Monseñor Nassar: Los cuatro retos de los cristianos de Oriente
¿Puede alguno imaginar lo que debe ser vivir en una zona de guerra durante 6 largos años? Esta ha sido la realidad para nuestro querido Monseñor Samir Nassar, Arzobispo Maronita de Damasco.
1. El desafío de la historia
Los cristianos de Oriente soportan la carga de las disputas cristológicas de los primeros cuatro Concilios Ecuménicos:
• Nicea en el año 325 DC
• Constantinopla en el año 381 DC
• Éfeso en el año 431 DC
• Calcedonia en el año 451 DC
Estos Consejos definieron y transformaron la doctrina cristiana.
Las trece iglesias de Oriente poseen un rico patrimonio, sin embargo en el siglo 7 el cristianismo oriental competitivo y dividido no pudo hacer frente al islam.
En los siglos 12 y 13, esos cristianos orientales se aliaron a los cruzados que vinieron para liberar Jerusalén. Después de la derrota de los cruzados, los musulmanes continuaron a sospechar de sus compañeros cristianos que seguían considerados aliados del "enemigo".
Estas iglesias sufrieron una severa persecución durante los siglos 14 y 15.
La memoria colectiva de los cristianos y de los musulmanes no se olvida de aquellas heridas.
¿Cómo se puede olvidar un pasado abrumador y purificar la memoria colectiva? ¿Acaso el pedido de perdón alcanza para dar vuelta la página sobre estas manchas oscuras?
2. Reto demográfico
Ya una minoría en un mundo infiltrado por los musulmanes, el número de los cristianos orientales está en descenso:
Disminución de la tasa de natalidad y leyes sectarias en los países árabes, excepto el Líbano, dónde se requiere en los matrimonios mixtos que los cónyuges no musulmanes, se conviertan al islam. Un cónyuge en el matrimonio mixto puede convertirse al islam, pero no se puede convertir al cristianismo.
A esto se suma el incremento en el número de emigrados cristianos, lo cual ha acelerado la disminución de la población, así como también debilitado parroquias, familias y el peso social y político de los cristianos en las sociedades orientales. Debido al aislamiento y la marginación que padece una minoría, muchos eligen vivir en la sociedad con un perfil público bajo.
¿Cómo hace esta minoría heroica para sobrevivir? El modelo de la Iglesia primitiva podría ser una buena guía.
3. Desafío de la Evangelización
Las escuelas católicas son nacionalizadas; Ya no tenemos acceso a la educación de nuestros hijos. ¿Acaso puede una generación ignorar su fe? ¿Cómo se puede llenar este vacío? Lo llenamos con catecismo parroquial, que sólo es una solución eficaz para el 5% de los niños escolarizados reasentados. Esta es una solución precaria y costosa. El transporte es caro, así que la asistencia del alumno es irregular. Los niños tienen que ser recogidos en sus hogares.
Un programa diseñado para organizar noches Bíblicas con las familias estaba previsto para antes de la guerra.
Ahora muchos de los catequistas capacitados están desaparecidos, mientras que algunos han abandonado el país.
Con la subida del fanatismo, del fundamentalismo y de la intolerancia, la evangelización se ha vuelto demasiado arriesgado.
El Evangelio sigue atrayendo a mucha gente, pero ya no es posible bautizarlos.
La libertad de religión sin la libertad de conciencia no es suficiente. Coexistir con el islam es nuestra difícil e inevitable elección.
Frente a este desafío, la vida oculta de Jesús parece ser una buena manera.
4. Desafío Económico
La minoría cristiana dispersa ha perdido hace mucho tiempo los medios financieros para sostener sus parroquias y a sus pastores. Estas Iglesias orientales no son viables sin las contribuciones de Iglesias occidentales y las acciones caritativas de solidaridad. Sin su apoyo, el 80% de los lugares de culto estarían cerrados. Esta generosidad fraterna se puede llegar a suspender por la crisis mundial. El futuro es difícil de imaginar.
Una Iglesia pobre más cerca del evangelio es el mejor testimonio.
El desafío de los desafíos:
A la vista de este largo y profundo Calvario, algunos han cambiado de religión, otros han elegido abandonar. El pequeño rebaño que queda contempla a María al pie de la cruz y medita sobre estas palabras de Cristo:
"El que no carga mi cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo." Lucas 14: 27
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