Los riesgosos acuerdos de Macri con Netanyahu
Síntesis de extensa nota de H. Verbitsky sobre las implicancias del paso de Netanyahu por la Argentina y los acuerdos suscritos con el gobierno.
Los acuerdos secretos de Macri con Netanyahu colocan a la Argentina en zona de riesgo, tal como hizo Menem hace tres décadas.
La región es la única del mundo que no está bajo amenaza del terrorismo internacional. La mejor política es apartarse de las fuentes del terror, pero Macri hace lo contrario. Colocar a Irán y Nisman como temas de política interna y entrar en la órbita de la inteligencia israelí, británica y estadounidense son desatinos peligrosos. Paraguay, Colombia y la idea fija.
Si algo llama la atención y despierta inquietud en la visita oficial de Benjamín Netanyahu es la parquedad de la información oficial. El gobierno de Israel, menos temeroso de su opinión pública que el argentino, informó al menos sobre los cuatro acuerdos firmados.
El primero se refiere a colaboración policial y militar y transferencia de información estratégica y operativa. La relación entre Mauricio Macri y Netanyahu se inició en junio de 2014, cuando el entonces candidato presidencial viajó a Israel. En aquel viaje inicial, Macri prometió “pagar al contado” el fallo del juez de Wall Street, Thomas Griesa. Israel fue uno de los siete países que en la ONU votaron contra las regulaciones de los fondos especulativos propuestas por la Argentina. El pago al contado fue una de las promesas que Macri cumplió desde el gobierno, iniciando así el tercer gran ciclo de endeudamiento argentino, génesis de una gran crisis futura.
En enero de 2016 volvieron a encontrarse en Davos, donde acordaron la realización de negocios en los campos de inteligencia, seguridad y defensa, favorecidos por la declaración de emergencia en seguridad, que permite comprar esos juguetes sin licitación (la Argentina ya adquirió patrulleros terrestres y acuáticos y capacitación policial para la provincia de Buenos Aires. En cambio no se concretó la venta de aviones por falta de dinero y por ofertas competitivas de Francia y Estados Unidos). También coincidieron allí sobre el juzgamiento en ausencia de los acusados iraníes por la explosión de la DAIA en 1994, que el gobierno no llegó a convertir en ley antes de la llegada de su socio.
Penetración profunda
Ante un pedido de precisiones para esta nota, fuentes ligadas con el ministerio israelí de Relaciones Exteriores, que está a cargo del propio Netanyahu, explicaron que los acuerdos firmados comprenden intercambio de datos sobre circulación financiera, flujos de cuentas bancarias, actualización de investigaciones judiciales, tránsito de importaciones provenientes de países relacionados con el terrorismo, migraciones, metadatos de redes sociales, seguimientos de escuchas habilitadas por orden judicial, monitoreo satelital de aparatología militar y cargamentos sospechosos, ciber seguridad y ciber defensa.
Esto implica una penetración profunda en dominios del Estado y de la sociedad civil argentinos en función de objetivos políticos ajenos.
La meta del acuerdo de seguridad pública, dice el comunicado oficial israelí, “es profundizar y mejorar la cooperación entre la policía y las otras autoridades de los dos países para prevenir y descubrir en forma eficaz las actividades delictivas identificando a sus autores, por medio del intercambio de información operativa y estratégica y mediante la cooperación directa entre las respectivas agencias a todos los niveles”.
El texto está sujeto a ratificación, es decir que deberá pasar por el Congreso, cosa que el gobierno argentino eludió en el caso de los acuerdos con Gran Bretaña.
El segundo acuerdo, sobre seguridad social, y el tercero, sobre aduanas, brinda un acceso único a información estratégica a Israel, que es una forma de decir a Gran Bretaña y Estados Unidos.
El cuarto, sobre documentos argentinos relativos al Holocausto, inaugura un canal de comunicación electrónica por el que podrán circular también otras informaciones más actuales.
Según el sitio oficial de la Casa Rosada, Netanyahu y el presidente Mauricio Macri coincidieron en seguir trabajando en asuntos de interés común, profundizar el vínculo económico con especial énfasis en el desarrollo de las pymes y renovar las acciones tendientes a prevenir y luchar contra el terrorismo internacional.
Macri resaltó su compromiso “con la paz, la seguridad internacional, en particular en lo que respecta a la lucha contra el terrorismo internacional”. Recordó los atentados a la embajada de Israel y a la DAIA, condenó “el terrorismo en todas sus formas” y se comprometió a “seguir trabajando junto a Israel y a nuestros socios de la comunidad internacional para prevenir y luchar contra este tipo de atrocidades”. No es seguro que su alianza cada día más estrecha con Israel contribuya a la paz y la seguridad, al menos de la Argentina. Hay buenas razones para temer lo contrario.
Macri encomió el “aporte de la comunidad judía al desarrollo de la Argentina”, como si se tratara de una colectividad extranjera, y dijo que Israel es “una gran referencia para nosotros”. La página de la Cancillería no es más comunicativa. Aparte de una foto del especialista en protocolo Jorge Faurie con Netanyahu sólo incluye un comunicado sobre el encuentro con la delegación empresarial que vino con él para “presentar el actual ambiente de negocios e inversión en el país y las oportunidades existentes, así como generar un espacio para evaluar posibles acciones de cooperación conjunta en sectores considerados estratégicos”. Ni siquiera identifica a esos empresarios.
El memorándum de entendimiento firmado entre las respectivas agencias de inversiones, comercio y cooperación internacional las compromete al intercambio de información y el apoyo mutuo. La única pista concreta proviene de los sectores empresariales representados (ciberseguridad, nuevas tecnologías, telecomunicaciones, agroindustria, recursos hídricos y desarrollo local) y de la participación del Presidente de la Cámara de Comercio Argentino-Israelí, el traficante de parafernalia bélica y de seguridad Mario Montoto.
Sólo el Ministerio de Seguridad informó que su titular, Patricia Bullrich, firmó con el embajador de Israel un acuerdo sobre Cooperación en Asuntos de Seguridad Pública e Interior, para fortalecer “la lucha contra los delitos organizados; la seguridad en eventos masivos; y la inteligencia, ciencia y tecnología aplicadas a la seguridad pública; hasta aquellos abocados a la gestión de emergencias y el análisis criminal y forense”. Mayor vaguedad, imposible.
Israel vota en las Naciones Unidas junto con EEUU y Gran Bretaña en contra de los reclamos argentinos por la ocupación de las islas Malvinas pero eso no inquieta a Macrì, cuyo pensamiento sincero es que esas islas son un engorro. La semana pasada la Agrupación por el Esclarecimiento de la Masacre Impune de la AMIA, Apemia, repudió la visita de Netanyahu y señaló que su propósito “se mantiene oculto, toda vez que no tiene sentido venir a firmar convenios que ya están en marcha o incluso han finalizado, y que parecen referirse sólo a la venta de tecnología para seguridad, defensa y desarrollo agrario” y vinculó la visita con la intención de Macri de imputar a la ex presidente CFK por el memorándum de entendimiento con Irán.
Detrás de eso Apemia ve la intención de “privatizar los archivos secretos de la AMIA a manos de Palantir, una empresa de espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad norteamericana (NSA) asociada al Mossad de Israel”.
Para Apemia, la transferencia electrónica a Israel de archivos vinculados con el Holocausto sería sólo un pretexto. La agrupación demanda la inconstitucionalidad del Decreto 229/17, que devolvió al Poder Ejecutivo el control de los archivos en los que trabajaban los fiscales de la causa por encubrimiento y el Grupo Especial de Relevamiento y Análisis Documental (Gerard). “La visita de Netanyahu y sus acuerdos con Macri harán más profunda la grieta del encubrimiento y la impunidad del atentado a la AMIA”, opina. Coincide en ello la otra organización de familiares de las víctimas no controlada por el gobierno o la DAIA, Memoria Activa.
Zona de riesgo
La Argentina no tiene relevancia en el panorama mundial del terrorismo ni del comercio ilegal de sustancias de consumo prohibido por las autoridades sanitarias, pero las políticas de Macrì la colocarán en zona de riesgo.
El experto en relaciones internacionales Juan Gabriel Tokatlian señala que de acuerdo con el Center for Systemic Peace, que compila las muertes derivadas de actos terroristas en el mundo desde septiembre de 1989 hasta marzo de 2017, la Argentina no ha sido víctima de ningún ataque desde los atentados de 11 de septiembre de 2001. En el informe del Overseas Security Advisory Council del Bureau of Diplomatic Security del Departamento de Estado de 2017, se mencionan los atentados terroristas de 1992 y 1994 en Buenos Aires y se afirma: “No hay actividad operativa terrorista reciente o significativa en la Argentina”.
En septiembre de 2016, poco antes de dejar el poder en Estados Unidos, Barack Obama publicó la resolución presidencial sobre los países más importantes en la producción y el tráfico de drogas ilícitas para el año fiscal 2017. La Argentina no figura en ninguno de los dos rubros. En cambio, sí ocupa un lugar muy destacado en el informe de 2017 del Departamento de Estado sobre lavado de activos. Esto, por cierto, no se enfrenta con las Fuerzas Armadas, sobre todo cuando los mayores responsables de la fuga clandestina de dinero están en el gobierno.
Lejos de combatir el terrorismo, es probable que Macrì lo atraiga, como ya ocurrió hace un cuarto de siglo cuando Menem dispuso un alineamiento acrítico con cualquier política que decidiera EEUU. La idea oficial de incluir en este combate contra fantasmas a las Fuerzas Armadas, pese a la legislación que lo prohíbe, es apenas una coartada para reforzar el control social sobre la propia población.
Nota: la publicación completa se encuentra en el periódico Pagina 12, con fecha 17/9/2017 y puede consultarse en este enlace .
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