Líbano: Los cinco sucesos que marcaron el 2014
El 31 de diciembre pasado me encontraba en Aatrine, Líbano, junto con Bashir y Bassam cocinando kafta y tomando arak en uno de los mil valles del Shouf. La alegría del momento la volqué en mi blog personal, donde agradecía por el año que terminaba y auguraba un mejor 2014.
Eran las 8:15 de la mañana y Bashir entró agitado a la habitación. ‘¿Qué haces durmiendo?’ me dijo. Yo le respondí que había trasnochado con los libros. ‘¡Despertate! Acaba de explotar un coche en el centro,’ continuó. Era el 27 de diciembre de 2013, y moría Mohammed Chatah en el centro de Beirut. La quinta bomba del año detonaba en Líbano anunciaba el final del año. El aire comenzaba a enrarecerse luego de 9 años de tranquilidad. Y una herida se volvía a abrir.
2 de Enero, el primer coche bomba del año detonó en el barrio de Haret Hreik, en el sur de Beirut, a pocas cuadras de la oficina del Hezbollah. Días más tarde, Hassan, el barman de Moscow Mule, un pequeño bar en el barrio de Hamrah, me invitó a conocer el lugar. La seguridad es crucial, y los puestos de control son estrictos. Pero no pudieron con tanto ingenio. Nos obligaron a bajar del coche; militares y caninos nos revisaron. La situación se distendió cuando Hassan les comentó mi origen. Entonces, al unísono los soldados entonaron el grito sagrado: ¡Maradona! Y yo pude volver a respirar, para perder el aliento cuando comenzamos a recorrer el lugar. Ya de noche, el lugar era aún más aterrador. Pero los vecinos parecían no haberse percatado de lo sucedido, y yo me excitaba al andar. El hollín todavía decoraba las fachadas edilicias, las calles estaban llenas de transeúntes, y los coches desfilaban por los callejones. Otros 13 artefactos detonaron durante el año, pero ninguno logró quebrar el espíritu emprendedor y sano humor libanés.
15 de Febrero, Tammam Salam presentó el nuevo gabinete de gobierno tras casi 11 meses de negociaciones. Terminaba el Día de los Enamorados y yo otra vez brindaba solo. Pero en Beirut, y algo más que la soledad me angustiaba. Es que la muerte de Chatah dejó un vacío en el liderazgo de Movimiento Futuro, ahora ocupado por el sector más intransigente del partido. Un grupo que exigía el retorno de los militantes libaneses-shiítas en Siria, requisito que frenaba cualquier tipo de negociación entre las partes, llevando al país cada vez más cerca la crisis institucional. En 2008, la misma situación llevó al enfrentamiento armado en las calles de Beirut. Por todo eso, a principios del 2014 se hablaba de la posibilidad de excluir a Hezbollah del nuevo gabinete. Un plan que agitó Arabia Saudí, garantizando un voucher de 1.000 millones de dólares para la compra de armamento a cuenta del gobierno libanés. El plan nunca se concretó, y por eso hoy Líbano tiene un gabinete que incluye a todos los sectores políticos.
25 de mayo, el Presidente Michel Suleiman cumplió con las obligaciones asumidas y dejó el Palacio de Baabda. Destaco las agallas de Suleiman para poner la presión sobre el Parlamento, y obligarlo a que elija un nuevo presidente. Tarea que debió ser acabada dos meses antes de que Suleiman se retire. Sin embargo, la vacante sirvió de excusa a los parlamentarios para votar la extensión de sus propios cargos. Entonces hoy Líbano no tiene presidente, y el electorado fue privado de ejercer sus derechos. Peor aún, la constitución se violó nuevamente, precarizando la estabilidad institucional, y cuestionando las bases republicanas del Estado. Con el pecado consumado, las negociaciones parlamentarias para la promoción y elección de un nuevo presidente, quedaron a merced de la influencia regional e internacional. Allí, reside la importancia de las ofrendas saudíes e iraníes, como así también la visita de representantes franceses y estadounidenses.
2 de Agosto, miembros del Ejército Libanés toman bajo custodia a un líder de Frente Al Nusra, y se enfrenta con un grupo de militantes en los alrededores de Arsal. Para alegría de mis padres, yo ya me encontraba en Capital Federal. A pesar de ello recordé con claridad las palabras del comandante de Estado Islámico (E.I.) Abu Abdullah Al Rashid Al Baghdadi. ‘Nuestra guerra ya no se limitará a Siria. Pronto, Líbano se incendiará,’ afirmó. En realidad Líbano ardía hace rato, porque el fuego que la sociedad libanesa lleva adentro nunca se apagó. Y con esa misma pasión que los caracteriza rechazó una y otra vez los avances de E.I. sobre territorio libanés. Sin embargo, el artífice en el campo de batalla no fue otro más que Hezbollah. A pesar del éxito militar, E.I. todavía mantiene bajo su custodia a policías y soldados libaneses.
11 de Noviembre, el Ministro de Salud Wael Abu Faour denunció públicamente que cadenas de restaurants y supermercados servían a sus clientes comida contaminada con agua residual. Imagino la cara de asco en más de un lector, y su empatía por todos los adinerados de Líbano que tuvieron la mala suerte de consumir los productos contaminados. Por mi lado, agradezco a Bassam, quien en una muestra de calidez libanesa me llevó al Rey de la Comida. Un lugar al cual la palabra restaurant le queda chica, y la única cadena del lugar sostiene el tarrito de las propinas. Es cierto que las opciones son limitadas, que no hay aire acondicionado o una puerta para cerrar. A pesar de ello, la gente no paraba de entrar y salir, e incluso hacer cola fuera del local. Porque el amor libanés entra por el estómago, y los lujos están de más.
Al volver a la Argentina, comenté a un paisano que fui a Líbano en el momento indicado. Lo justifiqué muy livianamente diciendo que era una época en la cual pasaban cosas. Me sorprendió su respuesta. ‘En Líbano no paran de pasar cosas,’ sentenció mi interlocutor. Y este resumen es evidencia de ello. Podría haber elegido ejemplos más fortuitos, pero mi optimismo no me lo permite y porque quiero recordar los episodios que no debieran repetirse.
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