Elecciones en Irak, entre la reconstrucción y la corrupción

El 28 de Diciembre de 2017, Al Jazeera publicó un artículo de Zaid Al Ali, titulado “Will 2018 be a year of change in Iraq?” (¿Será el 2018 un año de cambios en Irak?). Durante su desarrollo el autor destacaba que frente al desplazamiento a un segundo plano de la lucha armada contra DAESH, el presente período político tendrá como evento destacado la celebración de elecciones parlamentarias. Dos son los temas que copan la agenda de los candidatos: la recuperación económica de Irak y la corrupción.

Respecto del primer punto, el 2018 comenzó con mayor ilusión para las autoridades económicas locales, debido a una conjunción de hechos de carácter local, regional e internacional: a) el Consejo de Seguridad de ONU decidió levantar las sanciones impuestas a Irak tras la invasión de Kuwait en 1991, posibilitando una mejor perspectiva para la recepción de  inversiones extranjeras directas; b) la suscripción de un acuerdo aduanero con la República Islámica de Irán con la finalidad de reducir aranceles a importaciones y exportaciones, entre ellos, los productos minerales verán una rebaja pasando del 5% al 0,5%, mientras que para los productos alimenticios, lácteos y plásticos se establece en 10%; c) el anuncio realizado por el Ministro de Petróleo, Jabar Alí Al Luaibi, sobre la construcción de un gasoducto de 220 millas que unirá Kirkuk con el puerto de Ceyhan (Turquía), y que requiere una participación local del 25%; d) las proyecciones positivas para el precio del petróleo que se espera supere los USD 70 a finales de este mes; e) la decisión de Qatar de invertir en sectores estratégicos tales como gas, petroquímica e infraestructura; f) la firma de dieciocho memorándums de inversión con Arabia Saudita y la participación de 60 empresas saudíes interesadas en invertir en el país; g) la emisión de bonos soberanos por 2.000 millones de dólares, los cuales fueron bien recibidos por los mercados financieros; y h) la celebración en Kuwait (febrero) de una conferencia de apoyo a la reconstrucción del país que reunió USD100 mil millones que serán destinados a vivienda, negocios e infraestructura (energía y telecomunicaciones).

En este contexto, un problema que ha evolucionado hasta transformarse en estructural, y también en la principal amenaza para la ansiada recuperación económica, es el segundo punto de la agenda electoral que quiero resaltar: la corrupción.

Este flagelo de carácter transversal, ha penetrado en el sistema económico y se ha expandido al su par financiero, a través del mecanismo de subastas públicas de divisas extranjeras del Banco Central. Este sistema de subastas nació en el año 2003 con la finalidad de apuntalar las importaciones y evitar grandes fluctuaciones en la relación entre el dinar iraquí y el dólar estadounidense, pero rápidamente se convirtió en una fuente de controversia debido a la diferencia entre el precio de compra por parte de los bancos privados, y el de venta a los particulares.

Por ejemplo, en el año 2017 mientras que los privados compraban a un cambio de IQD1300 por USD1, recargaban al público IQD1182 por USD. Esta diferencia reduce la capacidad de compra de los individuos, al mismo tiempo que aumenta la carga sobre el Banco Central y afecta la deuda pública al devaluar la moneda iraquí.

Diferentes  parlamentarios se han levantado en contra de esta política, por ejemplo, Abdul Karim Abtan de la Comisión de Integridad Parlamentaria, denunció que cada 1 millón de dólares estadounidenses subastados se vendía 10 millones de dinares iraquíes. Además, acusó al gobierno iraquí de no adoptar las medidas pertinentes frente al saqueo estatal (312 millones de dólares se fugaron en los últimos años), y dejando al Banco Central sólo en esta cruzada (la máxima entidad monetaria en el año 2017 confiscó 99 empresas y 3 bancos privados por especular en contra del mercado local). Por otra parte, Magda Tamimi, declaró que la Comisión de Finanzas (de la cual ella es miembro) ha intentado en varias oportunidades terminar con el sistema de subastas de divisas sin lograr el acuerdo político necesario.

Gráfico: Deuda Pública de Irak (% sobre el PBI)

Elaboración: tradingeconomics.com. Fuente: Banco Central de Irak

Por otra parte, otro punto preocupante respecto de las subastas es analizado por Rend Mansour en un artículo para Chantam House. El autor apunta que las subastas de divisas han sido utilizadas por DAESH para lograr fuentes de financiación a través de negocios legítimos (inversión de USD250 millones).

Sabiendo de su pérdida de territorio, el grupo decidió invertir en la compra de casas de cambio, esenciales para las operaciones terroristas al asegurar el acceso a divisas. A su vez, tal como sucede en otros casos, el Banco Central está enterado de esta situación (entre el 2014 y 2015, DAESH participó de subastas públicas de divisas a través de sus empresas) y adoptó medidas para combatirlo (resoluciones prohibiendo la participación de compañías de origen dudoso y cerrando casas de cambio sospechadas).

Evolución de las Subastas Públicas de Divisas. Años 2017/2018.

Fuente: Iraq News

Por último, la economía iraquí fue recientemente afectada por actividades terroristas, la incapacidad de las autoridades políticas para generar instituciones fuertes. La reversión de este escenario, y el éxito de la reconstrucción, queda sujeto a la capacidad y deseo de las agrupaciones políticas que se enfrentan en las elecciones de terminar con la corrupción. Un paso importante en esa dirección será la eliminación del mecanismo de subastas públicas de divisas que benefició a los bancos privados en detrimento de la población y las arcas nacionales.