Programa Siria: La política miserable
Reflexiones sobre la continuidad del Programa Siria, el desplazamiento de la sociedad y su utilización política.
Desde diciembre para acá, el Programa Especial de Visado Humanitario para Extranjeros Afectados por el Conflicto de la República Árabe Siria, conocido como Programa Siria, se perdió en medio de la niebla que traen los cambios de gobierno. Su transparencia previa tampoco era la ideal durante la gestión anterior, pero la decisión nacional de involucrar a la sociedad civil garantizaba acceso al proceso de toma de decisión.
Hoy, el rol de las asociaciones civiles ha sido reducido o vedado, y los cambios e intenciones del gobierno son anunciados a través de las tapas de los diarios. “Argentina recibirá 3000 refugiados sirios” titulaban los diarios locales el último julio, y en agosto se anunciaba “El Gobierno traerá a los primeros 300 refugiados sirios a la Argentina”, mientras que un diario español explicaba “Mauricio Macri ofrece ayuda a la Unión Europea.”
Todo eso ocurrió al tiempo que se entretenía a los representantes sociales con pequeñas reuniones en la Dirección Nacional de Migraciones, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, la Jefatura de Gabinete y el Ministerio de Seguridad. Y era tal la importancia que los titulares de cada cartera otorgaban a la política humanitaria que sólo la mitad asistió a las reuniones con las asociaciones civiles.
El cambio fue realmente notable, y no alcanzan los adjetivos para describir el trato recibido por los dirigentes institucionales, únicos representantes frente a las autoridades nacionales. Es cierto que algunos están enamorados de los flashes, pero esto no niega la intención del gobierno de suprimir el rol de la sociedad civil en el Programa Siria. Una política que a pesar de los tropiezos evolucionaba con el paso del tiempo, y en la cual la sociedad civil cumple un rol clave bajo la figura del “llamante”.
Por eso desde esta columna, se denunció el intento del gobierno por desplazar a la sociedad civil, además de la utilización de la política para fortalecer los vínculos con Europa, y nuevo rol de gendarme otorgado a la CIA y Mossad. Pero no se advirtió la utilización política del Programa Siria.
No se logró ver que detrás del discurso dominante impuesto, y que anunciaba la candidatura de la ministra Malcorra para la Secretaría General de la ONU, se escondía la articulación del Programa Siria para lavar la cara ‘de ajuste’ que viste la coalición Cambiemos. La confusión generada fue efectiva.
Durante un evento de beneficencia para financiar la llegada de nuevos inmigrantes sirios a la Argentina, un asistente alababa el compromiso de Macri con la causa, y lo ejemplificaba con el anuncio de la llegada de 3000 inmigrantes, y la presencia del Vice Gobernador de la provincia de Buenos Aires en la ocasión. Cuando se vio enfrentado por la realidad de que todavía continúa vigente una política del gobierno anterior, o sea el Programa Siria, este se ofuscó y reiteró el compromiso de Macri.
No hay caso. Una vez que la sociedad civil es desplazada de su rol de auditor y se la priva del contacto con sus dirigentes políticos, los intermediarios sólo pueden comunicar partes de un mensaje que se vuelve incoherente, ampliando el mar de confusión donde se hunde a la verdad. Así, el gobierno abrió la brecha que le permite hacer política con la miseria ajena.
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