Desmond Tutu llama a liberar a Palestina
El arzobispo emérito de Ciudad del Cabo Desmond Tutu, en un artículo exclusivo para Haaretz (Tel Aviv), llama a un boicot mundial a Israel e insta a israelíes y palestinos a mirar más allá de sus líderes para una solución sostenible a la crisis en la Tierra Santa.
Mi súplica a la gente de Israel: Libérense ustedes mismos al liberar a Palestina
por Desmond Tutu (*)
publicado el 14/08/2014
Las últimas semanas han sido testigos de una acción sin precedentes de miembros de la sociedad civil en todo el mundo contra la injusticia de manera de la brutal y desproporcionada respuesta de Israel al lanzamiento de misiles desde Palestina.
Si se congrega a todas las personas que se reunieron el fin de semana pasado para exigir justicia en Israel y Palestina - en Ciudad del Cabo, Washington, DC, Nueva York, Nueva Delhi, Londres, Dublín y Sydney, y todas las otras ciudades - esta fue sin duda la más grande protesta activa de los ciudadanos en torno a una sola causa, en la historia del mundo.
Hace un cuarto de siglo, he participado en algunas manifestaciones muy concurridas contra el apartheid. Nunca me imaginé que veríamos demostraciones de ese tamaño de nuevo, pero la participación del sábado pasado (9 de agosto) en Ciudad del Cabo era asi de grande si no más. Entre los participantes había jóvenes y viejos, musulmanes, cristianos, judíos, hindúes, budistas, agnósticos, ateos, negros, blancos, rojos y verdes... como es de esperar de una nación vibrante, tolerante y multicultural.
Le pedí a la multitud que cantara conmigo: "Nos oponemos a la injusticia de la ocupación ilegal de Palestina. Nos oponemos a la matanza indiscriminada en Gaza. Nos oponemos a la indignidad impuesta a los palestinos en los puestos de control y bloqueos de carreteras. Nos oponemos a la violencia perpetrada por todas las partes. Pero nosotros no nos oponemos a los Judíos."
A principios de semana, hice un llamamiento para la suspensión de Israel de la Unión Internacional de Arquitectos, que se estaba reuniendo en Sudáfrica.
Hice un llamamiento a las hermanas y hermanos israelíes presentes en la conferencia de desvincularse activamente ellos y su profesión del diseño y la construcción de infraestructuras relacionadas con la perpetuación de la injusticia, incluyendo la barrera de separación, los terminales de seguridad y puestos de control y los asentamientos construidos en tierras palestinas ocupadas.
"Les imploro que lleven este mensaje a casa: Por favor, cambien la situación de violencia y odio, al unirse al movimiento no violento por la justicia para todos los pueblos de la región", les dije.
Durante las últimas semanas, más de 1.6 millones de personas en todo el mundo han firmado a favor de este movimiento uniendose a una campaña de Avaaz que pide que se retiren, a las empresas que se benefician de la ocupación israelí y/o están implicadas en los abusos y la represión de los palestinos. La campaña se dirige específicamente al fondo de pensiones holandés 'ABP'; el Banco 'Barclays'; el proveedor de sistemas de seguridad 'G4S'; la empresa de transporte francesa 'Veolia'; la empresa de informática 'Hewlett-Packard'; y el proveedor de bulldozers 'Caterpillar'.
El mes pasado, 17 gobiernos de la UE instaron a sus ciudadanos a evitar hacer negocios o invertir en los asentamientos ilegales israelíes.
Recientemente, también hemos sido testigos de la retirada por el fondo de pensiones holandés 'PGGM' de decenas de millones de euros de los bancos israelíes; la desinversión en G4S por la Fundación Bill y Melinda Gates; y la Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos despojó un estimado de 21 millones de dólares de HP, Motorola Solutions y Caterpillar.
Es un movimiento que está cobrando impulso.
La violencia engendra violencia y el odio que sólo engendra más violencia y odio.
Nosotros los sudafricanos sabemos de la violencia y el odio. Entendemos el dolor de ser el turón del mundo; cuando parece que nadie entiende o incluso está dispuesto a escuchar nuestra perspectiva. Es de dónde venimos.
También sabemos de los beneficios que el diálogo entre nuestros líderes finalmente nos trajo; cuando las organizaciones con la etiqueta de "terroristas" fueron readmitidas y sus líderes -incluyendo a Nelson Mandela- fueron liberados de la prisión, el destierro y el exilio.
Sabemos que cuando nuestros líderes comenzaron a hablar entre sí, la justificación de la violencia que había arruinado nuestra sociedad se disipó y desapareció. Los actos de terrorismo perpetrados después del comienzo de las convesaciones -como ataques a una iglesia y un bar- fueron condenados casi universalmente, y el partido responsable desairado en las urnas.
La euforia que siguió a nuestra votación en conjunto por primera vez no era el dominio exclusivo de los negros sudafricanos. El verdadero triunfo de nuestra solución pacífica era que todos se sentían incluidos. Y más tarde, cuando dimos a conocer una constitución tan tolerante, compasiva e inclusiva que haría sentir orgulloso a Dios, nos sentimos todos liberados.
Por supuesto, ayudó que tuvimos un grupo de líderes extraordinarios.
Pero lo que finalmente obligó a estos líderes a juntarse alrededor de la mesa de negociación fue el cóctel de herramientas de persuasión y no violentas que habían sido desarrollados para aislar a Sudáfrica, económica, académica, cultural y psicológicamente.
En cierto punto -el punto de inflexión- el entonces gobierno, se dio cuenta de que el costo de tratar de preservar el apartheid sobrepasaba los beneficios.
La retirada del comercio con Sudáfrica por parte de las corporaciones multinacionales con conciencia en la década de los 80s fue, en última instancia, una de las palancas claves que llevaron al Estado de Apartheid -sin derramamiento de sangre– a caer de rodillas. Esas corporaciones entendieron que mediante la contribución a la economía de Sudáfrica, estaban contribuyendo al sostén de un status quo injusto.
Aquellos que siguen haciendo negocios con Israel, que contribuyen a una sensación de "normalidad" en la sociedad israelí, están haciendo al pueblo de Israel y Palestina un flaco favor. Están contribuyendo a la perpetuación de un statu quo profundamente injusto.
Aquellos que contribuyen al aislamiento temporal de Israel, están diciendo que los israelíes y los palestinos tienen el mismo derecho a la dignidad y la paz.
En última instancia, los acontecimientos en Gaza del último mes y pico, van a probar quien es el que cree en el valor de la Humanidad.
Es cada vez más claro que los políticos y los diplomáticos no logran encontrar respuestas; y que la responsabilidad de la intermediación de una solución sostenible a la crisis en Tierra Santa recae en la sociedad civil y los propios pueblos de Israel y Palestina.
Además de la reciente devastación de Gaza, los seres humanos decentes en todas partes -incluyendo muchos en Israel- están profundamente perturbados por las violaciones diarias de la dignidad humana y la libertad de movimiento a las que los palestinos son sometidos en los puestos de control y bloqueos de carreteras. Y las políticas de ocupación ilegal de Israel y la construcción de asentamientos en la zona tampón en la tierra ocupada conforman la dificultad de lograr un acuerdo en el futuro que sea aceptable para todos.
El estado de Israel se comporta como si no hubiera mañana. Su gente no va a vivir la vida de paz y seguridad a la que anhelan -y tienen derecho-, mientras sus líderes perpetúen las condiciones que sustentan el conflicto.
He condenado a aquellos en Palestina responsables de disparar misiles y cohetes contra Israel. Están avivando las llamas del odio. Me opongo a todas las manifestaciones de violencia.
Pero tenemos que tener muy claro que el pueblo de Palestina tiene todo el derecho a luchar por su dignidad y libertad. Es una lucha que tiene el apoyo de muchas personas en todo el mundo.
No existen problemas de orígen humano que sean intratables cuando los seres humanos ponen sus cabezas juntas con el sincero deseo de superarlos. Ninguna paz es imposible cuando la gente está decidida a lograrla.
La paz requiere que los pueblos de Israel y Palestina reconozcan al ser humano en sí mismos y en el otro; para comprender su interdependencia.
Los misiles, bombas y la mera injuria no son parte de la solución. No hay una solución militar.
La solución es más probable que provenga de esa caja de herramientas no-violenta que hemos desarrollado en Sudáfrica en la década de los 80s, para persuadir al gobierno de la necesidad de modificar sus políticas.
La razón por la que estas herramientas -boicot, desinversión y sanciones (BDS)- en última instancia resultaron efectivas fue porque tenían una masa crítica de apoyo, tanto dentro como fuera del país. El tipo de apoyo que hemos presenciado en todo el mundo en las últimas semanas, con respecto a Palestina.
Mi súplica a la gente de Israel es que vean más allá del momento, que vean más allá de la rabia por sentirse perpetuamente en estado de sitio, que vean un mundo en el que Israel y Palestina pueden coexistir, un mundo en el que reinen la dignidad y el respeto mutuos.
Esto requiere un cambio de mentalidad. Un cambio de mentalidad que reconozca que el intento de perpetuar el status quo actual es condenar las futuras generaciones a la violencia y la inseguridad. Un cambio de mentalidad que detenga la mecánica de considerar la crítica legítima a las políticas de un estado, como un ataque contra el Judaísmo. Un cambio de mentalidad que comience en el hogar y crezca como una ola hacia fuera a través de las comunidades, las naciones y regiones, a la diáspora dispersa en todo el mundo que compartimos. El único mundo que compartimos.
Las personas unidas en pos de una causa justa son imparables. Dios no interfiere en los asuntos de la gente, con la esperanza de que vamos a crecer y aprender a través de la solución de nuestras dificultades y diferencias nosotros mismos. Pero Dios no está dormido. Las escrituras judías nos dicen que Dios está sesgado en el lado de los débiles, los desposeídos, la viuda, al huérfano, al extranjero que establece esclavos libres en un éxodo hacia una tierra prometida. Fue el profeta Amos, quien dijo que deberíamos dejar que fluya la justicia como un río.
La bondad prevalece finalmente. La búsqueda de la libertad para el pueblo de Palestina de la humillación y persecución por parte de las políticas de Israel es una causa justa. Es una causa que el pueblo de Israel debería apoyar.
Nelson Mandela dijo la famosa frase de que los sudafricanos no se sentirían libres hasta que los palestinos fueran libres.
Podría haber añadido que la liberación de Palestina liberará a Israel, también.
http://www.haaretz.com/opinion/1.610687
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(*) Desmond Mpilo Tutu: (Klerksdorp, Transvaal, Sudáfrica, 7 de octubre de 1931) es un clérigo y pacifista sudafricano que adquirió fama internacional durante la década de 1980 a causa de su lucha contra el Apartheid. Tutu fue el primer sudafricano negro en ser elegido y ordenado como Arzobispo Anglicano de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) y luego Primado de la entonces Iglesia de la Provincia de África Meridional (actualmente Iglesia Anglicana de África Meridional). Fue laureado con el Premio Nobel de la Paz en 1984.
Se le adjudica la acuñación del calificativo 'Nación del Arco Iris' para describir metafóricamente a la Sudáfrica posterior al Apartheid (en 1994 con el triunfo del Congreso Nacional Africano). La expresión se ha incorporado desde entonces para describir la diversidad étnica de Sudáfrica.
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