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martes, 01 de marzo de 2016

El pacto de no agresión perjudica a Siria

Por Jodor Jalit

La intervención internacional en Siria no da tregua a una población que continúa enfrentando la descarga de las armas ante la confusión de la comunidad internacional.

Todo comenzó con un llamado desde el Kremlin a la Casa Blanca. De allí en más, los medios de comunicación se hicieron eco de la implementación de un “cese de hostilidades” en Siria a partir de las cero horas del día sábado.

El plan había sido elaborado por los ministros de relaciones exteriores de Rusia y EEUU, e la comunicación telefónica era solo una formalidad de los primeros mandatarios para respaldar lo acordado entre los representantes diplomáticos.

El acuerdo proponía una tregua militar entre los principales combatientes; EEUU, Rusia y sus aliados. Por eso, “cese de hostilidades” es un eufemismo para “pacto de no agresión”, vocablo que describe con más justeza el acuerdo logrado.

Mientras que Rusia se encargó de garantizar la adhesión del gobierno de Siria y el Ejército Árabe Sirio (EAS), además de Hezbollah (Líbano) y la Fuerza Al Quds (Irán); EEUU hizo lo propio con el Ejercito Libre Sirio y la coalición interventora que incluye a: Australia, Bahréin, Holanda, Canadá, Francia, Jordania, Marruecos, Qatar, Arabia Saudí, Turquía y Emiratos Árabes Unidos.

Afuera del acuerdo quedaron las milicias de Frente Al Nusra y E.I., entre otras agrupaciones fundamentalistas menores. Al mismo tiempo, poco se dijo sobre las Unidades de Protección Popular (YPG), conformadas por kurdos y ubicada en el noroeste de Siria.

El resultado del “cese de hostilidades” fue un rotundo fracaso. Primero, las FFAA de Turquía atacaron posiciones de las YPG en la ciudad de Tal Abyad, y luego el EAS avanzó sobre territorio bajo control de E.I. y Frente Al Nusra en Deir Ezzor, Hama y Alepo.

Esas operaciones militares evidencian que no existió “cese de hostilidades” alguno, y confirma la puesta en marcha de un “pacto de no agresión”.

De hecho se espera que los combates se limiten a los alrededores de la ciudad de Alepo, el feudo de Daria, y las provincias de Raqqa, Idlib y Quneitra; todos territorios con presencia importante o bajo el total control de Frente Al Nusra o E.I.

Tampoco deben sorprender los ataques contra posiciones kurdas sobre la frontera norte de Siria. Porque el miedo a la aparición de un nuevo Estado kurdo, es un escenario contra el cual Ankara está haciendo todo lo posible; inclusive, violar el “pacto de no agresión” impuesto por su socio mayor EEUU.

Entonces, ¿por qué se llamó “cese de hostilidades”? ¿A quién beneficia el “pacto de no agresión”? Para responder correctamente hay que observar con los ojos de las potencias interventoras: EEUU y Rusia.

Para Rusia y EEUU el “pacto de no agresión” les permite profundizar la cooperación estratégica que vienen desarrollando hace ya algún tiempo, y evitar enfrentamientos inútiles que puedan escalar el conflicto.

En el corto plazo, el “pacto de no agresión” permite al gobierno sirio cerrar un frente, y enfocar todos sus esfuerzos contra E.I. y Frente Al Nusra. Pero en el largo plazo, y aquí está lo importante, el “pacto de no agresión” congela la situación en el terreno, y sienta las bases para la cantonización propuesta por el Plan de Paz Para Siria propuesto por la Rand Corporation.

Recuerdo al lector que el “pacto de no agresión” no fue utilizado como una oportunidad para la promoción de una solución política al conflicto. De nuevo, porque las potencias quieren sostener el statu quo para garantizar la cantonización del territorio.

La cantonización propuesta por la Rand Corporation se basa en tres zonas “homogéneas”: una bajo el control del gobierno, otra para los kurdos, y una última, con supremacía del Ejército Libre Sirio. Esta es una solución política inaceptable para el gobierno sirio, especialmente en este momento que tiene as de ganar.

Pero no es desde Damasco desde donde debemos contemplar el escenario, sino desde Washington y Moscú. Desde allí, la propuesta de la Rand Corporation es aceptable porque permite su continua presencia en territorio sirio.

Entonces, ¿es bueno para Siria el “pacto de no agresión” acordado entre Rusia y EEUU? No, y en la medida que el mismo continúe, el futuro del territorio sirio estará cada vez más comprometido. Por eso exijo desde esta columna un mayor compromiso de la comunidad internacional en la denuncia de este tipo de intervenciones y de esa manera lograr imponer una solución política al conflicto que de por tierra con los proyectos imperialistas sobre Siria.

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