Kepel y la academia argentina
La academia argentina entrevista al intelectual francés de forma colectiva.
En el auditorio reina el silencio. Kepel (*) con voz suave y pausada hipnotiza al público presente, quien hunde una mirada profunda en el semblante del intelectual, como queriendo extraerle detalles sobre la reciente visita a Arabia Saudí. La esperanza de los presentes por sacarle algún “secreto de Estado” al principal asesor para Medio Oriente del presidente francés Emmanuel Macron es innegable. Y, durante la sesión de preguntas el nombre del reino peninsular se repite incansablemente junto al de petróleo e Irán.
El cansancio del viaje no traiciona la conciencia de Kepel que no comparte nada más que los titulares periodísticos de los últimos días. Frustrados en el intento, pero bañados de una exposición esclarecedora sobre la evolución del yihadismo militar, los oyentes abandonan el recinto. Mientras tanto, algunos admiradores y detractores debaten la exposición, y otros le acercan al profesor una copia de Passion Arabe para ser autografiada.
Días más tarde, lo encuentro en el bar de un coqueto hotel del centro porteño. Ya descansado, y de muy buen humor, se presenta dispuesto a encarar una entrevista diferente, que resalta lo mejor de la academia ‘orientalista’ en la Argentina.
A continuación, comparto lo conversado con el profesor, escritor, asesor e intelectual Gilles Kepel.
- Yaoudat Brahim (Director DSL) Durante los últimos quince años Medio Oriente y Norte de Áfrico transitó una etapa de cambios, algunos radicales y otros no tanto. Lo cierto es que las movilizaciones e intervenciones impactaron sobre la estabilidad política de la región y su vínculo con el mundo. ¿Cómo ve hoy a Medio Oriente y Norte de África, en general, y Líbano y Siria, en particular?
La guerra en Siria terminó, o está a punto de terminar, y la ventaja en el terreno es del régimen de Assad, Irán y Rusia. En Líbano estamos viendo una nueva crisis, motivo por el cual el Presidente Macron visitó Riad la semana pasada, e intentó relajar la tensión.
Creo que Arabia Saudí e Irán están provocándose de manera engañosa. Por un lado, Irán se sobre exigiría si, por ejemplo, convenciera a Hezbollah de lanzar una guerra contra Israel. Esto podría galvanizar a la ‘calle árabe’ libanesa en contra de Irán. Entonces, la expansión de Irán alcanzó una ‘línea roja’ que no va a cruzar, porque estaría yendo más allá de sus capacidades y esto puede pondría en riesgo su propia supervivencia.
En cuanto a Arabia Saudí, la debilidad de su poderío actual. Una realidad que se comprueba con el viaje de Hariri a Francia que puso fin a una guerra en Líbano, y la intención de EEUU de no ver a su tradicional aliado retraído frente a la caída del precio del petróleo. Esta novedad generó cambios dentro del reino, aunque que por el momento de tinte autoritario.
Para la región en general, la caída del petróleo es algo nuevo y bueno, porque el petróleo fomenta Estados rentistas caracterizados por regímenes autoritarios que gobiernan con guardias pretorianas y sin una clase empresarial. Así, el tejido social se desintegra y la paz social se compra con subsidios, reduciendo el espacio para el cambio y el surgimiento de regímenes democráticos. Y aquellos países que no tienen petróleo, igual se ven beneficiados a través de los giros.
La caída de los precios, el conflicto sunna-shía y la fatiga de la yihad creo que van a fomentar cambios en la región, ya que son elementos con el potencial para crear una sólida base desde la cual surjan regímenes democráticos. Plataforma la cual no pudieron proveer los neoconservadores en Irak, o las Revueltas Árabes en el resto de la región.
- Dra. Silvia Montenegro (UNR): Los conflictos contemporáneos en Medio Oriente son comúnmente explicados por la profundización de tensiones sectarias (sunnas/shías, etc.), o por el contrario, se considera la polarización como consecuencia de las tensiones geopolíticas. Sea como causa o consecuencia, en ambos casos, el sectarismo es un eje central para explicar el conflicto. Algunos académicos cuestionan esa lectura apuntando que la tensión sectaria es sobredimensionada, porque ignora el rol de los actores en la movilización de sentimientos sectarios. ¿Cuál es su posición respecto de este debate académico?
La academia lleva adelante un gran debate respecto al rol de la religión en Medio Oriente. Roy argumenta que no hay una dimensión religiosa. Para él no hay diferencias entre Tupamaros y DAESH, Brigadas Rojas y Montoneros, Che Guevara y Abu Mussab Al Suri. Lo único que los separa es el color. Hoy son rojos, mañana pueden ser verdes, o azules. Para él, las necesidades insatisfechas y el paso desde la juventud a la adultez son lo importante.
Las comparaciones son interesantes, pero como se dice en francés, comparar no es razonar. Por supuesto que hay necesidades insatisfechas, autoritarismo, pos colonialismo, etc…pero la pregunta que debemos hacernos es: ¿por qué se usa lenguaje religioso? ¿Por qué no se usa lenguaje de clase, o étnico?
Creo que las transformaciones en el pensamiento y la práctica islámica permitieron capturar a un número de movimientos dispuestos a cuestionar el orden establecido, que usaron y reinterpretaron de manera literal y descontextualizada las escrituras sagradas musulmanes sunna y shía para servir intereses propios. Por eso mismo, si ignoramos el rol de la religión no vamos a comprender el problema, pero tampoco debemos pensar que el problema es sólo fruto de la religión. Este acercamiento permitirá porqué unos son tildados apostatas y otros herejes, o unos son asesinados mientras otros vendidos en esclavitud.
Mi postura para abordar el problema es ‘caminar con ambas piernas’. Una se apoya en las herramientas de análisis provistas por la sociología y la antropología, y la otra, en las ciencias de la religión. De esa manera, se podrá entender por qué las condiciones de necesidad permiten que antes acercaban a la persona a una ideología de izquierda, hoy hacen lo acercan a un pensamiento islámico.
Uno de los motivos para ignorar la dimensión islámica es el miedo a ser tildado ‘islamófobo’, y a la incorrección política. Al mismo tiempo restan a la comprensión del problema, porque la gente sabe que hay una dimensión islámica. No por la religión islámica en sí misma, sino más bien por la interpretación fundamentalista que algunos hacen. Además, el negacionismo deprecia el valor de la academia, simultáneamente perderán el acceso a la sociedad y dejarán el lugar a los demagogos.
- Lic. Pedro Brieger (UBA): En la última entrevista que le hice hace unos veinte años para el libro ¿Guerra Santa o Lucha Política? le pregunté sobre el rol del Islam en la política. Me gustaría actualizar la pregunta y su respuesta. ¿Qué cambió en el Islam político en los últimos veinte años? ¿Cómo explica las diferentes entre la Hermandad Musulmana, por un lado, y E.I., por el otro?
La principal diferencia durante los últimos veinte años es el ascenso del salafismo en el mundo musulmán sunna durante la segunda mitad de la década de 1990, evolución que está relacionada con la yihad afgana, donde se mezcla la ideología radical de Sayid Qutb con los combatientes salafistas saudíes.
De esa combinación, entre las ideologías fundamentalista y radical, surgió el yihadismo salafi al calor de la yihad afgana. Fenómeno que ganó fuerza con el apoyo de Arabia Saudí –este es uno de los puntos que el Príncipe Mohammad Bin Salman critica hoy día-, y se desarrolló a lo largo de diferentes fases: la primera, la yihad afgana; la segunda, incluyó a Argelia, Egipto, Bosnia y Chechenia –conocida como ‘la lucha contra el enemigo cercano’-; la tercera, es la etapa de Al Qaeda con Osama Bin Laden Ayman Al Zawahiri –donde se combate al ‘enemigo lejano’ con el objeto de movilizar a la umma-; y la cuarta, caracterizada la creación de Abu Musab Al Suri y Abu Musab Al Zarqawi, DAESH –aquí se desarrolló una red yihadista de base con una dimensión internacional.
La primera fase fue exitosa, pero las dos siguientes no. Durante la última fase –que ya encuentra su fin con la derrota de DAESH en Raqqa, Deir Ezzory Abu Kamal- Zarqawi utilizó un discurso anti shía que apelaba a la identidad sunna en Irak y Siria. Al mismo tiempo, Suri promovió el desarrollo de una yihad con base en Europa para reclutar hijos de inmigrantes que luchen contra los ‘apostatas’ en Irak y Siria, y una vez de regreso en Europa, ejecuten ataques en España, Francia, Alemania e Inglaterra.
En alguna medida, esta nueva estrategia con una dimensión internacional, fue exitosa. Sin embargo, DAESH está siendo derrotado porque no logró movilizar a las masas de Medio Oriente y sus redes en Europa fueron descubiertas.
- Lic. Jodor Jalit (UNSAM): En el libro La Yihad: Expansión y Declive del Islamismo se explica que el islamismo triunfa cuando los intelectuales, la clase media creyente y la masa de jóvenes coinciden en un mismo proyecto político. Más, la tesis se construye a partir de las experiencias con el islamismo de países tan disímiles como Afganistán, Sudán y Argelia. El islamismo volvió en el marco de las Revueltas Árabes en Egipto y Túnez con diferentes resultados, renovando la pregunta: ¿puede el islamismo ser una parada hacia gobiernos democráticos en Medio Oriente?
Túnez es diferente debido al gran tamaño de la clase media secular que obligó a la burguesía creyente a ‘rebajar el boukha ’ –suavizar el islamismo, democratizarlo. Por eso, creo que a diferencia de lo sucedido en otros lugares de la región, Túnez experimentó algunos cambios.
Los Hermanos Musulmanes dicen que son pro democracia, pero me recuerda a los partidos extremistas de derecha e izquierda durante el período de Entre Guerras (1918-1939); fueron democráticos hasta que ganaron.
Ennahda no hizo eso. Una vez que perdieron las elecciones, y a pesar de contar con una fuerte representación en el parlamento, no se aferraron al poder. Los movimientos islámicos que tomen como ejemplo a Túnez, podrán poner a prueba su compromiso con la democracia; pero no será es el caso de todos.
El problema se encuentra en que la lectura literal de los textos sagrados cierra las puertas a la democracia, porque consideran a la democracia como el gobierno del pueblo, y esto significa un conflicto con las prácticas permitidas por el islam.
Por ejemplo, si un gobierno democrático la mayoría considera ‘halal’ al alcohol, entonces éste debiera estar permitido. Pero, si la lectura de las escrituras es estricta, uno se vuelve hostil a los principios democráticos, y es algo que deberá resolver la comunidad musulmana.
Creo que hay un número de cambios en marcha a partir de la reflexión de militantes religiosos provenientes de diferentes contextos que comenzaron a reconsiderar su posición y reconocer que cometieron errores. Esto es algo nuevo que diez años atrás no existía.
- Ph.D. Khatchik DerGhougassian (UdeSA): La guerra religiosa en la Europa del S.XVII terminó consolidando el Estado territorial y promoviendo la secularización de la política y el conocimiento en general. Con toda la cautela que merecen las comparaciones históricas, ¿una guerra entre sunnas y shías podría secularizar al sistema político desde abajo, promoviendo un gobierno secular diferente al kemalista, naserista o baasista caracterizado por el Estado autoritario?
La pregunta es muy interesante, y una que yo mismo me hago. Honestamente no sé si es posible, pero el enfoque es útil para analizar lo que hoy está sucediendo en Arabia Saudí. No creo que el príncipe coronado se identifique como secular, aunque claramente rompió con algunos de los límites impuestos por parte de los clérigos, y está construyendo una especia de régimen absolutista, similar al de Luis XIV en Francia que obligo a la nobleza a limpiar sus zapatos y puso su dinero a disposición del tesoro nacional.
No sé por cuánto tiempo más el Príncipe continuará con esta actitud, siendo que los salafistas son quienes proveen el discurso necesario para luchar contra sus enemigos shía. Será interesante ver cómo termina esta historia, porque la yihad sufre de fatiga tras más de cuarenta años, tres etapas de evolución, millones de personas asesinadas, varios países destruidos y economías arrodilladas. Todo eso, para llegar a ningún lugar y dejar el desafío de crear un mundo pos yihadista.
Ese desafío también es europeo, y francés, porque lo que ocurre en Medio Oriente afecta la política europea: hubo 239 muertos en Francia y 1.700 ciudadanos franceses fueron a Siria –algunos muertos, otros tomados prisioneros y tantos más intentando regresar.
Ya vimos que las políticas de ‘securitización’ promovidas por los neoconservadores norteamericanos fracasaron. Ellos pensaron que podían lanzar la democracia desde el cielo sobre Irak, y terminaron entregando el país a Irán.
Otro intento por crear un mundo musulmán pos yihadista fueron las Revueltas Árabes, pero por su pequeño tamaño, vínculo con Francia e intelectuales con educación dual, Túnez fue el único país que adoptó un sistema democrático. Los otros países como Siria, Libia y Yemen experimentaron con el caos, mientras que Egipto y Bahréin regresaron a regímenes autoritarios.
Debemos trabajar con las nuevas generaciones para asistir en el desarrollo de procesos democráticos que alcancen al grueso de la población. Allí se encuentra el desafío: construir un mundo musulmán pos yihadista y democrático.
Gilles Kepel (*): es un politólogo, especialista del mundo árabe contemporáneo y del Islam en Occidente. Es profesor titular en Instituto Paris de Estudios Políticos y Director de la Cátedra Medio Oriente Mediterráneo de la Universidad Investigación París Ciencias y Letras.
Entre sus libros más de 15 libros se encuentran: “La revancha de Dios: El resurgimiento del islam, cristianismo y judaísmo” (1994), “La Yihad: Expansión y declive del islamismo” (2001), y “Fitna: Guerra en el corazón del Islam” (2004).
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