Libia, el retrato de una región en caos
A partir de la invasión y ocupación de Iraq en 2003, la región de Medio Oriente se fue transformando en el lugar más conflictivo del mundo. Iraq, Libia, Yemen y Siria fueron uno a uno cayendo víctimas de la violencia.
El Presidente de EEUU, Barack Obama, reconoció el día lunes que el peor error de su gestión fue no pensar en el futuro de Libia cuando decidió intervenir militarmente para derrocar a Muammar Gadafi. Y es que el país del Norte de África está muy cerca, si no lo está ya, de convertirse en un Estado fallido. Pero ¿qué está sucediendo en Libia?
Libia atraviesa una profunda crisis desde 2011, cuando fue derrocado y asesinado quien fuera su líder durante varias décadas, Muammar Gadafi. Desde entonces, en el escenario político libio se enfrentan las fuerzas liberales, apoyadas por el Ejército, y los partidos islámicos, respaldados por grupos de antiguos rebeldes.
Actualmente en el país hay una dualidad de poderes: el Parlamento pro occidental con sede en Tobruk, que fuera elegido en los comicios generales, y que encabeza Abdulá al Tani, por una parte, y el Congreso General Nacional con una fuerte impronta religiosa que lidera el primer ministro Omar Al Hasi desde Trípoli, por la otra.
Por su parte, el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Mark Toner, reconoció que la intervención de EEUU en Libia en el 2011 y el derrocamiento del entonces líder Muammar Gadafi, dejaron un vacío de gobierno que fue llenado por grupos terroristas como el E.I.
"En una intervención de este tipo debe haber una transición. Tuvimos que apoyar a los libios a ponerse de pie y formar un gobierno. Y eso es en lo que trabajamos con diligencia desde entonces y hemos tenido cierto éxito, recientemente, con el gobierno de acuerdo nacional. Pero nos tomó un tiempo para llegar allí. Y durante la ausencia de un gobierno central fuerte, hubo conflictos y hubo falta de apoyo y servicios para la población civil y también hubo un vacío que fue usado para crear grupos como el Estado Islámico", comentó Toner.
La caída en la producción de petróleo
Cuatro campos petroleros tuvieron que ser evacuados de la cuenca petrolera de Merada, una región ubicada a 800 km al sudeste de Trípoli, por el temor a ataques terroristas y bajos niveles de producción el pasado 2 de abril.
En esa ocasión, el E.I. lanzó un ataque contra los campos petroleros de Al Baida y Tibesti, operación que dejó tres muertos, según una fuente militar. Este es sólo uno de los ejemplos que explican la brutal caída en la producción que ha sufrido Libia desde el derrocamiento de Gadafi.
Libia dispone de las reservas petroleras más importantes de África, estimadas en 48.000 millones de barriles. Su producción era de unos 1,6 millones de barriles diarios en 2011, volumen que ha sufrido un fuerte recorte debido a la precaria situación de seguridad.
Una referencia histórica
En 1956, el Rey Idris firmó con Italia un acuerdo que disculpaba a ese país europeo por los daños causados en Libia y permitía que la comunidad italiana conservara su patrimonio. Así, los yacimientos petrolíferos descubiertos en los años 1950 acabaron en manos de la empresa británica British Petroleum, de la estadounidense Esso y de la italiana Eni.
Duramente reprimida, la rebelión de los nacionalistas desembocó en el golpe de Estado de 1969 de los «oficiales libres» encabezados por Muammar el-Kadhafi. La monarquía fue abolida, y la República Árabe de Libia obligó a Estados Unidos y Gran Bretaña a abandonar las bases militares y nacionalizó las propiedades extranjeras.
Durante las siguientes décadas, según el Banco Mundial, Libia alcanzó altos indicadores de desarrollo humano con un crecimiento del PIB de 7,5% anual, un ingreso medio per cápita alto, acceso universal a la instrucción primaria y secundaria y un 46% de acceso a la enseñanza superior. Todo esto a costa de derechos y garantías políticas.
Ese desarrolló permitió a más de 2 millones de migrantes africanos encontrar trabajo en Libia. Ese Estado, que constituía un factor de estabilidad y desarrollo en el norte de África, permitió reducir la migración hacia Europa.
El subsiguiente desastre social desatado tras el derrocamiento de Gadafi, y que está dejando más víctimas que la guerra misma, sobre todo entre los migrantes, abrió la puerta a la reconquista y la partición de Libia, país donde ahora vuelve a desembarcar una Italia que, pisoteando su propia Constitución, reactiva su pasado colonial.
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