Islamofobia, la bandera republicana
Las declaraciones de Donal Trump dieron nueva vida a activistas de extrema derecha, al mismo tiempo que separaron al Partido Republicano del votante medio y redefinieron el extremismo.
El Partido Republicano está bajo la sombra de un cumulonimbo llamado Donald Trump. Entre medio de las nubes, sin embargo, se filtra un rayo de esperanza: Donald hace que el resto de los candidatos presidenciales del Partido Republicano parezcan locos. Y el domingo, Trump lo hizo público cuando acusó a su rival más cercano, el Senador por Texas, Ted Cruz, de estar “un poco loco”.
Algo de cierto tiene la declaración de Trump.
Cruz es responsable de la falta de fondos que paró a gran parte de las actividades del Estado durante 2013, al impedir el debate de una ley de salvataje presupuestario con un discurso en el Congreso que duró 21 horas y 19 minutos, durante el cual acusó de mentiroso al líder del bloque republicano e inspiró el odio de colegas liberales y conservadores por sus tácticas kamikazes.
En comparación con Trump, Cruz es un político muy habilidoso. En realidad, cuando tu oponente propone prohibir la entrada de musulmanes al país y registrar a los que residen en el país, alimentando la intolerancia en contra de musulmanes, negros e hispanos estadounidenses, cualquier candidato es hábil.
Trump dejó atrás el género, color de piel, edad y educación, como parámetros demográficos del electorado republicano para crear una nueva extrema derecha. Solo en ese contexto, Cruz—quien es apenas menos loco que Trump—puede tener alguna posibilidad de convertirse en el candidato presidencial del Partido Republicano.
Es oportuno recordar a Frank Gaffney, un provocador de la extrema derecha que demostró simpatía por movimientos de supremacía blanca, y además, acusó al gobierno de Obama de ser una conspiración de la Hermandad Musulmana e instaurar paulatinamente la ley islámica en EEUU. Gaffney fue enterrado por los conservadores hace ya mucho tiempo, pero Trump lo revivió y acercó al partido republicano.
De hecho, Trump se sumó a la presencia de Cruz en una movilización organizada por Gaffney en septiembre. Y para justificar la prohibición del ingreso de musulmanes al país, Trump, citó una encuesta realizada por el Centro para Políticas de Seguridad dirigido por Gaffney.
Los resultados de la encuesta mostraron que el 25% de los musulmanes estadounidenses creían que “la violencia contra estadounidenses dentro de EEUU está justificada por la yihad global”, y mientras que el 51%, está de acuerdo con “tener la opción de ser gobernados de acuerdo con la ley islámica”.
La encuesta era online y optativa, o sea, basura sin valor estadístico. Sin embargo, la presencia de Trump en la movilización permitió a Gaffney organizar un nuevo evento en Las Vegas el día previo al debate republicano en esa ciudad, y contar con la presencia de cuatro candidatos republicanos—Ben Carson, Carly Fiorina, Rick Santorum y Cruz—sin encender alarma alguna. “Frank es un patriota”, dijo Cruz en referencia a la agrupación de Gaffney, “Él ama este país y tiene una buena perspectiva sobre la amenaza del terrorismo islámico”.
A continuación, algunas actividades más de Gaffney:
En septiembre, Gaffney invitó a su programa de radio a Jared Taylor, conocido “nacionalista blanco”. Durante la transmisión, y de acuerdo con el Centro de Ley de Pobreza del Sur, Gaffney dijo que “aprecia de sobremanera” el trabajo que Taylor realiza en su “hermosa” revista y sitio web racista, Renacimiento Americano.
Taylor, entre otras cosas, llamó a la gente de piel oscura como “anormales” y “enfermos”. También incentivó a la gente blanca a volver a su “preferencia instintiva por su propia gente y cultura”, y escribió que “las civilizaciones desaparecen cuando se deja en libertad a los negros”. Por último, Taylor dijo en agosto al diario New Yorker que “los seguidores de Trump tienen más en común conmigo de lo que a él le gustaría admitir”.
Tras el rechazo público de la entrevista, Gaffney dijo desconocer la opinión de Taylor y quitó la entrevista de su sitio web.
En otras ocasiones, Gaffney acusó a la asistente de Clinton, Huma Adebin, de tener un vínculo profundo con la Hermandad Musulmana y promover leyes que limitan la libre expresión de acuerdo con la Sharia. Además, tras acusar a los organizadores de haber sido infiltrados por la Hermandad Musulmana se le prohibió hablar durante la Conferencia de Acción Política Conservadora, y fue uno de los primeros líderes del movimiento social que dijo tener “evidencia de que el Sr. Obama nació en Kenia”. No debe sorprender a nadie entonces que la Liga Anti-Difamatoria lo denuncie por promover “la amenaza de una ocupación islámica del poder en EEUU”.
A través de los años, afirma el Dr. Charles Gati, profesor en la Escuela de Estudios Internacionales de la John Hopkins University, que las figuras prominentes del ala conservadora de la política exterior como Eliot Cohen, Paula Dobriansky, Richard Perle, Doug Feith, y los fallecidos, Richard Williamson y Jeane Kirkpatrick, tomaron distancia de Gaffney.
Pero el lunes, allí estaba Cruz en el evento organizado por Gaffney, acusando al Presidente Obama de ser “un apologista del Islam”. Y agregó, “Frank ha sido duramente atacado por tener el coraje de pararse e identificar al ‘terrorismo islámico radical’ como el enemigo que lleva adelante un yihad en nuestra contra”.
En tiempos de calma, la escena de Cruz y otros candidatos presidenciales consintiendo ideologías extremas sería un insulto. Pero estos no son tiempos de calma, y el extremismo se recompone gracias a Trump.
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Dana Milbank es columnista de opinión sobre el escenario político de Washington para el diario The Washington Post desde el año 2000, y lleva publicados tres libros sobre la política de EEUU.
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La versión original de este artículo fue publicado por The Washigton Post el día 15 de diciembre de 2015.
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