Porqué Arabia Saudita no ingresará al club nuclear
Fareed Zakaria es columnista de temas internacionales para el diario Washington Post y conductor del programa GPS de la cadena de noticias CNN. Sus artículos de opinión son reproducidos por varios medios gráficos, y se caracterizan por la claridad de su pensamiento.
Uno de los temas más perturbadores sobre el futuro de Medio Oriente es la carrera nuclear. Periódicamente Arabia Saudita agita el panal, gritando a los cuatro vientos que si el desarrollo nuclear iraní no es detenido, iniciará sus propios planes atómicos. Esta misma semana, el embajador saudí en Londres, declaró que todas las opciones son consideradas para responder a la amenaza iraní.
¡No me quieran engañar! Arabia Saudita no va a desarrollar ningún arma nuclear. Arabia Saudita no fabricó un auto, y pretende desarrollar una bomba nuclear (se espera que el primer auto sea fabricado en 2017).
Lo que Arabia Saudita puede hacer a grandes penas son perforaciones en el suelo y extraer petróleo. En comparación con otros países petroleros como Nigeria y Venezuela, y evidenciando una mayor dependencia del recurso, las regalías petroleras equivalen al 45% del producto bruto interno de Arabia Saudita. Además, la manufactura saudí apenas alcanza el 10% del PBI a pesar de las grandes inversiones estatales, dadivosos subsidios y energía barata.
¿De dónde va a sacar Arabia Saudita los científicos necesarios para el programa nuclear secreto, si el sistema educativo saudí es retrógrado y disfuncional, producto de las cesiones estatales a un clero puritano y reaccionario? Por si queda alguna duda, según el Foro Económico Mundial , ubicó la calidad educativa en matemática y ciencias duras del país en el puesto 73. En cambio, a pesar de los 36 años de sanciones y un PBI más pequeño, Irán se ubica en el puesto 44 .
Otra pregunta importante es, ¿quién trabajará en la supuesta industria nuclear saudí? Karen Elliot House, quien trabajó para el diario Wall Street Journal, describe de la siguiente manera el mercado laboral del país: “1 de 3 personas en Arabia Saudita es extranjera. 2 de 3 personas con trabajo son extranjeros. Y del anémico sector privado saudí, 9 de 10 personas con trabajo son extranjeros…En pocas palabras, la sociedad saudí se caracteriza por un gran número de hombres que se niegan a trabajar en puestos acordes a su preparación; donde a la mayoría de las mujeres no se les permite trabajar; y en consecuencia, los puestos de trabajo son ocupados en su mayoría por extranjeros”.
Con esto no quiero decir que el reino está en riesgo. Al contrario, las finanzas permanecen robustas a pesar del aumento en el gasto público y reducción de las ganancias petroleras. La familia real demostró una destreza implacable en el uso del clientelismo, la política, la religión y la represión para mantener a la sociedad en un estado de somnolencia. Todo eso a costa de una sumergir a la mayoría en un sistema económico paralizado, mientras la elite dirigente enchapada en oro nada en un mar de inimaginables riquezas.
Si bien la resolución saudí es interpretada en clave estratégica, en realidad deben ser interpretadas como declaraciones sentimentales y fóbicas que reflejan el tradicional prejuicio frente a la comunidad shiíta. Es un resentimiento encubierto como estrategia; reflejado en la renuncia al asiento en el Consejo de Seguridad de ONU en Octubre de 2013, luego de hacer campaña durante años y gastar millones. Decisión la cual fue justificada por diferencias con las políticas de EEUU en la región.
La política regional saudí de bombardeos aéreos a Yemen dejó en evidencia las diferencias. Bruce Riedel , exasesor de la Casa Blanca, dijo que los ataques a civiles y daños a la infraestructura “profundizaron generaron un resentimiento entre Yemen y sus vecinos de golfo que afectará sus relaciones bilaterales por un largo tiempo. La relación de Yemen con sus ricos vecinos nunca fue la mejor, y ahora buscará revancha”. Riedel también destacó que la campaña aérea es dirigida por un joven ministro de defensa, hijo del nuevo rey, con poca experiencia en temas de gobierno, especialmente los militares.
¿Arabia Saudita podría comprar una bomba nuclear? Es realmente difícil porque cualquier intento de debiera realizarse de manera secreta, exponiendo el país a sanciones internacionales y represalias de las potencias occidentales. Además, Arabia Saudita depende de ciudadanos y firmas extranjeras para desarrollar su industria de energía, infraestructura, vender petróleo y servicios. Por la misma razón, una situación de exclusión similar a la de Irán o Corea del Norte, significaría el colapso de la economía saudí.
Muchas veces se especuló con que Pakistán venda armas nucleares, por las deudas morales contraídas con Arabia Saudita. Pero el gobierno de Islamabad comprende que una venta de ese estilo puedo transformar a Pakistán en un estado paria. Por la misma razón es poco probable que la transacción se concrete, incluso para satisfacer al novio rico saudí. Especialmente después de que Pakistán se negó en repetidas oportunidades a tomar partida de la campaña militar saudí en Yemen.
Entonces, voy a realizar una predicción: no importa lo que pase con el programa nuclear iraní, Arabia Saudita no tendrá armas nucleares durante la próxima década. Porque lisa y llanamente, no puede.
NOTA: La versión original de este artículo fue publicada por el Washington Post el 11 de Junio de 2015.
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