Partidos religiosos y seculares en el Mundo Árabe: Construyendo confianza
La relación entre partidos políticos religiosos y seculares en el Mundo Árabe se caracteriza por la desconfianza, y el momento exige ambos dialoguen abierta y honestamente sobre las amenazas que perciben cada uno.
Hace poco acepté una invitación del Frente de Acción Islámica, el partido islámico jordano más convocante, para dar una charla sobre ciudadanía. Lo hice porque creo que ha llegado el momento exige ambos dialoguen abierta y honestamente sobre las amenazas que perciben cada uno.
La relación entre partidos políticos religiosos y seculares en el Mundo Árabe se caracteriza por la falta desconfianza. Los partidos seculares sienten que el triunfo electoral de un partido islámico afectará gravemente sus vidas, y por eso les exigen que definan claramente su posición sobre los derechos civiles y democráticos. Al mismo tiempo hay una necesidad de crear un proyecto civil moderno e inclusivo que fomente la estabilidad y prosperidad.
Se debatió mucho durante la presentación, y la audiencia, que no se limitó a los miembros del partido demostró ser muy diversa. Me hicieron muchas preguntas honestas sobre el compromiso con el pluralismo y la diversidad política, religiosa y social de los partidos religiosos. También escuché muchas respuestas honestas. Mientras que algunos estuvieron de acuerdo conmigo sobre el “imperio de la ley”, otros prefirieron rechazar la idea de un “contrato social” argumentando que sólo la religión define el estado de los seres humanos.
El debate tuvo momentos de alta tensión, pero se mantuvo siempre dentro del marco del respeto. Lo interesante de esos episodios fue que la desconfianza entre los partidos religiosos y seculares quedó en evidencia cada vez que una parte intentó negar a la otra. De todas maneras, la ausencia de diálogo a nivel nacional sobre las percepciones mutuas entre y el futuro de los partidos religiosos y seculares es notable en algunos países árabes.
El Mundo Árabe transita una etapa donde cada parte se atrinchera, y excluye o niega al otro sus derechos y obligaciones. Por eso, mientras que el atrincheramiento y la negación dominen el pensamiento de ambos campos, religioso y secular, el Mundo Árabe nunca podrá crear un lugar para todos sus hijos e hijas.
Para asegurar los derechos y obligaciones a todos los grupos sociales, prevenir la dominación de un grupo sobre el otro, y evitar la discriminación en base a cualquier criterio, religioso o no, es necesario un nuevo “contrato social” promueva. Además, el contrato debe manifestarse en una Constitución con un espíritu inclusivo que garantice la igualdad de todos ante la ley.
Hoy, la predisposición al diálogo en el Mundo Árabe no abunda. Entonces, la primera clave para el desarrollo de la confianza entre religiosos y seculares es el intercambio de opiniones e identificación de puntos en común. La segunda clave es la aceptación de diferencias irreconciliables. La confianza, entonces, quedara establecida con la implementación del nuevo “contrato social” que contemple las diferencias y garantice los derechos civiles.
Ese resultado solo puede alcanzarse trabajando dentro de un marco legal que respete la pluralidad y promueva la diversidad, donde la igualdad de los ciudadanos ante la ley provea la madera del marco necesario para construir una sociedad democrática. Como dijo Fares El Khoury: “La religión es para Dios, pero la nación es para todos”.
Desafortunadamente, en este momento ambos lados están practicando una política de exclusión. Por un lado, los religiosos intransigentes niegan a los secularistas el pleno ejercicio de sus derechos; y por otro lado, los secularistas intransigentes desconfían de, subestiman y oprimen a los partidos religiosos. Ha llegado el momento de romper ese círculo.
La negación y anulación del otro que significa el atrincheramiento de las partes culminó en el enfrentamiento social y con consecuencias negativas para toda la sociedad. Así, sólo la instauración de un nuevo “contrato social” permite terminar con desconfianza. Ese proceso se cumplió en Túnez en el momento que los partidos abandonaron sus trincheras y establecieron un diálogo. Todo el Mundo Árabe puede y debe hacer lo mismo.
---
(*) Marwan Muasher es Vice-Presidente de Estudios del Carnegie Endowmente for International Peace donde dirige investigaciones académicas en Beirut y Washington. Además, se desempeñó como periodista para el diario Jordan Times, Embajador, Asesor del Ministerio de Planeamiento, Ministro de Información, Jefe de Gabinete en Jordania y es autor de dos libros: The Arab Center: The promise of moderation y The Second Arab Awakening and the Battle for Pluralism.
---
Nota: La versión en árabe de este artículo fue publicado por Al Ghad, y su versión en inglés por Carnegie Endowment for International Peacce el día 9 de diciembre de 2015.
Noticias relacionadas
-
Basma Qaddour: “Células terroristas durmientes en Siria sirven a una agenda occidental”
-
El fuerte y largo brazo que empuña la espada
-
Pablo Sapag: Entrevista en la TV siria
-
Cómo el sionismo está alimentando una guerra religiosa por la mezquita de al-Aqsa
-
A 40 años: Malvinas Argentinas