guerra Civil su peor momento. Tras el final del conflicto, el péndulo se movió nuevamente y esta vez favoreció a la seguridad sobre la libertad.

Entonces a partir de 1990, el Estado se fortaleció a través de las FFAA y el servicio de inteligencia en número e influencia. Líbano llegó a tener entre 300 y 400 generales cuando el ideal se encuentra alrededor de 24.

Esa tendencia llega a su fin en 2005 con la Revolución de los Cedros, que es una rebelión en contra del sistema desarrollado por la inteligencia siria durante el período de Reconstrucción. Lo que sigue después es un momento de debilitamiento de las instituciones, evidenciado en el paso a retiro de funcionarios públicos y militares.

Tras la Guerra de Julio, la sociedad volvió a reclamar por un Estado fuerte. Y, así es como el péndulo marca el humor de la sociedad libanesa humor entre el autoritarismo y la anarquía. Por eso estoy de acuerdo con quienes hablan de un retorno del militarismo, porque es eso lo que sucede cuando las instituciones se debilitan.

-En estos momentos la presidencia de Líbano se encuentra vacante, y los últimos dos presidentes fueron Comandantes de las Fuerzas Armadas de Líbano. ¿Ud. que Jean Kahwagi será elegido presidente?

-Tanto Emile Lahoud como Michel Suleiman fueron generales en las FFAA, y ahora Michel Aoun y Kahwagi quieren ser presidente. Mientras tanto Aoun propone a uno de sus yernos como comandante de las FFAA, y la sociedad demuestra su apoyo incuestionable a las FFAA.

La elección de Kahwagi no sería una sorpresa, porque Líbano no adopto el modelo del Estado moderno. Es un sistema político en el cual prima la convivencia pacífica por sobre todas las cosas.

-En un artículo  publicado por el portal The Guardian, Ud. dijo: “No es justo usar la palabra ‘oposición’ para referirse a quienes se oponen al gobierno de Bashar Al Assad. El uso de vocablos dicotómicos como ‘régimen’ (NdR: régimen se refiere a un tipo o forma de gobierno, el cual puede ser democrático, autoritario o monárquico) y ‘oposición’, legitima al ‘régimen’ y pone a la ‘oposición’ en la obligación de probar su legitimidad”. ¿Podría desarrollar un poco más esa línea de pensamiento? ¿Qué vocablos sugiere?

-La gente que se llama a sí mismo ‘oposición’ y se reúne en Estambul (NdR: Consejo Nacional Sirio) es similar a la clase política que en Líbano cooptó a la Revolución del Cedro. Lo que sucede es que hay un movimiento revolucionario espontáneo, y luego aparecen actores autorreferenciales como líderes del movimiento. En realidad, el movimiento no tiene liderazgo pero ellos quieren ocupar ese vacío de poder, y tarde o temprano su falso liderazgo queda expuesto.

Como dice el profesor Chedid, “Las palabras son muy muy importantes”. Al utilizar ‘régimen’ y ‘oposición’ se asume que existen dos fuerzas enfrentadas; cada una con sus propios niveles de popularidad, liderazgo, legitimidad y coherencia, etc. En ese sentido, la ‘oposición’ no es una fuerza porque no tiene una clase dirigente, un plan político y es incoherente.

Además, la utilización de los vocablos ‘régimen’ y ‘oposición’ se reserva para los procesos electorales. Y, en el caso de que ocurriera una elección seguramente los miembros de la oposición tienen pocas chances de ganar (NdR: Bashar Al Assad fue reelegido con el 88,7% de los votos el 4 de junio del 2014).

Volviendo a la pregunta, no debemos usar ‘oposición’ y ‘régimen’ por lo dicho anteriormente, y tampoco es apropiado el uso de ‘guerra civil’. ‘Revolución’ es el término más apropiado porque se refiere a la movilización de un amplio grupo social en contra de un sistema político autoritario.

NdR: Nadim Shehadi es Miembro Asociado de la Chatham House, Director del Centro Fares de Estudios Mediterráneos del Este de la Escuela Fletcher de Leyes y Diplomacia de la Universidad Tufts, compartió sus opiniones sobre Líbano.