Netanyahu y su nuevo gabinete: más a la derecha
Publicada en el portal de Al Jazeera (America), la nota del periodista Noam Sheizaf presenta un detallado análisis de los motivos y expectativas generadas por el nuevo viraje hacia la derecha (¿mas todavía?) del nuevo gabinete anunciado por Tel Aviv. Aquí una traducción del idioma inglés desde esta Redacción, para nuestros lectores.
Israel se inclina a la derecha con la formación de nuevo gobierno
A pesar de su contundente victoria en las urnas en marzo, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu tomó 42 días - el máximo permitido por la ley - para formar su cuarto gobierno. Las cosas se complicaron en el último minuto: Avigdor Lieberman, quien renunció a su cargo de ministro de Relaciones Exteriores a principios de esta semana, decidió no unirse al gobierno, lo que obligó a Netanyahu a conformarse con la más estrecha coalición posible, que consta de 61 legisladores de los 120 del parlamento, y a pagar un precio más alto de lo esperado por sus socios de la coalición.
El mayor ganador de las negociaciones fue el partido de derecha Hogar Judío (HJ), que representa los intereses del movimiento de colonos. Su líder, Naftali Bennett, será el nuevo ministro de Israel para la educación, y su adjunto, Ayelet Shaked , dirigirá el Ministerio de Justicia - una posición de poder, que también encabeza el comité del gobierno para la legislación, el foro donde la coalición decide qué proyectos de ley dejar de lado y cuales tratar de pasar. HJ también recibirá la posición adjunta en el Ministerio de Defensa, que supervisa los asuntos de Cisjordania.
Esta será la coalición más derechista en la historia de Israel. No sólo está el gobierno compuesto por los partidos conservadores, sino que a su vez estos partidos se han tornado más de línea dura que nunca. Todo el liderazgo del Likud, empezando por Netanyahu, está en consonancia contra la idea de un Estado palestino soberano. A la derecha del Likud está el ahora empoderado partido Hogar Judío, con un menor número de legisladores (ocho, en comparación con 12 en el parlamento anterior) pero con Netanyahu por completo dependiente de todos y cada uno de ellos. La influencia de HJ es probable que vaya más allá de las posiciones de gabinete que fue capaz de asegurar.
Después de servir dos años en la oposición, los dos partidos ultra-ortodoxos están re-ingresando en el gobierno con una venganza. El acuerdo de coalición firmado por Judaísmo Unido en la Torá y Shas con Netanyahu, cancela todos los logros legislativos del secular partido Yesh Atid en el gobierno anterior, relajando ciertas leyes de conversión sobre la incorporación de ortodoxos en el ejército israelí. A cambio, Netanyahu recibirá sus aliados más confiables - dos partidos que nunca se enfrentarán al gobierno sobre cuestiones de guerra y paz, los asentamientos o la economía.
El elemento relativamente centrista en el gobierno será el nuevo partido Kulanu, encabezado por el ex ministro del Likud, Moshe Kachlon. Miembros prominentes de Kulanu incluyen a Yoav Galant (el jefe del Comando Sur del ejército israelí durante la Operación Plomo Fundido de Israel en Gaza en 2008 y 2009) y Michael Oren (ex embajador en los EEUU). Mientras Kachlon, Galant y Oren no descartan la idea de un Estado palestino, culpan a los palestinos por la prolongación de la ocupación israelí en Cisjordania y Gaza y no muestran ninguna prisa por cambiar el statu quo. Kachlon, quien se convertirá en el nuevo ministro de Finanzas de Israel, es especialmente vago sobre la cuestión de la ocupación; se espera que se centre exclusivamente en la economía y probablemente no vaya a enfrentarse a los colonos, ya que probablemente necesitará su apoyo en su esfuerzo por bajar los precios de la vivienda y reformar el sistema bancario del país.
Los sectores con esperanzas de ver un cambio en la política hacia los palestinos, es probable que se decepcionen. De Netanyahu y sus socios, es esperable que mantengan e incluso profundicen las tendencias en Cisjordania - a saber, más asentamientos y la apropiación de tierras. Israel continuará dependiendo de la coordinación palestina sobre la seguridad, mientras enfrenta la Autoridad Palestina en el ámbito internacional. Casi nadie en Israel, en particular el sector de la seguridad, quiere ver el colapso de la Autoridad Palestina, pero a su vez parece haber poca disposición a conceder favores políticos al presidente palestino, Mahmud Abbas.
Por extraño que pueda parecer, la dinámica entre Israel y Hamas en Gaza no es totalmente diferente, con muchos en el gobierno israelí ahora viendo el gobierno de Hamas en el territorio como una realidad política inevitable. Algunos miembros del establishment de seguridad incluso ven algunas ventajas a este estado de cosas, sobre todo el hecho que mantiene a los palestinos divididos entre los liderazgos de Gaza y Cisjordania, mientras que cuentan con un poder soberano en Hamás, para actuar como retén contra los grupos sunnitas más radicales que podrían intentar crear un punto de apoyo en la Palestina histórica.
Por estas razones, ninguna de las ideas más radicales, que a menudo son postuladas por los populistas de derecha en Israel, como derrocar a Hamas en Gaza o anexar el 60 por ciento de Cisjordania actualmente administrada por Israel (en oposición a la Autoridad Palestina), es probable que se materialice con el nuevo gobierno. Pero las concesiones no son probables tampoco, dado el poder de veto de los partidos de los colonos en el nuevo gobierno; se necesitaría solo la salida de dos de sus miembros del parlamento para derribar toda la coalición.
Una de las primeras cosas que el nuevo gobierno es probable que haga es considerar las opciones de Israel sobre el programa nuclear iraní, sobre todo si los negociadores de Irán y las seis potencias mundiales concluyen las conversaciones con un acuerdo a tiempo para la fecha límite del 30 de junio. Este es tal vez el único problema por el que Netanyahu podría encontrar algún apoyo de la oposición, sobre todo en las filas del Partido Laborista, que incluye algunas voces de línea dura sobre Irán (el candidato del partido para ministro de Defensa en las últimas elecciones, el general retirado Amos Yadlin, abogó por un ataque militar contra Irán en el pasado). Sin embargo, la ventana de oportunidad para la acción militar está en probable cierre, si es que no se ha cerrado ya. A pesar de la aversión de Netanyahu ante la postura de negociación de la Casa Blanca sobre el programa nuclear iraní, arriesgarse a un ataque directo en detrimento de un posible acuerdo sería una apuesta arriesgada.
Con Irán fuera de alcance, y poco deseo evidente para cambiar el statu quo de la ocupación, la mayor parte de la energía política del cuarto gobierno de Netanyahu probablemente se repliegue hacia el interior, a lo que algunos derechistas israelíes ven como el enemigo interno - grupos de paz, activistas de derechos humanos, algunos elementos en los medios, la Corte Suprema y los ciudadanos palestinos. Ya la semana pasada, Yinon Magal, un nuevo legislador para HJ, exigió que el fiscal general levante cargos de traición contra Alon Liel, ex jefe de gabinete en el Ministerio de Relaciones Exteriores, después de su apoyo al reconocimiento internacional del Estado palestino. Una investigación contra Liel es poco probable, pero la carta y el apoyo a la misma por parte de la derecha sugieren hacia donde podrían dirigirse las cosas.
Entre otras ideas traídas por legisladores de derecha durante las negociaciones en pos de la coalición, estaban a) una ley que buscaba someter las subvenciones por parte de otros gobiernos a las organizaciones de derechos humanos, a la aprobación del ministerio de Defensa y el Comité para la Seguridad y las Relaciones Exteriores del parlamento israelí; b) un cambio estructural que daría al parlamento la última palabra en el comité que nomina a los jueces del Tribunal Supremo; c) varias versiones de la ley del estado-nación, que busca elevar "el carácter judío del Estado" por sobre sus principios democráticos; d) un proyecto de ley que permitiría al gobierno confiscar tierras privadas palestinas para la construcción de asentamientos; y e) un proyecto de ley que permitiría a los expatriados votar en las elecciones (con el objetivo de disminuir la representación palestina en el parlamento, que desde hace algún tiempo ido en aumento.) Algunas de estas ideas se plantearon en el pasado, pero ahora tienen una mejor oportunidad de pasar, dada la naturaleza del nuevo gobierno.
Si Netanyahu es capaz de durar más de dos años en el poder con el nuevo gobierno, va a romper el récord en el poder de Israel establecido por el primer ministro fundador David Ben Gurion de años consecutivos en el cargo. Hay una generación de israelíes que pasó la mayor parte de su vida adulta con Netanyahu a la cabeza. Y aunque sin duda es un producto de la era actual de la política israelí, la cual está a la vez orientándose hacia la derecha y el statu quo, la huella de Netanyahu sobre la cultura política israelí - con su guerra cultural interna y su confrontativa actitud tanto hacia amigos como enemigos en el mundo - es propensa a sentirse por mucho tiempo.
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Noam Sheizaf (*): Periodista israelí, revista +972
Nota: la publicación original en Inglés puede leerse en este LINK
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