De Palmira a Al-Tanf
Relato desde dentro de la lucha de Damasco para recuperar el desierto sirio.
Un corresponsal de Sputnik ha obtenido una exclusiva mirada de primera mano de la situación en los grandes territorios del desierto escasamente poblados pero estratégicamente cruciales en la Badia (la estepa siria) después de su liberación de los extremistas.
Viajando desde Palmira en el centro de Siria hasta la frontera con Irak y la llamada "zona de seguridad" de 55 kilómetros alrededor de la base estadounidense en Al-Tanf en el sur del país, el periodista Mikhail Alaeddin estudió la situación ahora que DAESH ha sido aplastado.
Palmira en paz
"En el camino de la ciudad de Homs a Palmira, recuerdo las experiencias del año pasado. Hoy, el camino está pavimentado con asfalto en pendiente, sin fosos o coches quemados en la carretera. La primavera pasada, el día en que Palmira fue liberada de los terroristas, después de chocar contra un pozo dejado por un proyectil de mortero, mi automóvil perdió una rueda", recordó el periodista.
"A primera vista, Palmira ha cambiado poco. Sin embargo ahora, cuando pasas por el complejo histórico y la ciudad misma, ves los signos de vida pacífica que, como los brotes de los árboles en la primavera, sugieren un florecimiento próximo" agregó.
En la ciudad antigua, Alaeddin encontró comunicaciones celulares restauradas e Internet móvil. Pequeñas tiendas y casas de kebab han reabierto.
"Sí, la vida pacífica está volviendo a nuestra ciudad, y hemos regresado", le dijo al periodista un residente local, Abu Hamza. "Nuestro hogar está aquí, lo estamos restaurando poco a poco. En Homs, hacia donde huimos de los terroristas, sentimos ser una carga para nuestros familiares. Pero aquí todo es nuestro", agregó Abu Hamza.
Según el lugareño, es aún muy pronto para sentir un verdadero retorno de la paz. La ciudad está llena de edificios bombardeados y saqueados. "Pero uno ya puede vivir aquí", explicó. Las autoridades se han dedicado a la tarea de restaurar la infraestructura, incluida la electricidad, el suministro de agua y las aguas residuales. A su vez, la amenaza de otra incursión terrorista ha disminuido, con DAESH siendo empujado hacia el norte de Deir Ezzor a más de 200 km al noreste.
Hezbollah en Siria
Por la noche, el corresponsal se encontró con un combatiente de Hezbollah que se hacía llamar Alí. El grupo de la milicia libanesa se unió al conflicto en 2012, motivado por la idea de que si el terror no se detenía en Siria, llegaría al Líbano.
Alaeddin le preguntó a Alí qué estaba haciendo en el centro de Siria, a unos 200 km de su Líbano natal.
"Eres un tipo extraño", bromeó el combatiente. "Cuando los soviéticos lucharon contra los fascistas en la Segunda Guerra Mundial, ¿acaso se detuvieron al llegar a la frontera? No, el Ejército Rojo no se detuvo hasta que llegó a Berlín y aplastó por completo al enemigo. Estamos luchando contra DAESH. Por supuesto, esto es incomparable con la hazaña soviética, pero nosotros, junto con el Ejército Sirio, comenzamos a derrotar a los terroristas cerca de Damasco, y hoy hemos llegado a la frontera iraquí. Es necesario limpiar a toda Siria, sin excepciones, y Hezbollah solamente está ayudando al Ejército Sirio en esa tarea", explicó Alí.
El Ejército Sirio anunció recientemente la limpieza de una franja del Badia que se extiende a varios miles de kilómetros desde Al-Tanf hasta Bukamal.
Alí y las fuerzas locales sirias acordaron llevar al corresponsal a dar un paseo por el desierto. "Tuviste suerte. Ahora van a rotar al grupo en la frontera, iremos con ellos... La escolta es buena, los muchachos tienen experiencia. Si bien el desierto ha sido despejado, de vez en cuando todavía puedes encontrarte 'nómadas' que quieren sangre", dijo Alí después de terminar su oración matutina e invitar al periodista a un vehículo.
"El camino desde Palmira es bastante monótono, consiste en un desierto, coloreado por el poco habitual oasis, donde se basan las posiciones del ejército", escribió el cronista. "Es aquí en estas extensiones arenosas donde se extrae una gran parte del petróleo y el gas de Siria. A través de este desierto, es que los oleoductos del norte de Deir Ezzor transportan riquezas naturales a las principales urbes extendiéndose hasta el centro del país".
En la orilla oriental del Éufrates se encuentran los grandes campos petroleros de Koniko y Omar, hoy controlados por las Fuerzas Democráticas Sirias, aliadas a los Estados Unidos. Al oeste de ello, el Gobierno sirio ha restablecido el control.
At-Tanf: Oasis para los militantes
"En el camino, hablamos del futuro de Siria en paz y del papel de Rusia en la victoria sobre el terror. Finalmente, nuestra columna llega al último punto fuerte. Un comandante local nos saluda, señalando con su dedo índice: 'Son 6 kilómetros hasta Irak y 55 kilómetros hasta la base estadounidense en Al-Tanf", dice.
Allí, según el oficial sirio, los armados se sienten como en casa, participando en patrullas conjuntas con las fuerzas estadounidenses y violando periódicamente la zona de distención.
"DAESH intentó atacar nuestra posición hace un par de semanas", recordó el oficial. "Los perseguimos lo más que pudimos, pero desaparecieron en la zona de Al-Tanf, aparentemente no los tocan allí. Antes de eso, los grupos terroristas móviles llegaban en jeep desde Irak, pero ahora las Unidades de Movilización Popular [milicias iraquíes] han fortalecido la seguridad fronteriza, y el enemigo ya no hurga por aquí", agregó.
El tamaño del desierto es un dolor de cabeza para las fuerzas sirias, explicó el comandante. Habiendo perdido el control de las ciudades, DAESH cambió a tácticas de bandidos, atacando posiciones del ejército en pequeños grupos móviles bajo la protección de la noche.
Señalando un mapa, y describiendo la situación militar local, el comandante explicó que la zona de 55 kilómetros alrededor de la base estadounidense había quedado aislada. "En la reserva creada artificialmente en Al-Tanf, los militantes de una serie de grupos se entrenan bajo la bandera del Ejército Sirio Libre, creado bajo el pretexto de luchar contra DAESH. Ahora, con la derrota de los terroristas, su futuro no está claro", resumió Alaeddin.
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