Líbano: Entre árabes y persas
Arabia Saudita anunció el cese de asistencia a las Fuerzas Armadas de Líbano (FAL) y Fuerzas de Seguridad Interna (FSI), y apuntó contra el Ministro de Relaciones Exteriores y Emigrados de Líbano, Gebran Bassil.
Durante la última reunión de emergencia de la Liga Árabe convocada por Arabia Saudita, Bassil, en su carácter de representante por Líbano, se abstuvo de condenar mediante una resolución lo que el organismo definió como “actos provocadores” por parte de Irán.
Por su parte, Bassil dijo “Me abstuve porque Líbano adoptó una política de disociación con respecto al conflicto saudí-iraní. Además, el documento acusa a la agrupación Hezbollah, que participa en el parlamento y del gobierno, de terrorista. Por eso, para votar a favor de la resolución exigimos la eliminación de ese párrafo”.
El documento no fue modificado, y Bassil, junto a su par de iraquí, se abstuvo de votar. Las críticas sin embargo se dirigieron estrictamente contra el representante libanés. El desinterés por Iraq confirma que los intereses saudíes se encuentran en Líbano y Siria.
Desde la capital libanesa, Saad Hariri, líder de la agrupación Movimiento Futuro y parte de la Alianza 14 de Marzo, declaró “La decisión de Bassil no refleja la opinión de la mayoría de los libaneses que sufren la intervención de Irán en la política doméstica”.
Yo no creo en las declaraciones de uno ni otro. Tanto Bassil como Hariri están jugando en favor de intereses personales siendo funcionales a potencias regionales que tomaron como teatro de guerra a Líbano y Siria.
Perdóneme ministro, pero después de verlo viajar a Irán en repetidas ocasiones, dirigir al partido cristiano aliado de Hezbollah, y ser yerno del candidato presidencial preferido de Irán, debo cuestionar su justificación por más coherente que suene.
Por el otro lado, ¿en serio pensó Arabia Saudita que la ejecución de Nimr Al Nimr no tendría consecuencias? Y Hariri, representante saudí en Líbano, ¿qué encuesta utilizó para dar veracidad a sus declaraciones?
Todo me suena a excusa, y me veo en la obligación de comprar la versión expuesta por Le Monde hace casi un mes. En ocasión, el diario francés hizo público el descontento de Rey Salman con el intermediario de los contratos militares, la empresa ODAS. También destacó la frágil situación política que atraviesa Líbano, y la siempre presente posibilidad de que el armamento quede en manos de Hezbollah.
¿Por qué me cae mejor esta versión? Porque el cambio de administración en Arabia Saudita propone una política exterior más agresiva, el primero y último paquete de asistencia a Líbano arribó en abril de 2015, y en junio de 2015 el diario As Safir publicó que Arabia Saudita pidió a Francia congelar el acuerdo valuado en 4.000 millones de dólares.
Resumiendo, el final de la asistencia militar a Líbano anunciado el pasado viernes es consecuencia de la incapacidad saudí de imponer condiciones en Líbano a través del poder blando. No de la votación del lacayo Iraní, Bassil; la decisión había sido tomada en Riad meses antes.
Al final, la miopía política de la marioneta saudí, Hariri, quedó en evidencia tras el endurecimiento de la política exterior de Arabia Saudita y la cancelación del paquete de ayuda militar. La votación de Bassil sirvió de excusa para hacer público lo que ya era un secreto a voces.
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