Palestinos en Jordania, ¿el futuro de los sirios?
A pesar de la cercanía territorial con Siria, Jordania no permite profundizar sobre los sucesos en el país vecino. En Amán, el tema que acapara las charlas de café es “Palestina”. Pero hoy más que nunca, palestinos y sirios se confunden.
La inminente recuperación de Halab (Alepo) por parte de las Fuerzas Armadas de la República Árabe Siria, con asistencia de la Fuerza Aérea de Rusia y terrestre de Hezbollah y Fuerza Quds, o el fracaso de su defensa por parte de los agentes subsidiarios de los intereses del golfo pérsico o árabe -según la preferencia del lector-, europeos y estadounidenses, pasa desapercibida si no se enciende la radio o el televisor.
Al hacerlo, el panorama es bastante claro: dos discursos diametralmente opuestos. Por un lado, el que aplaude el avance del gobierno sirio sobre las zonas bajo control del Ejército Libre de Siria y otras facciones irregulares. En frente, el que acusa lo acusa de violar el "alto el fuego” en perjuicio de la población civil.
La falta de debate sobre los sucesos en ocurridos en Siria en el día a día jordano –más allá de la presencia de sirios en Jordania- tiene algo que ver con la negativa de los sirios a interactuar y cambiar opiniones. Un halo de picardía ilumina sus rostros cuando se intenta abordar el tema.
Algunos se excusan aludiendo que tienen miedo a posibles represalias, mientras que otros ni se preocupan en dar motivo al silencio. Su silencio no debe sorprender. Aquí se encuentra un gran número de quienes se oponen al gobierno dirigido por Bashar Al Assad, y tal vez su silencio sólo responda a la liviandad con la que en Occidente tratamos el tema.
Así las cosas, y con casi un mes en Jordania de este cronista, el conflicto en Siria ha sido el tópico más esquivo, a pesar de que de 1,3 millones de sirios ingresaron a Jordania (la ONU registró 655.404 (actualizado al 4/12/2016), y autoridades jordanas registraron otros 700.000).
En cambio, Palestina es parte integral de la vida pública y política jordana. No sólo porque Israel haya hecho todo lo posible por hacer de Jordania “el” Estado de Palestina, sino además, porque Jordania es el único país árabe que integró a los palestinos transformándolos en ciudadanos jordanos.
Hoy es posible encontrar palestinos en todos los rubros y actividades de la economía jordana. El conductor del taxi, el dueño del bar, el manager del hotel, son algunos de los ejemplos más terrenales, pero también los hay políticos y empresarios de alto vuelo, que se codean con los líderes tribales y la realeza. El palestino está presente en todas las clases sociales de la sociedad jordana, y representa cerca del 30% del total de la población.
La realidad material muestra que los palestinos encontraron en Jordania un lugar donde hacer su nuevo hogar. Afirmación que se puede constatar al visitar los barrios de Al Nasser o Wihdat, para nombrar dos ejemplos en la ciudad capital. Ambos son espacios urbanos de calles angostas que se abren paso entre edificios de escasos pisos separados por mínimos pasillos. Construidos con el esfuerzo que da la esperanza de un retorno que nunca llegó.
Mañana me encamino hacia el Campo Zaatari. Un lugar que saltó a la fama en 2014 por concentrar la mayor cantidad de personas desplazadas en el mundo –todas procedentes de Siria. Será un viaje en el tiempo, particularmente al pasado, y desde donde proyectar el futuro; porque si la comunidad y poderes internacionales no modifican su actitud, el destino de la colectividad siria en Jordania será el mismo que el de la palestina: la construcción de un nuevo hogar bajo la esperanza de un retorno irrealizable.
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