OTAN 2030: Cómo empeorar una mala idea
Expandiendo la "Alianza Atlántica" al Pacífico... Justo cuando pensabas que los líderes de la OTAN no podían expandir más los límites de la locura, se anuncia algo como OTAN 2030.
Después de ayudar a volar el Medio Oriente y el Norte de África, dividir a los Balcanes en zonas de guerra y tensión, poner de cabeza a Ucrania con armadas de neo nazis y rodear a Rusia con un escudo antimisiles balístico, los líderes de esta reliquia de la Guerra Fría han decidido que la mejor manera de lidiar con la inestabilidad del mundo es... más OTAN.
En un evento en línea del 8 de junio copatrocinado por el Consejo Atlántico, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunció el lanzamiento de un proyecto de planificación para reformar la organización, llamado OTAN 2030.
Stoltenberg dijo a su audiencia que para tratar con la asociación estratégica de Rusia y China que está transformando el equilibrio de poder global, “debemos resistir la tentación de las soluciones nacionales y debemos estar a la altura de nuestros valores: libertad, democracia y estado de derecho. Para hacer esto, debemos mantenernos fuertes militarmente, estar más unidos políticamente y adoptar un enfoque más amplio a nivel mundial”.
Para Stoltenberg, esto significa expandir la membresía de la OTAN en el Pacífico con una alta prioridad en la absorción de Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur en la familia disfuncional de la OTAN. También significa extender la jurisdicción de la OTAN más allá de una alianza militar para incluir una dimensión política y ambiental más amplia (la guerra contra el cambio climático aparentemente es tan grave como la guerra contra el terrorismo y, por lo tanto, debería incorporarse al sistema operativo de la OTAN).
Al analizar las intenciones de China a través de la más hobbesiana y oscurantista lente posible, Stoltenberg declaró que “están invirtiendo fuertemente en capacidades militares modernas, incluidos misiles que pueden llegar a todos los países aliados de la OTAN. Se están acercando a nosotros en el ciberespacio. Los vemos en el Ártico, en África... y están trabajando cada vez más junto con Rusia”.
A pesar del pensamiento de la OTAN, tan anclado en la Guerra Fría, Rusia y China han presentado continuamente ramas de olivo al oeste a lo largo de los años, ofreciéndoles cooperar en asuntos como el antiterrorismo, la exploración espacial, la defensa de asteroides y los proyectos de infraestructura global en el Ártico y la más amplia iniciativa de la Ruta de la Seda.
En todos los casos, estas ofertas se han encontrado con un hombro frío casi unánime por parte del complejo militar-industrial occidental que gobierna la OTAN y la alianza atlántica.
El motor de la guerra se enciende
Mientras Stoltenberg pronunciaba estas palabras, la edición 49 de las Operaciones Bálticas que se llevó a cabo del 1 al 16 de junio estaba en marcha como el mayor ejercicio de la OTAN en el Mar Báltico con la participación de "30 barcos y submarinos, y 30 aviones, que condujeron operaciones de defensa aérea, guerra antisubmarina, interdicción marítima y de contramedidas mineras”. En respuesta, Moscú reforzó sus fuerzas blindadas de cara a Europa.
Mientras tanto, en el patio trasero de China, tres portaaviones llegaron al Pacífico (el USS Theodore Roosevelt, el USS Ronald Reagan y el USS Nimitz) con la aprobación del Comité de Servicios Armados del Senado de USD 6 mil millones en fondos para la Iniciativa de Defensa del Pacífico que, según afirmó Defense News , “enviará una fuerte señal al Partido Comunista Chino de que EEUU está profundamente comprometido a defender nuestros intereses en el Indo-Pacífico”.
El comité también aprobó una ubicación operativa de la Fuerza Aérea de EEUU en el Indo-Pacífico para aviones F-35A con el fin de “priorizar la protección de las bases aéreas que podrían estar bajo el ataque de misiles de crucero actuales o emergentes y misiles hipersónicos avanzados, específicamente de China”.
Otro inflamatorio precursor para la confrontación provino de un Informe del Comité de Estudio Republicano del Congreso, en coautoría del Secretario de Estado Pompeo, que pedía sancionar al liderazgo de China, enumerando a Rusia como un patrocinador estatal del terror y autorizando el uso de la fuerza militar contra cualquier persona en la lista de ‘Organización Terrorista Extranjera’.
Cuando se tiene en cuenta que grandes sectores de la Guardia Revolucionaria de Irán están en esta lista, no es difícil ver qué tan rápido las naciones que hacen negocios con Irán pueden considerarse “patrocinadores estatales del terror”, lo que justifica el uso de la fuerza militar de Estados Unidos.
Con este nivel de antagonismo explícito y duplicidad, no es de extrañar que el Ministerio de Relaciones Exteriores de China anunciara el 10 de junio que no participaría en conversaciones conjuntas de armas a tres bandas con Estados Unidos y Rusia.
Si Estados Unidos demostrase una intención coherente de cambiar su doctrina de política exterior hacia una perspectiva genuina a favor de la cooperación, entonces es indudable que China abrazaría con entusiasmo tales propuestas. Pero hasta entonces, China obviamente no está dispuesta a perder ninguna parte de su ya pequeño disuasivo nuclear de 300 ojivas (en comparación con Rusia y los EEUU, con 6000 en posesión de cada uno de ellos).
La resistencia a los halcones guerreristas
Lo he dicho muchas veces antes: actualmente no hay solo una, sino dos doctrinas militares estadounidenses opuestas en guerra entre sí y ninguna evaluación de la política exterior estadounidense está completa si no considera ese hecho.
Por un lado, existe la doctrina sociópata que describí resumidamente arriba, pero por otro lado, existe una intención genuina de detener las “guerras para siempre”, retirarse de Oriente Medio, desconectarse de la OTAN y realinearse con un sistema multipolar de estados nacionales soberanos.
Este Estados Unidos más positivo se expresó en el contraataque del 7 de junio de Trump contra el ex secretario de Defensa, Gral. James Mattis, quien había alimentado el Maidan estadounidense que ahora se desarrolla al afirmar que las soluciones pueden darse sin el presidente.
Trump había despedido a Mattis anteriormente motivado por el compromiso de este guerrero de la Guerra Fría con un interminable enredo militar en Siria, Turquía, Afganistán e Irak. En esta entrevista en la Oficina Oval, el Presidente llamó al complejo militar-industrial que Mattis representa diciendo: “El complejo militar-industrial es increíblemente poderoso... No tienes idea. Algunos legítimos y otros ilegítimos”.
Otro aspecto de la resistencia de Trump a los neoconservadores que dirigen el Pentágono y la CIA se refleja en la declaración conjunta de EEUU e Irak del 11 de junio, tras la cumbre de Diálogos Estratégicos de delegados bilaterales, que se comprometió a una reducción continua de las tropas en Irak declarando:
“En los próximos meses, Estados Unidos continuará reduciendo las fuerzas de Irak y discutirá con el gobierno de Irak el estado de las fuerzas restantes a medida que ambos países se centren en desarrollar una relación de seguridad bilateral basada en fuertes intereses mutuos”.
Esta declaración coincide con el llamado de Trump de mayo de 2020 para acelerar la retirada de las tropas de Afganistán, que ha visto una caída de 12000 tropas en febrero a menos de 9000 al momento de esta nota.
Lo que más enfureció a los OTANistas de Londres, Bruselas y Washington fue el sorprendente llamado de Trump para retirar a 9500 tropas estadounidenses de Alemania horas antes de que Stoltenberg pronunciara su alocado discurso de la OTAN 2030 con Johann Wadephul (jefe adjunto de la CDU) diciendo que “estos planes demuestran, una vez más, que la administración Trump descuida un elemento central de liderazgo: la participación de los socios de la alianza en el proceso de toma de decisiones”.
En su siguiente expresión, Wadephul dejó traslucir su delirio anti-euroasiático diciendo: "Europa gana con la Alianza unificada. Sólo Rusia y China se benefician de los conflictos”.
Tan solo unos meses antes, el presidente mostró su desdén por la burocracia de la OTAN al retirar unilateralmente a 3000 militares estadounidenses del ejercicio Trident Juncture que se realiza anualmente cada mes de marzo.
En defensa del presidente Trump
A pesar de todos sus problemas, la resistencia de Trump a la facción de la edad oscura / neocon que ha estado dirigiendo un complejo de inteligencia militar-industrial en forma prácticamente independiente desde la muerte de F. D. Roosevelt en 1945, demuestra un alto grado de coraje que no se ha visto en los presidentes estadounidenses durante muchas décadas.
Lo más importante es que este defectuoso presidente representa un tipo de Estados Unidos que es realmente compatible con el paradigma del estado pro-nación que ahora lideran Rusia y China.
El reciente intento de Trump de reformar el G7 en un G11 (incorporando a Rusia, India, Corea del Sur y Australia) es un buen paso en esa dirección, pero su exclusión de China lo ha convertido en una idea inviable.
Para resolver este problema, el presidente de la American University en Moscú, Edward Lozansky, declaró en su reciente columna en el Washington Times que agregar a China a la lista y convertirlo en un G12 sería una gracia salvadora para la idea y una de las mejores maniobras de flanqueo posibles durante este momento de crisis. El concepto de Lozansky es tan importante que deseo terminar con una cita más amplia de su artículo:
“Tanto Rusia como China recibieron el mensaje hace mucho tiempo de que necesitan permanecer juntos para resistir los esfuerzos para destruirlos en secuencia...
De hecho, el G7 es un grupo obsoleto y definitivamente necesita sangre fresca. Por lo tanto, una reunión del G12 en Nueva York a fines de septiembre durante la reunión anual de la Asamblea General de la ONU sería un lugar y un momento perfectos ya que Trump ya había anunciado que está dispuesto a celebrar una cumbre del G5 con los líderes de Rusia, China, Gran Bretaña y Francia, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, para discutir temas de seguridad nuclear.
Hasta ahora, China es reacia a unirse a estas conversaciones, argumentando que su fuerza nuclear más pequeña es defensiva y no representa una amenaza. Sin embargo, para la discusión en el formato G12, el Sr. Putin podría convencer a su amigo Xi para que acepte la invitación del Sr. Trump.
Este sería un gran logro para la paz mundial y, al mismo tiempo, permitiría a Trump obtener muchos puntos políticos no solo de su base electoral, sino también de indecisos e incluso de sus oponentes que deseen salvar a sus familias del holocausto nuclear”.
A menos que los ciudadanos del mundo que realmente quieran evitar el peligro de un holocausto nuclear, aprendan a aceptar la idea de un G12 y dejen que el paradigma de la OTAN / Guerra Fría se pudra en el basurero obsoleto de la historia a la que pertenece legítimamente, podemos afirmar que el futuro no será algo para anhelar.
Para la próxima entrega, echaremos un vistazo a los orígenes imperiales británicos de la OTAN y el estado profundo de Estados Unidos, para ayudar a arrojar una mayor luz sobre la naturaleza de las “dos Américas” que, como señalé anteriormente, han estado en guerra entre sí desde 1776.
Nota: Matthew J.L. Ehret es periodista y profesor. Es fundador y editor en jefe de Canadian Patriot Review. Es columnista habitual de los más destacados portales de geopolítica internacional. Se le puede contactar en matt.ehret@tutamail.com
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