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martes, 19 de mayo de 2015

Dejar diferencias de lado para honrar la Nakba

Por Daoud Kuttab(*)—Traducido para el Diario Sirio Libanés por Jodor Jalit

A pesar de que las preferencias políticas y países de residencia dividan a la comunidad palestina, la demanda por el reconocimiento del Estado de Palestina los une.

Cada 15 de Mayo, los palestinos recuerdan el momento de su triste expropiación.

La Nakba, o “Catástrofe”—dispersión del pueblo palestino en 1948—es el común denominador del enojo y tristeza expresado por todas las generaciones de palestinos.

De acuerdo con los últimos informes estadísticos, la población palestina supera los 12 millones. Del total, 4 millones vive en Cisjordania y Franja de Gaza, otros 1.8 millones en Israel, y el resto reside fuera de los territorios de la Palestina histórica. Además, Jordania es el país con la población palestina más numerosa con más de 2 millones.

Al contrario de lo que muchos israelíes creen, la “catástrofe” se refiere a la desintegración de la unidad, identidad y cohesión nacional palestina, no a la creación del Estado de Israel.

Es cierto que la Organización de Liberación Palestina (OLP) trabajó en pos de la identidad nacional palestina desde 1948, pero la realidad indica que los palestinos tienen, dependiendo del lugar donde residan, distintos objetivos.

Lucha por la igualdad

Mientras que la población palestina en Israel lucha por asegurar un trato equitativo, los palestinos en Jordania se esfuerzan por alcanzar un rol determinante en la esfera política, y aquellos residiendo en Siria intentan supervivir.

El pueblo palestino en exilio logró integrarse de manera exitosa a las esferas profesional y política de sus nuevas naciones, alcanzando inclusive puestos jerárquicos de gobierno. Tanto El Salvador como Honduras tuvieron presidentes con ascendencia palestina, mientras que en Europa, Australia y el resto de las Américas hay descendientes palestinos ocupando importantes cargos parlamentarios.

A pesar de los 67 años que han transcurrido desde la tragedia, los palestinos continúan aferrándose al derecho de retorno, representado por las grandes llaves de metal que todavía guardan y anteriormente abrían las puertas de las casas que hoy son ocupadas por inmigrantes Europeos confesos judíos.

El deseo de retorno a la antigua palestina es un ideal romántico lejos de la realidad. Porque tras 67 años de exilio, los refugiados y sus descendientes se han establecido en nuevas sociedades; han levantado casas e iniciaron vidas nuevas, sin olvidar un incuestionable compromiso con su tierra de origen.

Por eso, el derecho a retorno es una importante herramienta para calmar el dolor de los refugiados palestinos. Porque aunque la mayoría decida permanecer en sus nuevos domicilios, la comunidad sostiene un compromiso con el derecho de retorno para quienes quieran hacerlo.

La creación de un Estado de Palestina, independiente y continuo, satisface gran parte de la demanda del pueblo palestino. Nadie espera que todos los refugiados vuelvan a Palestina, pero sí que la cuestión sea resuelta.

Israel, como principal responsable de la tragedia palestina, debe asumir el rol legal e histórico de este proceso, y permitir el regreso organizado y honorable, de por lo menos, parte de la población palestina que fuera expulsada.

Sed de retorno

El ingreso de descendientes palestinos tras 67 años en forma de aluvión, abandonando sus nuevos hogares, a lo que hoy se reconoce como Estado de Israel, no calma la sed de retorno. La sed de retorno solo será satisfecha cuando se materialice la lucha nacional de liberación en un Estado palestino dentro de los límites de la histórica Palestina. Por eso, la solución de los dos Estados no es solo una respuesta a la situación de 4 millones de palestinos viviendo bajo el yugo de una fuerza ocupante, es además un medio para satisfacer las demandas del pueblo palestino alrededor del mundo.

La falta de voluntad por parte de Israel y la comunidad internacional para atender las necesidades palestinas, sin embargo, no debe cegarnos ante los errores inducidos por las divisiones internas de la dirigencia palestina. Porque asegurar el derecho a retorno y la creación del Estado de Palestina requiere de una estrategia donde todas las partes conformen un frente nacional unido.

Mientras que los palestinos no quieran o puedan poner a un lado sus pequeñas diferencias, será muy difícil direccionar los esfuerzos de la comunidad palestina y sus amigos alrededor del mundo.

En la medida en que recordamos la catástrofe sufrida por el pueblo palestino hace 67 años, es importante no perder de vista el objetivo a corto plazo que puede unir a la comunidad: la creación de un Estado de Palestina dentro de los bordes de previos a la Guerra de 1967.

El apoyo internacional—incluida la acción pacífica como el boicot, la desinversión y sanciones —es clave para alcanzar los deseos del pueblo palestino, y curar la profunda herida infligida a la nación palestina hace 67 años.

***

(*) Daoud Kuttab es un reconocido periodista palestino, fundador de la agencia de noticias AmmanNet, exprofesor en la Universidad de Princeton, y es regularmente publicado por Al Monitor y Al Jazeera.

Nota: Una versión en inglés de este artículo fue publicada por Al Jazeera.

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