La crisis siria vista por Ban Ki Moon
La horrenda guerra en la República Árabe Siria sigue recrudeciéndose y empieza a propagarse más allá de las fronteras del país. Al parecer, se va extendiendo un frío cálculo: poco puede hacerse, salvo armar a las partes y presenciar el encarnizamiento del conflicto. La comunidad internacional no debe abandonar al pueblo sirio. El número de muertes hasta la fecha bien puede ser superior a 150 000. Las cárceles y los centros de detención improvisados se están llenando de hombres, mujeres e incluso niños. Se han generalizado las ejecuciones sumarias y las torturas indescriptibles. La gente está muriendo de hambre y de enfermedades infecciosas, que antes eran poco comunes. Yacen en ruinas urbes enteras y parte del gran patrimonio arquitectónico y cultural de la humanidad. La República Árabe Siria es un Estado en descomposición.
Las Naciones Unidas han trabajado con denuedo por abordar las raíces profundas del conflicto sirio y hacer frente a sus repercusiones devastadoras. Nuestros esfuerzos están salvando vidas y mitigando el sufrimiento. Sin embargo, nuestro objetivo fundamental -poner fin al conflicto- sigue sin cumplirse. Es irresponsable que las potencias extranjeras sigan dando apoyo militar a las partes en Siria que cometen atrocidades y violan de forma flagrante los principios fundamentales de los derechos humanos y el Derecho Internacional. He instado al Consejo de Seguridad a que imponga un embargo de armas. Las partes tendrán que volver a sentarse en la mesa de negociaciones. Las Naciones Unidas siguen realizando un enorme esfuerzo de socorro humanitario.
El Gobierno, sin embargo, sigue imponiendo restricciones irrazonables al acceso; ha retirado suministros médicos de los convoyes de ayuda y de manera deliberada ha privado de alimentos y castigado a las comunidades que considera simpatizantes de la oposición. El mes pasado, no llegó a aprobarse en el Consejo de Seguridad una resolución que tenía por objeto remitir el conflicto a la Corte Penal Internacional. Pido a los Estados Miembros que no aceptan a la Corte Penal Internacional, pero afirman que apoyan la rendición de cuentas en Siria, que presenten alternativas dignas de crédito. El pueblo sirio tiene derecho a la justicia y a luchar contra la impunidad.
Las Naciones Unidas y la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas han trabajado para destruir los materiales declarados de lo que otrora fue un gran arsenal. Hay extranjeros que combaten en ambas partes, lo que aumenta el nivel de violencia y exacerba los odios sectarios. Por el momento, el mayor obstáculo para poner fin a la guerra radica en la idea de que se puede ganar por la vía militar. Ya es hora de que la comunidad internacional y el Consejo de Seguridad asuman sus responsabilidades.
Secretario General de la ONU.
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