Las insolubles contradicciones entre DAESH y el PKK/YPG
En el terreno, es imposible estar al mismo tiempo contra DAESH y a favor del PKK/YPG sin caer en contradicciones inconciliables.
Cada lector o televidente cree conocer lo que sucede en el Levante, pero sólo sabe lo que le dice la propaganda de guerra del país donde vive mientras que ignora los demás puntos de vista.
Lo más importante es que la opinión pública de cada país ignora el verdadero comportamiento del ejército de su país. Los historiadores tendrán que analizar muy seriamente los documentos disponibles antes de lograr distinguir entre lo cierto y lo falso. En todo caso, lo que nos dice la documentación militar occidental contradice las declaraciones de los políticos y la narración que la prensa nos remacha sin descanso.
Sólo estando conscientes de la existencia de la estrategia que el Pentágono estadounidense puso en aplicación desde el 2001 seremos capaces de entender lo que realmente ocurrió y por qué emergen hoy tan enormes contradicciones.
La mayoría de la gente no entiende lo que sucede en el norte de Siria porque cree de antemano –o en realidad le han hecho creer– que en Siria había una lucha entre los “malos” (los “perversos” yihadistas del Emirato Islámico, DAESH) y los “buenos” (o sea, los “amables” kurdos del PKK/YPG). Pero esa visión de las cosas es absolutamente falsa. Los kurdos armados del PKK/YPG no luchaban contra los yihadistas de DAESH para “eliminar el mal” sino únicamente por solidaridad étnica o para delimitar los territorios controlados por cada bando. Nunca hubo razones ideológicas ni religiosas que explicaran esa lucha.
Por otro lado, nadie explica a la opinión pública el papel que ha desempeñado el presidente Donald Trump. La prensa mainstreem prefiere dedicar su tiempo a denostar al presidente que los estadounidenses eligieron y no se puede contar con ella para tratar de analizar y de entender la política de Trump para el Medio Oriente ampliado. Sin embargo, Trump mantiene una línea clara: poner fin a la doctrina Rumsfeld/Cebrowski , legado del 11 de septiembre de 2001.
Esa posición de Trump es resueltamente contraria a la de sus generales –formados todos, bajo los mandatos de las administraciones de Bush hijo y de Barack Obama, para controlar el mundo– y a la posición de la clase política dominante en Europa occidental.
Para entender lo que hoy sucede no podemos dejar que se desvíe nuestra atención hacia la actualidad más reciente. Hay que remontarse más bien a los hechos anteriores. Volvamos, por ende, al plan elaborado por el Pentágono al inicio de la administración de George Bush hijo, en 2001, plan que fue revelado, sólo 2 días después de los hechos del 11 de septiembre, en Parameters (la publicación del US Army War College), por el coronel Ralph Peters . Este plan describe el «rediseño» del mundo, comenzando por el del Medio Oriente ampliado.
Dicho plan es confirmado un mes después por el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, cuando este nombra al principal artífice de ese proyecto, el almirante Arthur Cebrowski, director de la Oficina de Transformación de la Fuerza. Posteriormente, en 2005, el asistente de Cebrowski, Thomas Barnett, explica ese programa en The Pentagon’s New Map .
En 2006, el ya mencionado coronel Ralph Peters ilustra el plan publicando en el Armed Forces Journal el mapa correspondiente a su primera fase: en qué iba a convertirse el Medio Oriente ampliado. Sin embargo, debido a las dificultades surgidas durante la aplicación en el terreno, el plan es objeto de una modificación, que será publicada en 2013 –junto a un nuevo mapa – por una investigadora del Pentágono, Robin Wright, en el suplemento dominical del New York Times.
Según esos documentos, el Pentágono planeó desmembrar 5 Estados –Siria, Irak, Yemen, Libia y Arabia Saudita– para crear 14 nuevas entidades.
En los casos de Siria e Irak, estos 2 Estados iban a ser divididos en 4 partes. El mapa publicado en 2013 define los contornos de un «Sunnistán» y de un «Kurdistán», cada uno de los cuales abarca territorios de la Siria actual y del Irak actual. Al año siguiente, en 2014, DAESH crea el «Sunnistán» definido en aquel mapa mientras que las YPG comienzan a instaurar el «Kurdistán» en los territorios que denominan como «Rojava».
En el momento de la publicación del mapa (2013), DAESH era sólo un minúsculo grupo terrorista anti-sirio entre cientos de grupos similares, las YPG eran una milicia que el Gobierno sirio pagaba para que contribuyera en la defensa de los territorios donde Siria había acogido a los kurdos que huían de la represión turca. En el terreno nada permitía vislumbrar la creación del Califato ni de la «Rojava» que querían en el Pentágono.
En julio de 2014, el diario kurdo turco Ozgur Gundem reveló las minutas de las decisiones adoptadas durante la reunión en la cual la CIA preparó, con la complicidad de otros actores, la invasión que DAESH iniciaría contra Irak desde la ciudad siria de Raqqa. Ese documento indica que Masrour «Jomaa» Barzani, en aquel entonces jefe de la inteligencia del gobierno regional del Kurdistán iraquí, había participado en aquella reunión de planificación, realizada en Amman (Jordania) el 1º de junio de 2014. Masrour Barzani se convirtió en primer ministro del gobierno regional del Kurdistán en julio pasado.
Es importante tener en mente que, según el mapa publicado por Robin Wright, la versión estadounidense del «Kurdistán» debía abarcar el noreste de Siria –como el «Kurdistán» de los franceses en 1936– y el Kurdistán iraquí, lo cual no entraba en los planes de los franceses.
Es un hecho demostrado que el gobierno regional del Kurdistán iraquí apoyó la invasión de DAESH contra Irak: el gobierno regional del Kurdistán iraquí permitió que los yihadistas de DAESH masacraran a los kurdos turcos yazidíes en Sinjar y que esclavizaran a sus mujeres. Los kurdos yazidíes sobrevivientes sólo lograron salvarse gracias a la intervención de los kurdos turcos y sirios que se vieron obligados desplazarse hasta allí para defenderlos debido a la actitud pasiva de los peshmergas, los soldados kurdos iraquíes.
DAESH cometió incontables atrocidades para imponerse mediante el terror. Inició una “limpieza confesional” contra los kurdos yazidíes, los cristianos asirios, los árabes chiitas, etc. Los llamados «rebeldes» pudieron actuar gracias al respaldo financiero y militar que les aportaron la CIA, el Pentágono y al menos 17 Estados, lo cual ha sido debidamente demostrado –con documentos– por los diarios Trud (de Bulgaria) y Jutarnji list (de Croacia). Aunque ningún país llegó a reconocerlo como Estado, DAESH cobró impuestos y abrió servicios públicos, como un Estado verdadero, gracias a la ayuda de personal debidamente formado con ese fin en Fort Benning, Estados Unidos.
Todavía no se sabe cómo fue que el PKK, que era un partido político kurdo-turco marxista-leninista y pro-soviético, se convirtió en 2005 en una milicia libertataria ecologista y pro-atlantista. Tampoco se sabe aún cómo se produjo la mutación de las YPG, en 2014. Estas pasaron sucesivamente a recibir órdenes operativas de los oficiales kurdos turcos del PKK y de la OTAN.
Según el lado de la frontera donde se encuentren, Occidente cataloga a los miembros del PKK/YPG de forma diferente: en Turquía, son «una organización terrorista»; en Siria, Occidente los considera «un partido político de oposición a la dictadura siria». Sin embargo, antes del año 2014, los kurdos de las YPG no veían ninguna dictadura en Siria y luchaban en defensa de la República Árabe Siria y por mantener en el poder al presidente sirio Bashar Al Asad.
Las YPG respetaron las leyes de la guerra y no cometieron atrocidades comparables a las de DAESH. Pero no dudaron en emprender una limpieza étnica en el noreste de Siria para imponer lo que Occidente llama «Rojava»… y la limpieza étnica constituye un crimen contra la humanidad. Los kurdos del PKK/YPG expoliaron y expulsaron a cientos de miles de asirios y árabes de las tierras donde siempre habían vivido.
Creían luchar por el pueblo kurdo, pero en realidad estaban realizando los sueños del Pentágono. Para ello recibieron públicamente armamento del Pentágono, como lo han demostrado y documentado el semanario británico especializado en mercados militares Jane’s y el diario italiano Il Manifesto . También recibieron armamento de Francia, según reveló el ex presidente francés Francois Hollande. «Rojava» nunca llegó a conectarse territorialmente con el Kurdistán iraquí.
Después de la derrota del Califato, en la cual el PKK/YPG estuvo muy lejos de ser el único participante, los combatientes kurdos solicitaron al Gobierno sirio que les permitiera cruzar las líneas del Ejército Árabe Sirio para acudir en ayuda de los kurdos del noreste de Siria ante la amenaza del ejército turco. Damasco les otorgó la autorización solicitada. Pero cuando el PKK/YPG se desplazó, entre sus hombres había jefes de DAESH fugitivos, que fueron arrestados por la República Árabe Siria.
Los documentos y los hechos aquí mencionados no nos dicen quienes tenían razón ni quiénes no. Eso es otra cuestión. Lo cierto es que, en el terreno, es imposible estar al mismo tiempo contra DAESH y a favor del PKK/YPG sin caer en contradicciones inconciliables.
Los actos del presidente Donald Trump han estado dirigidos a impedir la creación de los pseudo Estados –el Califato y «Rojava»– que el Pentágono pretendía fabricar. Pero eso no significa el fin de DAESH, ni el del PKK/YPG.
Thierry Meyssan es un intelectual francés, presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Sus análisis sobre política exterior se publican en la prensa árabe, latinoamericana y rusa.
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