Entrevista a Eduardo Massad, la mirada de un referente sirio libanés
El ex directivo del Club Sirio Libanés fue entrevistado por el diario digital Conventillo Babel, sobre los tristes sucesos recientes en el mundo.
Eduardo Massad es argentino, hijo de argentinos y nieto de sirios y libaneses. Fue presidente del Club Sirio Libanés de Buenos Aires entre 2009 y 2013 (cumpliendo el máximo de dos mandatos), lo que significa que durante su gestión surgió y se propagó la famosa Primavera Árabe y también la trágica guerra civil en Siria. Además es profesor adjunto en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires y contador de profesión. Hoy reflexiona sobre el conflicto que desangra la patria de sus abuelos y los recientes atentados terroristas, con la mirada propia de quien entiende que en la guerra sólo ganan unos pocos y que la principal derrotada es la humanidad.
-¿Cómo repercutieron los recientes atentados vividos en Francia, y su posterior tratamiento mediático, en la comunidad sirio-libanesa?
Desde nuestra comunidad se vive como una tragedia, como lo hacen todos los seres humanos que tienen un poco de conciencia. Estamos convencidos de que el mundo no aprende. Siempre hubo guerras incompresibles y matanzas de personas. La diferencia que tal vez tengamos, no con todas pero sí con alguna parte de las colectividades extranjeras, es que tanto en Siria como en el Líbano y los países árabes, estas tragedias son cotidianas. Allí no es un hecho aislado que maten 150 personas.
-¿Por qué surge el terrorismo como respuesta desde estos grupos de fanáticos?
Creo que es una consecuencia en los cambios de las formas de guerra. Hoy el poder armamentístico es tan grande, las diferencias entre bandos es tan abismal, que hace que las luchas sean desiguales. Como existen armas que se manejan con un joystick desde un búnker que matan gente con un avión no tripulado, las respuestas del otro lado no pueden ser equivalentes. Entonces se llega a esta locura donde se hacen atentados en los que pierden la vida los inocentes. La diferencia fundamental es que en la antigüedad los que perdían la vida eran, en general, soldados, que aunque fueran civiles enlistados tenían armas para defenderse. Con la nueva forma de guerra los terroristas van sobre los civiles que no tienen posibilidades de defensa, entonces se transforma en una masacre. El terrorismo masacra inocentes, porque considera que está en guerra.
También es cierto que los países poderosos atacan Medio Oriente y tiran bombas en forma, no en forma indiscriminada sino dirigida, que matan cientos de civiles. Tal vez el dolor de nuestra colectividad hoy es que cuando mueren estos civiles los presidentes de los países llamados desarrollados dicen que son daños colaterales. Y en realidad son seres humanos inocentes que pierden la vida. Y si se suman estos daños colaterales de Irak, de Siria, del Líbano y otros países son cientos de miles, no 150. Pero que se entienda bien, cientos de miles o 150 son lo mismo, es abominable matar personas que no tienen la posibilidad de defenderse.
-La guerra en Siria tiene mucho que ver, al menos en principio, con la división étnica religiosa entre chiítas y suníes ¿se refleja dicha división en la colectividad local?
Antes no se daba, ni se da mucho ahora. Comienza a aparecer tibiamente, aunque no en forma abierta, con el estallido de la guerra. El conflicto dividió opiniones. Hay algunos que piensan que el presidente se tiene que ir, hay otros que sostienen que no, y luego algunos creemos que se tiene que ir pero bajo la determinación libre del pueblo sirio.
-¿Conociste Siria antes de la guerra?
Sí, estuve en Siria hace algunos años cuando era todavía presidente del Club Sirio Libanés. Era un país maravilloso para vivir, pero sin libertades políticas. Un país donde la gente cantaba y bailaba en los restaurantes que estaban siempre llenos. No vi una sola persona pidiendo ni en los mercados más pobres, todo el mundo tenía trabajo, no había gente durmiendo en la calle. La seguridad era absoluta, las libertades religiosas estaban garantizadas. Las casas de los cristianos ostentaban la cruz en la puerta con orgullo en un pueblo de mayoría musulmana y no pasaba nada; ahora son lo más indefensos, los primeros a quienes mataron.
En una ocasión fui invitado a un acto en donde convivían los musulmanes sunitas, los chiítas, los alauitas y los cristianos. Hicieron una demostración de los bailes típicos de cada uno y al final se unieron todos en un solo baile conjunto. Hoy ningún ser humano puede decir que Siria está mejor que antes de esta pseudo-revolución. Y digo pseudo-revolución porque creo que los intereses que tienen son los de perpetuar en el poder a otro grupo y no los de dar al pueblo la libertad de elegir libremente a su presidente.
-¿Qué produjo el propagamiento de la Primavera Árabe en la comunidad siria?
Al principio se vivió con el convencimiento de que a Siria eso no le iba a llegar porque sabíamos cómo vivía la gente allá, que no faltaba comida y que en las universidades no nacía esta idea. Las revoluciones tiene que nacer en las universidades, si lo hacen en otro lado generalmente son producidas desde afuera. Las revoluciones más valiosas son las intelectuales porque son las que saben qué camino tiene que seguir el país. En este caso fue una revolución por una moda puesta en una región. No es muy creíble el contagio de la Primavera Árabe de un país a otro de manera espontánea porque la forma de vida de Egipto no tenía nada que ver con la de Siria, con la del Líbano ni la de Libia. Llamativamente todos estos países son ricos en petróleo o tienen importante oleoductos.
-¿Cómo vivió la colectividad el estallido de la guerra?
Aquí la comunidad sufre mucho porque hay miembros que tienen parientes en Siria que no se quieren venir. Es muy triste tener que hacer un éxodo como el que están haciendo los sirios. Están dejando casas donde vivían de manera acomodada, con valores de la propiedad más altos por metro cuadrado que el de Buenos Aires. Tenían un estilo de vida extraordinario y hoy se están peleando por un pedazo de pan que les tiran como si fueran animales en los campos de refugiados de Europa.
Entonces el sufrimiento psicológico es mayor. Porque comparando con los africanos que llegan a Europa hambreados, y que vienen de países donde pasan hambre es mucho más duro para aquellos que conocieron el buen comer durante toda su vida, que que no están acostumbrados a la miseria. Luego el hambre es el hambre y es igual para todos.
-El presidente Hollande dijo recientemente que Siria es el mayor productor de terroristas de los últimos años y que los ataques a Francia fueron "planificados en Siria", ¿qué sienten sobre esa acusación?
El terrorismo tiene distintos nacimientos. Las potencias deben tener mucha más información sobre esto de la que puedo tener yo, que soy un civil que solamente pertenezco a una colectividad. Pero se sabe que ISIS es un desprendimiento de al Qaeda, el cual se formó antes incluso que la invasión a Irak, financiado deben saber las potencias mejor que yo por quién, para quitarle algo del poder a Rusia en la región.
Después del 11 de setiembre se pensó que al Qaeda era los mismo que Saddam Hussein.. Se realizó una invasión a Irak en busca de armas de destrucción masiva que buena parte de la opinión pública y los científicos que habían estado ahí decían que no existían, lo que con posteridad se reconoció hasta por el mismo Tony Blair como cierto. El presidente Bush dijo que si bien había sido información errónea, la existencia de un mundo sin Saddam Hussein era mucho mejor y así se justificó el conflicto. Yo me permito disentir de esta opinión porque murieron más de un millón de personas para acabar con Hussein y se creó un ámbito propicio para la guerrilla que sigue matando gente todos los días con atentados que antes no existían.
El solo hecho de ponerme en el lugar de alguien que fue a ver un recital al que ingresan locos con armas que comienzan a matar indiscriminadamente a cuantos pueden me parece terrible, pero también me parece terrible apretar un botón, tirar una bomba, que mueran cientos de miles de inocentes y que se diga que son daños colaterales.
-¿Se puede detener al terrorismo?
El terrorismo necesita financiación, sino no tiene manera de comprar armas. De algún lado sale el dinero, las grandes potencias deberían saberlo. Si sale del petróleo que están vendiendo porque se apropiaron de recursos de estados, deberían saber quién se los compra. Si no hay armas no hay guerra, entonces si dejan de venderles armas sofisticadas a los terroristas la guerra se termina. Si dejan de proveerle fondos para que puedan comprar estas armas que no deberían venderles la guerra se termina. Y dejan de morir, entonces, los inocentes de cualquier signo político, religión, raza o nacionalidad.
-¿Qué sucedería con la región si cae al-Assad?
Depende quien lo derrote. El equilibrio que al-Assad le podía dar a la región está terminado. Tal vez él debería haberse ido, aunque no era fácil hacerlo porque en el momento que surge la guerra en Siria había estallado la Primavera Árabe y habían matado a Saddam Hussein, a Muamar Gadafi, el presidente de Egipto estaba preso y en Túnez y Argelia las cosas no habían sido mejores. Entonces renunciar e irse podía parecerle una condena para él y su familia, no lo sé. Con lo cual esa puerta estaba cerrada.
Hoy por hoy depende quien toma el poder. Si lo hace ISIS estamos en problemas a nivel mundial. Yo estoy inseguro acá tomando un café con ISIS dando vueltas por el mundo. Si el poder lo toma la oposición no es garantía de que Siria va a poder vivir en paz y tranquilidad. Creo que Siria no va a volver a ser un país tranquilo como el que conocí mientras viva. Esto va a llevar muchísimos años más. Yo visité todos los países de la ex Yugoslavia y hablé mucho con la gente en la calle, veinte años después los resabios de los odios religiosos subsisten.
-¿Tiene la colectividad local la posibilidad de hacer algo para ayudar al pueblo sirio?
Nuestro club hizo ahora una colecta donde se recaudó más de un millón de pesos que fue enviada a través de la Iglesia Ortodoxa, y tenemos la convicción de que los fondos llegan a través de ella a todos los que lo necesitan, sin importar su religión. Actualmente se está haciendo otra colecta para mandar dinero al Líbano donde hay más de tres millones de refugiados como ayuda humanitaria para esos países que no tienen manera de darle de comer.
-¿Cómo afectó la guerra a la actividad diaria de la colectividad?
Los ánimos han cambiado. Mientras yo fui presidente dejamos de bailar y divertirnos como antes. Me parecía que no podíamos estar disfrutando cuando el país de donde vienen nuestras raíces vivía una guerra como esta. Hoy creo que ya pasó el momento de no poner música, hay que volver a bailar con la esperanza de que las personas que tienen el mando en el mundo recapaciten y sepan que cualquier forma de muerte, sobre todo de civiles indefensos, es abominable. No se justifica nunca. Tanto por la caída de una bomba como por el hambre, que es otra forma de guerra que también deberíamos desterrar de este mundo maravilloso.
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