Fin de la guerra liderada por EEUU en Afganistán
La presencia de OTAN en Afganistán a través de Fuerza Internacional de Asistencia en Seguridad (ISAF, por sus siglas en inglés), se verá reducida a un contingente de 13.500 hombres con la misión de entrenar y apoyar fueras domesticas de seguridad.
Apoyo Resoluto (AR) es el nombre del nuevo cuerpo de asistencia presentado el pasado domingo, durante una ceremonia militar asistida por militares afganos e internacionales, diplomáticos y periodistas. La ocasión dio por culminado el combate militar en Afganistán, llevado a cabo por ISAF bajo el rótulo de Operación Libertad Duradera, que se cobró más de 25.000 vidas entre militares y civiles, según los portales Costs of War (Costos de Guerra) y iCasulaties (Yo, bajas).
ISAF fue creada en Diciembre de 2001 a través de la Resolución 1386, de acuerdo con los lineamientos planteados por el Acuerdo de Bonn, luego de la invasión de Afganistán liderada por EEUU. Desde entonces, la organización a nucleado el apoyo y las donaciones de más de 50 países encargados de la seguridad del país. La nueva fuerza, AR, comenzará oficialmente sus actividades el próximo 1 de Enero.
Mientras el presidente de EEUU, Barack Obama, agradecía a los cuerpos militares por el ‘sacrificio extraordinario,’ la fuerza irregular Talibán (Los Estudiantes) declaró la victoria sobre las fuerzas ocupantes. Ambas declaraciones sin embargo son cuestionables. Porque el reconocimiento hacia las tropas no se traduce en hechos, y un gran número de veteranos de guerra continúa sufriendo las consecuencias del pobre sistema de salud norteamericano. Por el otro lado, la organización Talibán perdió el control del gobierno y su legitimidad social.
Las consecuencias del retiro de fuerzas son todavía una incognita. Por un lado, la liberación de fuerzas de combate en Afganistán incrementa las sospechas de una posible intervención en Irak y Siria. Por otro lado, las condiciones de seguridad en Afganistán no son óptimas.
La precariedad de la situación se ve reflejada en los más de 3.188 (Noviembre 2014) no-combatientes muertos durante 2014, cifra récord según Naciones Unidas (ONU), y las tareas desestabilizadoras comenzadas por la organización Talibán a partir del reciente anuncio. Al respecto, Georgette Gagnon, Directora del Departamento de Derechos Humanos para la misión de ONU en el país, declaró que ‘Para los civiles, la situación en Afganistán se ha transformado cada vez peor.’ Tal es así que la lucha entre fuerzas de seguridad afgana y miembros de la fuerza irregular se ha transformado en la principal causa de civiles muertos.
Por su parte, el Secretario General de OTAN, Jens Stoltenberg, declaró que gracias al accionar militar de la coalición ‘nuestras naciones están más seguras, al denegar un refugio seguro a terroristas internacionales.’ Sus declaraciones son más que cuestionables, ya que desde la intervención en Afganistán los ataques terroristas no han cesado, y en el peor de los casos han alcanzado a Europa. La detonación de 10 artefactos explosivos el 11 de Marzo de 2004 en las cercanías de Madrid, y la inmolación de 4 ciudadanos británicos e islámicos el 7 de Julio de 2005, por lo menos cuestiona la afirmación del alto funcionario. Además, Europa es la mayor fuente de militantes de Estado Islámico.
Más allá de las declaraciones, la estabilidad política, integridad social y viabilidad económica de Afganistán continúa comprometida. El gobierno país no ha recuperado su autonomía y la presencia de fuerzas extranjeras no cesó. Por todo ello, la finalización de 14 años de guerra no puede ser celebrada hasta que puedan volver a verse cometas en el cielo de Kabul.
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