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jueves, 10 de julio de 2014

Por qué Gaza?

Por Karim Marzuqa Giacaman*

En junio pasado y luego de largas e intensas negociaciones, las dos mayores organizaciones políticas palestinas, el movimiento de resistencia islámica Hamas y Al Fatah, finalmente lograron arribar a un acuerdo para formar un gobierno de unidad nacional que les permita elaborar y desarrollar una estrategia de acción conjunta con el objetivo de poner fin a la ocupación militar israelí, luego del fracaso de las negociaciones con Israel, en lo que erróneamente se ha denominado “proceso de paz”.

En junio pasado y luego de largas e intensas negociaciones, las dos mayores organizaciones políticas palestinas, el movimiento de resistencia islámica Hamas y Al Fatah, finalmente lograron arribar a un acuerdo para formar un gobierno de unidad nacional que les permita elaborar y desarrollar una estrategia de acción conjunta con el objetivo de poner fin a la ocupación militar israelí, luego del fracaso de las negociaciones con Israel, en lo que erróneamente se ha denominado “proceso de paz”. Cabe recordar que en el año 2007, luego del triunfo de Hamas en las elecciones legislativas palestinas, Al Fatah realizó un golpe de estado avalado por Estados Unidos y la Unión Europea, dando inicio a 7 años de vergonzosos enfrentamientos entre ambas facciones, lo que los palestinos denominaron wakseh o humillación.

Como era de esperarse, el acuerdo sobre el gobierno de unidad fue inmediatamente rechazado por Israel, quien solicitó a Estados Unidos no reconocerlo y lanzó amenazas al nuevo ejecutivo en orden a intensificar los castigos colectivos contra el pueblo palestino de proseguir con él. Por su parte, Estados Unidos y la Unión Europea señalaron que trabajarían con el nuevo gobierno.

Este acuerdo era esperado con ansias por el pueblo palestino, cansado de las divisiones internas y sobre quien recae finalmente la política de limpieza étnica y de castigo colectivo sionista, consistente en el hostigamiento permanente de la ocupación israelí, los asesinatos selectivos, la usurpación de sus tierras y la destrucción de casas para la construcción del muro de segregación que Israel construye en tierras palestinas. El proyecto colonial sionista es un cáncer que se expande a través de toda Palestina y erosiona su tejido social.

Días después de concretado el acuerdo, luego de que los ministros prestaran juramento, tres colonos israelíes de una escuela religiosa son supuestamente secuestrados mientras hacían dedo (auto-stop) en el asentamiento israelí de Gush Etzion, sin que pudiesen dar con su paradero por varios días. La reacción no se hizo esperar y el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, culpó a Hamas de lo ocurrido, sin tener prueba alguna. Nada extraño si tenemos en cuenta su tenaz oposición a cualquier acuerdo político al que pudieran llegar Hamas y Al Fatah. Esta parecía ser la excusa perfecta. Consecuentemente, el Ejército de Ocupación Israelí (IOF, por sus siglas en inglés) emprendió una de las mayores incursiones militares en suelo palestino, desde la segunda Intifada el año 2001. El ejército incursionó en cada una de las ciudades y aldeas palestinas, revisando casa por casa, en busca de los jóvenes colonos, saqueando y destruyendo lo que encontraron a su paso.

Claramente la ola de secuestros, ataques y asesinatos indiscriminados, junto al cierre total de extensas zonas de la ribera occidental en Palestina, responde a una política deliberada y permanente de castigo colectivo contra el pueblo palestino.

Resulta importante señalar que el asentamiento del que supuestamente fueron secuestrados los colonos se encuentra en una zona A, que según los acuerdos de Oslo, son de control exclusivo israelí. No es de extrañar que esta acción fuese llevada a cabo por sectores ultra derechistas israelíes, quienes actualmente son parte del gobierno de Netanyahu, para tener otra razón más para continuar con la política de limpieza étnica de Palestina y la construcción de asentamientos ilegales. Cuando el año 2006 militantes de Hamas tomaron como rehén al soldado israelí Gilad Shalit, quien se encontraba en territorio palestino, reivindicaron el hecho y luego de 5 años de negociaciones realizaron un intercambio por prisioneros políticos palestinos que se encontraban en cárceles israelíes, sin cargos ni juicios.

Luego de varios días de búsqueda, finalmente son encontrados sin vida los tres colonos israelíes en la ciudad de Hebron, cerca del lugar donde son supuestamente secuestrados. Las reacciones en el gabinete israelí fueron inmediatas y sectores del gobierno exigieron al primer ministro una respuesta dura y enérgica. El canciller Lieberman por su parte, instó a Netanyahu a incrementar la actividad colonizadora de construcción de asentamientos en suelo palestino. 

Netanyahu parece ser un buen ajedrecista, su jugada es tácticamente perfecta. Por una parte, ataca a Hamas y su ya debilitada estructura política en la ribera occidental en el momento preciso, forzando a un quiebre en el acuerdo de unidad. Por otra parte, encuentra la excusa ideal para continuar con el plan de expansión de asentamientos ilegales que días antes había demorado con ocasión de la presión internacional. El diario israelí Haaretz comunicaba en su edición electrónica del 12 de junio que el ejecutivo había decidido construir 381 de las 1.800 nuevas viviendas anunciadas.

La cuestión palestina está determinada fundamentalmente por la asimetría existente entre las partes en conflicto. Este aspecto es esencial para comprender la dinámica en que se desarrollan las relaciones entre Israel y Palestina. El primero constituye la Potencia ocupante y el segundo el ocupado. La Comunidad Internacional ha fallado en su papel de mediador en la búsqueda de una paz justa y duradera, toda vez que ha depositado su confianza en que ambas partes sean capaces de arribar a una solución en un conflicto que es total y absolutamente desigual. Israel no ha demostrado ningún tipo de voluntad de negociar y únicamente se ha empeñado en despojar de más y más tierras a los palestinos y de destruir sus viviendas para construir el muro de segregación, declarado ilegal por la Corte Internacional de Justicia de La Haya .

Israel ocupa hace 47 años las zonas palestinas en la Ribera Occidental, Jerusalem oriental y la franja de Gaza, contrariando las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que lo conminan a retirarse de aquellos territorios ocupados por la fuerza, en la guerra de los seis días en 1967 .

Israel ha secuestrado a varios miembros del parlamento palestino, entre ellos su presidente Aziz Dweik, los que se encuentran privados de libertad en las cárceles israelíes, vulnerando sus garantías judiciales y el derecho al debido proceso, garantizados por el Derecho Internacional. Según fuentes de la ONG de derechos humanos Addameer, luego de que Israel firmara en 1991 la Convención contra la Tortura, han sido asesinados 104 presos palestinos en sus cárceles.

El principal objetivo sionista es la continuación de la colonización de Palestina a través de la construcción del Muro de segregación, la expansión de los asentamientos, la acentuación de los castigos colectivos y el desplazamiento forzoso de su población nativa. Israel constantemente, día a día, emprende todo tipo de acciones contra la población palestina, en especial los castigos colectivos, como el bloqueo a la franja de Gaza, la zona más densamente poblada del mundo y en que un 80% de su población son refugiados palestinos de lo que hoy se denomina Israel.

Netanyahu está empeñado en su lucha contra el movimiento de resistencia islámica Hamas y no se detendrá hasta cumplir su objetivo. No existe prueba más contundente de ello que la acción militar a gran escala que está llevando a cabo en estos precisos momentos contra la población civil de la franja de Gaza. Su celo se debe principalmente a que dicha facción de la resistencia palestina, enarbola la bandera de la autodeterminación nacional. Otro elemento que desmitifica aquello de que nos encontramos frente a un conflicto de carácter religioso, siendo éste eminentemente político. La lucha por la independencia del pueblo palestino y el fin de la ocupación israelí de su suelo, es el objetivo principal de Hamas. Habrá quien se preguntará ¿por qué entonces Netanyahu no emprende una acción similar de castigo colectivo, ataques por aire, mar y tierra, contra la población palestina en la ribera occidental? La respuesta es simple, porque la Autoridad Nacional Palestina (ANP), controlada por Al Fatah, ha dejado la lucha por la liberación y se ha encargado de cumplir la función del ocupante en los territorios que gozan de autonomía según los acuerdos de Oslo.

 

*Abogado. Postitulo en estudios árabes e islámicos por la Universidad de Chile.

1. http://www.haaretz.com/news/diplomacy-defense/.premium-1.598292

2. Opinión Consultiva CIJ. Disponible en http://www.icj-cij.org/homepage/sp/advisory/advisory_2004-07-09.pdf

3. Resoluciones 242 (1967) y 338 (1973).

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