Los Principios de la Diplomacia Económica Kuwaití
El año 2017 tuvo un inicio claroscuro, sin embargo, el periodo concluyó con una reducción en las tensiones a partir de la mayor integración.
Entre las luchas por áreas de influencia y gobernabilidad vigentes en la región de Medio Oriente y Norte de África (MENA), el Estado de Kuwait emergió como un actor diplomático fuerte, apoyándose en los principios rectores de su política exterior delineados por el Emir Sheikh Jaber Al Ahmad Al Jaber Al Sabah, lo cuales fueron sostenidos por su sucesor Sheikh Sabah Al Ahmad Al Jaber Al Sabah.
Consciente de la debilidad estructural de su país frente a los vecinos poderosos con los que limita (Arabia Saudita, Irak e Irán), las autoridades han abrazado el pragmatismo, la moderación religiosa e hicieron de los recursos económicos, provenientes de regalías de la exportación del petróleo, un mecanismo para potenciar el interés nacional y ganar influencia en el escenario internacional.
Con una población pequeña en relación a las divisas generadas por el sector energético (se estima en cuatro millones de habitantes), y la necesidad de diversificar la estructura económica, los funcionarios kuwaitíes a lo largo de la historia educaron a sus diplomáticos en una escuela que pone a la economía y el comercio en el centro de las relaciones bilaterales y multilaterales. Por ejemplo, Kuwait firmó acuerdos bilaterales de inversión con cuarenta y ocho Estados, y un acuerdo de libre comercio en el marco del Consejo de Cooperación del Golfo.
Por otro lado, el establecimiento del Fondo Kuwaití para el Desarrollo Económico Árabe (1961) dotó al Estado de un instrumento clave que le permitió asumir un rol activo en la región, asistiendo financieramente proyectos de desarrollo socio-económico en diferentes países, entre los que se destacan: Turquía, Argelia, Bahréin, Djibouti, Egipto, Jordania, Mauritania, Marruecos, Yemen, Omán, Somalia, Sudán, Siria, Túnez, Líbano e Irak.
Cuadro: Proyecto de Inversiones del Fondo Kuwaití para el Desarrollo Económico Árabe en MENA
Países | Cantidad de Proyectos |
Egipto | 45 |
Marruecos | 38 |
Yemen | 37 |
Túnez | 35 |
Sudán | 28 |
Siria | 28 |
Jordania | 27 |
Líbano | 27 |
Omán | 23 |
Mauritania | 20 |
Bahréin | 17 |
Djibouti | 14 |
Turquía | 12 |
Argelia | 4 |
Irak | 2 |
Fuente: Fondo Kuwaití para el Desarrollo Económico Árabe
En base a lo mencionado más arriba, y desde una perspectiva histórica, la Guerra del Golfo (1990-1991) estableció al pragmatismo como estrategia en la política exterior kuwaití, cristalizándose en un rol mayor durante las sucesivas crisis entre sus socios del Consejo de Cooperación del Golfo; por ejemplo, actuar como mediador en el bloqueo impuesto por Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita a Qatar (año 2017), obteniendo un doble beneficio (más allá del estancamiento en el proceso de negociación): a) el reconocimiento de la comunidad internacional y b) la libertad para mantener relaciones con la monarquía qatarí. Esto último, se evidenció en la declaración del Presidente del Consejo Asesor de Qatar, Ahmed Ben Abdullah Ben Zaid Al Mahmoud, en el marco del Festejo del Día de la Liberación de Kuwait, cuando dijo que “la relación entre Qatar y Kuwait es muy fuerte…por ende, saludamos a nuestros hermanos kuwaitíes…Los amamos y les deseamos lo mejor” (febrero de 2018).
Los beneficios del pragmatismo se hicieron extensivos fuera de la región. La ONU le otorgó a Kuwait la condición de Centro Humanitario Internacional por ofrecer ayuda humanitaria valuada en USD 800 millones para un fondo global con un presupuesto de USD 5 mil millones, y a su vez, otorgar el 5% de su PBI al desarrollo económico de otros países. Además, Kuwait tomó la decisión de albergar diferentes eventos en la materia, por el ejemplo, la Cumbre Árabe-Africana (año 2013) y la Cumbre Internacional para la Reconstrucción de Irak (año 2018). Ésta última, tiene un carácter especial debido a que significó una oportunidad para reparar las relaciones bilaterales que fueran dañadas en 1990.
Por otra parte, pese a las grandes diferencias entre las monarquías del Golfo Árabe e Irán, las autoridades kuwaitíes intentaron hacer gala del pragmatismo al sostener relaciones bilaterales con el país persa, pese a las continuas fricciones y acusaciones de incidencia en los asuntos internos.
El año 2017 tuvo un inicio claroscuro para el vínculo kuwaití-iraní, ya que la visita del presidente iraní, Hassan Rouhani, a la ciudad de Kuwait se vio empañada por la posterior expulsión de diplomáticos iraníes acusados de financiar rebeldes en territorio árabe. Sin embargo, el periodo concluyó con una reducción en las tensiones facilitadas por la mayor integración de la comunidad shíita kuwaití en la vida pública y económica del país (aumento el turismo bilateral), y la decisión por parte de Teherán de participar en la Cumbre para la Reconstrucciónde Irak.
Retomando el eje del artículo, cabe destacar que todos los ejemplos mencionados demuestran la capacidad de aplicar los principios rectores de la política exterior definidos por el Sheik Sabah Al Ahmad Al Jaber Al Sabah: moderación y pragmatismo. Justamente, esos dos principios son la base para generar diversificar los futuros ingresos a las cuentas nacionales, por ende, la tarea de asistencia financiera a los países vecinos se orienta a cumplir con los intereses nacionales en los ámbitos político y económico.
Pese a los logros de la política exterior, la misma no quedo exenta de recibir críticas en el plano interno, provenientes en su mayoría de miembros de la Asamblea Nacional interesados en un mayor grado de involucramiento en la situación de Siria, por medio de apoyo económico y militar a facciones rebeldes, sumado a cuestionamientos referidos a la postura moderada frente al extremismo religioso.
Por último, en los países de la región los principios de la política exterior suelen quedar sujetos a la coyuntura, motivo para resaltar el hecho de que Kuwait haya sostenido al pragmatismo y la moderación como ejes centrales históricos para su participación en el escenario internacional. Asimismo, este fenómeno debería ser un motor de cambio para sus vecinos, ya que no hay mejor ejemplo de como una relativa independencia en referencia a los dos polos de poder (Arabia Saudita e Irán) brinda grandes beneficios para el interés nacional.
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