La calma antes de la tormenta global
Revisión del actual estado del juego geopolítico, viendo los dilemas que afligen a la Casa Saud, la UE, y los miembros del BRICS, Rusia, Brasil y China. Síntesis de artículo.
Grandes turbulencias parecen dar nombre al juego en 2016. La actual turbulencia puede interpretarse como la calma antes de la próxima y devastadora tormenta geopolítica y financiera.
El petróleo y la Casa Saud
No muchos están familiarizados con el Baltic Dry Index. Sin embargo el Index es clave para entender la demanda de mercancías.
Hace dos meses, su ritmo de comercio era uno de los más bajos. Desde entonces, ha incrementado en más del 130 por ciento. Los precios de los metales preciosos se han elevado virtualmente en todas las monedas corrientes.
¿Porque esto es importante? Porque nos dice que la fe en la moneda fiat, especialmente el dólar estadounidense, está declinando abruptamente.
El Baltic Index presagia un aumento en la demanda del petróleo en Asia, especialmente en China. Una contracción en la producción y un incremento en la demanda de petróleo bien pueden elevar el precio del barril del petróleo en la segunda mitad de 2016.
Eso no significa que la Casa Saud recuperará la confianza de EEUU y Rusia. Fuentes profundas siguen confirmando que en lo que respecta a Washington y Moscú, la Casa Saud es deshechable. Ambos son realmente casi independientes energéticos.
Poderosas facciones en Washington acusan a Riad de “terror” (en realidad es un poco más complicado que eso), mientras que Moscú percibe a la Casa Saud como un siervo a las órdenes de EEUU, para destruir a Rusia en una guerra de precios del petróleo.
Padeciendo, rumbo a la demencia, el Rey Salman y el joven Príncipe Guerrero Mohammed serían aniquilados si esas famosas 28 páginas sobre el 9/11 fueran publicadas mostrando una conexión Saudita incontrovertible.
¿Cuál sería el siguiente paso? Un cambio de régimen. Un golpe de estado de la CIA. Un “activo” militar de “de confianza” de la compañía puesto en el poder.
Lo que le queda a la Casa Saud es ganar tiempo. En Riad sienten que las relaciones con Washington no van a mejora mientras Obama sea presidente; el próximo presidente, sea Hillary o The Donald, será un mucho mejor trato.
Por ahora el Plan A consiste en presentarse como esenciales para Washington en la “guerra contra el terror”; eso quiere decir que el Rey Salman se apoyará en Mohammed bin Nayef, el Príncipe Coronado, mucho más adepto a eso que el Príncipe Guerrero, conductor de la desastrosa guerra en Yemen.
En paralelo, el Sultán Erdogan de Turquía continúa avanzando su jugada para apoderarse del petróleo del Kurdistán Iraquí, eventualmente desviando todo el crudo hacia su país para convertir a Turquía en independiente energético, y por ende una superpotencia regional.
Además, en términos de gasoductos, Erdogan necesita absolutamente el gasoducto de Qatar pasando por Arabia Saudita y Siria para independizarse del gas ruso. Ocurre que esa también es la meta de EEUU. Y eso también apunta a problemas perennes en el proceso de paz de Siria.
Erdogan ya tiene a la superpotencia alemana a sus pies a juzgar por las acciones de la servil y pedigüeña Canciller Merkel. Y si Turquía se convirtiera en una potencia energética, Merkel se postraría sin pausas ante el Palacio de Ankara.
La CIA ya entiende eso, cuando analiza como Turquía seguirá “expandiendo su influencia” en Irak a través de las milicias que apoya, a costo de la seguridad y unidad política de Irak.
Andrew Bacevich en su libro América’s War for the Greater Middle East examina como Washington decidió que su “predominio militar” por todo el Medio Oriente debería ser su objetivo estratégico en su guerra contra la Unión Soviética. Eso fue cuando el Dr, Zbig “Gran Tablero de Ajedrez’ Brzezinski reinó como el supremo director geopolítico.
Esta guerra siempre se supuso que sería interminable, una que ahora abarca al “Gran Medio Oriente” que los neocons tanto aprecian.
Rusia, Brasil y la Guerra Hibrida
El centro de intercambio de mercancías más grande de Rusia está cortejando activamente a los compradores de petróleo internacionales para que se incorporen a su mercado de futuro emergente.
La meta es clara; desconectar el mecanismo de valorización de las metas sobre petróleo de Brent, y crucialmente, alejarse así del petrodólar.
Ocurre que esa es la condición clave impuesta por Beijing a la Casa Saud para seguir comprándole su petróleo.
Es fácil olvidar que hace solo 20 años Moscú quería unirse a occidente como cristianos, y fue tratada como basura. Rusia era percibida por occidente como débil bajo Yeltsin, quien permitió la entrada a saqueadores que se devoraron a Rusia como langostas, colapsando el PIB en un 40 por ciento al tiempo que se llevaban los recursos naturales, huyendo con cuando menos un billón de dólares.
Ahora Excepcionalistán (EEUU), sigue actualizando cada truco de su manual para destruir o cuando menos socavar a Rusia con Maidan en Ucrania, una guerra de precios del petróleo, ataques al rublo, gasoductos en Siria, Híbridos, reglas de guerra no convencional…y estos factores solo van camino a empeorar.
Los BRICS como grupo están en estado de sitio. La revolución de color brasileña, montada como un proceso de golpe de estado blando, es solo la primera etapa de una nueva, sofisticada guerra híbrida que será estudiada por académicos por décadas.
Nota: El artículo en su versión completa en inglés puede encontrarse en este enlace .
(*) Pepe Escobar, brasileño, es un analista geopolítico independiente. Escribe para RT, Sputnik y TomDispatch, y es colaborador frecuente de sitios web y programas de radio y TV que van desde los EEUU a Asia Oriental. Es el ex-corresponsal itinerante de Asia Times Online. Es autor de "Globalistan" (2007), "Red Zone Blues" (2007), "Obama hace el Globalistan" (2009) y "El imperio del Caos" (2014) y “2030” (2015), todos publicados por Nimble Books.
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